Este viernes está convocada en España la segunda huelga feminista. Repasamos en gráficos algunos de los datos que están detrás de las razones para el llamamiento a la movilización. Desde la violencia sexual hasta el escaso protagonismo de personajes mujeres en las películas, pasando por las cifras que confirman que los cuidados siguen siendo una cosa de mujeres y que el mercado laboral penaliza más a ellas que a ellos.
- La maternidad penaliza la carrera profesional de las mujeres
- El techo de cristal: pocas mujeres directoras, jefas o encargadas
- Ellas sufren más la precariedad laboral que los hombres
- La mujeres dedican el doble de horas a las tareas de cuidados
- ...y se toman más excedencias para cuidar familiares
- La violencia sexual: son el 90% de las víctimas
- La brecha salarial: los trabajos feminizados están peor pagados
- Ellas hablan menos que los hombres en las películas
1. La maternidad y la paternidad tienen consecuencias diferentes. La llegada de los hijos tiene consecuencias muy diferentes en la carrera laboral de mujeres y hombres. Mientras que la participación de los trabajadores en el empleo aumenta conforme tienen descendencia, entre las trabajadoras se estanca o, directamente, baja.
“Hay una desigualdad de género en el trabajo asociada a la maternidad. En general se espera que las mujeres se ocupen de los hijos, reduciendo el número de horas de trabajo o no trabajando más, mientras que los hombres deben compensar esa pérdida de salario trabajando más. Es por eso que cuando llegan hijos las mujeres son menos activas y los hombres son más activos en el empleo”, explicaba la investigadora Lara Maestripieri, especializada en vulnerabilidad social y roles de género.
2. Techo de cristal. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que el techo de cristal sigue ahí. Hay menos mujeres en puestos directivos, tanto en empresas pequeñas, como en medianas y grandes. La mayoría se concentran, sin embargo, entre los empleados sin subordinados pero con jefes.
3. Más precariedad. La tasa de paro sigue siendo mayor entre las mujeres (16,2%) que entre los hombres (12,8%). El trabajo a tiempo parcial está altamente feminizado: las mujeres son mayoría en el tiempo parcial, tanto en contratos temporales como indefinidos. Los datos muestran además que se trata de algo no deseado: la mayoría querría trabajar a tiempo completo, pero o bien no se lo ofrecen o bien están en ese tipo de contratos para dedicarse a los cuidados, algo que apenas reportan los hombres.
4. Quién cuida. La encuesta de usos del tiempo mide en qué actividades empleamos nuestro tiempo mujeres y hombres. Los últimos datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo del INE señalan la diferencia entre el tiempo invertido en las tareas de cuidados, no solo en cantidad de horas (4 horas al día frente a 2 de los hombres) sino en la distribución a lo largo del día.
A las once de la mañana, el 31% de los hombres está dedicado al trabajo remunerado, frente al 21% de las mujeres, una diferencia que se mantiene a las seis de la tarde. Por contra, al mediodía, el 40% de las mujeres se dedican a labores de cuidado frente al 18,4% de los hombres. A las ocho de la tarde, la diferencia es de trece puntos.
5. Excedencias. Aproximadamente el 95% de las excedencias laborales por cuidado son cogidas por mujeres. El número de hombres que se acogen a esta medida ha ido aumentando cada año, pero las cifras absolutas son elocuentes: en 2018 51.000 mujeres se acogieron a excedencias, mientras que solo 6.000 hombres lo hicieron.
6. Delitos sexuales. El 88% de víctimas de delitos sexuales son mujeres. El 98,4% de los investigados y detenidos por violencia sexual son hombres.
7. Menos valor para el trabajo femenino. La brecha salarial esconde otra realidad: los sectores feminizados, donde hay más presencia de mujeres o que tradicionalmente han estado asociados a ellas, están peor pagados. Es decir, hay una desvalorización del trabajo femenino.
8. La brecha de visibilidad de las mujeres en el cine. No solo las mujeres tienen menos papeles protagonistas en las películas, sino que los personajes femeninos hablan mucho menos que sus homólogos hombres. El proyecto The Pudding analizó los guiones de más de 2.000 películas y demostró que los hombres y personajes masculinos acaparan la mayoría de los diálogos, incluso en las películas protagonizadas por mujeres.
En Mulán y Pocahontas, las mujeres tienen menos líneas de diálogo que los hombres: solo el 25% y el 34% de las palabras están pronunciadas por personajes femeninos.