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Los datos que cuestionan la independencia energética alemana de Rusia

El canciller alemán, Olaf Scholz (izq), y el primer ministro indio, Narendra Modi, se dan la mano durante una recepción ceremonial en Nueva Delhi, India.

Aldo Mas

Berlín —
21 de septiembre de 2023 21:20 h

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Una Alemania resiliente, capaz de romper con su pasado al dejar atrás su dependencia energética de Rusia. Esa imagen se han empeñado en dar desde el Ejecutivo del canciller Olaf Scholz en este 2023, después de que el año pasado Rusia invadiera Ucrania.

Comunicaciones oficiales del Ministerio de Economía, en manos de su vicecanciller y político ecologista Robert Habeck, daban cuenta a principios de este año de que “Alemania es independiente de las importaciones de energía de Rusia”. “No nos doblegamos cuando Rusia nos cortó el suministro de gas”, llegaba a decir en su mensaje televisado de año nuevo el canciller.

De haber importado desde Rusia más del 55% del gas que compraba, Alemania lograba reducir ese porcentaje al 0% allá por el mes de enero de este año. Lo mismo ocurría con el carbón y el petróleo. El 50% de las importaciones de carbón de Alemania procedían de Rusia antes de que comenzara la guerra de agresión contra Ucrania. Ahora, el carbón ruso también han desaparecido del mix energético alemán.

El caso de petróleo, sin embargo, es diferente, y no sólo porque el porcentaje de antes de la invasión fuera del 35%. Esta semana, la edición digital del semanario Der Spiegel destacaba datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis, por sus siglas alemanas) que ponían de relieve unas cuentas con datos que tumbaban el relato con el que Scholz y compañía empezaban el año.

“Datos de la Oficina Federal de Estadística sugieren que Alemania sigue importando grandes cantidades de petróleo ruso a través de la India”, planteaba en sus informaciones dicha publicación, editada en Hamburgo.

El recorrido de compra que dicha publicación presentaba era sencillo: las compras de petróleo de Alemania a la India en los últimos siete meses han crecido extraordinariamente, mientras que Rusia tiene en la India a un consumidor cuya demanda también ha crecido ostensiblemente. Las compras de Alemania a la India se han multiplicado por doce, según las cuentas de Destatis que recoge Der Spiegel.

Esos datos dejan pocas dudas. Alemania compraba 37 millones de euros en petróleo y derivados a la India entre enero y julio de 2022. En el mismo periodo de este año, las compras germanas ascendían a 451 millones de euros. Paralelamente, India está comprando petróleo ruso como nunca. Lleva ya meses adquiriendo del orden de dos millones de barriles rusos diarios, unos 60 millones de barriles al mes.

Una “situación absurda”, según los críticos con las sanciones

Oficialmente, Alemania ha dejado de comprar petróleo a Rusia. “Esto es una cosa de las empresas. Las empresas alemanas no compran petróleo ruso desde principios de año. La importación de petróleo y sus derivados está prohibida en la UE”, dicen a elDiario.es desde el Ministerio de Economía. Pero en este negociado del Gobierno alemán reconocen que los “productos de India pueden importarse al no verse afectados por las sanciones”.

No obstante, las informaciones que aparecían a raíz de lo publicado en Der Spiegel permiten sacar conclusiones que apuntan hacia otra dirección.

El experto Georg Zachmann, investigador para cuestiones en energéticas del think tank Bruegel, decía en el principal informativo televisión del país, el de la ARD, que “es muy probable que Alemania y otros países europeos estén comprando indirectamente petróleo ruso”. Según sus explicaciones, una vez bloqueada una ruta comercial directa, el mercado es capaz de equilibrarla indirectamente.

En la radio pública alemana, Deutschlandfunk, Michael Lüders, experto en Oriente Medio, decía aludiendo a Rusia que “no se puede sancionar al mayor proveedor de petróleo del mundo”. “No hay alternativas, especialmente en lo que respecta al gas natural y al petróleo. India está comprando petróleo ruso en grandes cantidades, lo refina o no, y luego lo vende a Europa”, explicaba Lüders.

Su apreciación recuerda a la que ya hacía el año pasado la política izquierdista Sahra Wagenknecht, una de las principales figuras parlamentarias alemanas opuestas a las sanciones internacionales contra el régimen de Vladimir Putin. “El petróleo que hemos dejado de comprar, lo compran con alegría en la India, por ejemplo, lo refinan y luego venden el diésel resultante a otros estado de la Unión Europea, pero más caro que si lo compráramos directamente a Rusia. Esto muestra lo absurdo de las medidas”, decía Wagenknecht el año pasado.

El tope al petróleo ruso del G-7, también cuestionado

El Gobierno alemán sigue siendo fiel a su idea de la independencia, aún cuando ahora parece que se puede cuestionar que Alemania sea realmente independiente de Rusia. “No hay una prueba definitiva que muestre que Alemania está comprando petróleo ruso. Pero la mayoría de los expertos que están hablando dicen que no hay otra explicación” para aclarar las cuentas de Destatis, señala Correctiv, un el medio independiente de investigación y especializado en verificación de datos.

Alemania, como parte del G7, también ha lanzado esa iniciativa por la que las naciones más industrializadas del planeta (Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) se comprometen a no pagar más más de 60 euros por cada barril de petróleo ruso. Sin embargo, esta medida también parece ser ineficiente en vista de que, como también ha señalado el Der Spiegel, los países que siguen adquiriendo barriles rusos llegando a pagar 70 dólares por barril. La revista editada en Hamburgo aludía a datos del Instituto de la Escuela de Economía de Kiev.

Estas noticias contravienen la ofensiva de sanciones económicas occidentales impuesta a Rusia. El sector energético ruso es, además, la principal fuente de ingresos para el régimen de Putin.

De ahí que en instituciones como el Centro para la Investigación Energética y el Aire Límpio, un think tank con sede en Helsinki que está analizando el impacto de las sanciones contra Rusia, pida a “todos los gobiernos” que “dejen de comprar a Rusia” petróleo, gas o carbón. La petición también alude, visto lo visto en Der Spiegel, al canciller Scholz.

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