Diversos actores económicos y políticos aseguran que hay una penalización en las inversiones como consecuencia de la incertidumbre política. La última advertencia ha sido la del presidente de BBVA, Francisco González, en una entrevista al diario El Mundo, en la que asegura que las inversiones han entrado en “un impasse”. Otras voces menos audibles también han advertido en un sentido similar, como la Comisión Europea que de forma indirecta, y mediante un borrador de un informe al que ha tenido acceso El País, avisan de los riesgos económicos de la parálisis institucional, muy en línea con los avisos lanzados por el todavía ministro de Economía (en funciones), Luis de Guindos este fin de semana.
Si nos movemos en el terreno de las opiniones, este lunes el presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet ha asegurado en un acto que todavía no hay una situación de “parón” de las inversiones en España que tenga una “entidad grave”, aunque ha pedido un pacto para conjurar esta posibilidad. En las mismas jornadas, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz ha asegurado que se estaban “retrasando” algunas inversiones por la situación política pero sin aportar más datos.
Lo cierto es que es difícil medir con datos objetivos esta supuesta parálisis de inversiones en el escaso mes que ha transcurrido desde la celebración de las elecciones el 20 de diciembre. La única espantada sonada de una inversión comprometida ha sido la del inversor chino Wanda en el Edificio de la Plaza de España de Madrid. Una retirada aún no confirmada -hay quien especula que haya sido un órdago para forzar que las autoridades le dejen rehacer el edificio tal y como habían previsto- y que hunde sus raíces en un conflicto urbanístico muy determinado en el que se ha intentado primar el respeto al patrimonio histórico de la ciudad. Cabe recordar que el mismo inversor anunció a finales de año su intención de comprar Marina D'Or por 1.200 millones de euros, lo que el diario ABC ha bautizado como la mayor inversión corporativa en la Comunidad Valenciana del siglo XXI.
Exceptuando el freno del Edificio España, no ha trascendido de forma pública ninguna otra operación paralizada (lo cual no quiere decir que no se haya debatido en altas esferas como las que se mueve Francisco González o Luis de Guindos pero sin llegar a concretarse). En su lugar, se han hecho públicas numerosas inversiones, o la posibilidad de que estas surjan. La más abultada sería, de materializarse, la de la refinería que Irán quiere instalar en España. Aunque el proyecto aún está en una fase muy inicial (la ubicación podría ser Algeciras o Huelva), la cifra de inversión necesaria podría ser multimillonaria. Cabe recordar que en la última ampliación y remodelación que Repsol hizo de una refinería en España se invertieron 3.200 millones de euros, un récord para la compañía.
Otros anuncios hechos por compañías internacionales en los últimos días confirman el interés de los inversores por España. Está el caso de la adjudicación de la fabricación del modelo A1 de Audi que se hará en la planta de Seat de Martorell (aunque a cambio de que el Q3 se vaya a una planta húngara a partir de 2018). También ha sido muy importante la inversión que Acerinox ha anunciado hoy mismo en el Campo de Gibraltar y que dejará 140 millones de euros en España. Y también alrededor de 100 millones invertirán firmas como Amazon, Coca-Cola o Iberostar en sus planes de inversión y expansión en el país, todas anunciadas en las semanas transcurridas desde las elecciones.
Si un sector no siente aún la desconfianza, más bien al contrario, es precisamente el hotelero y turístico. En 2015 registró el año récord en inversiones hoteleras, con compra de grandes fondos internacionales, y los anuncios se suceden al calor de la reciente feria turística que ha reunido al sector. Un grupo nórdico y otro de Hong-Kong han anunciado inversiones en la Costa del Sol por valor de más de 230 millones de euros en el último mes. En el sector hablan de “euforia” en la captación de inversiones que en 2015 (cuando a raíz de las elecciones autonómicas ya comenzó la incertidumbre política) se dispararon, con un aumento del dinero que llegó del extranjero de 807 millones de euros, un incremento de casi el 40% respecto a 2014.
Desde la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (ASCRI) no perciben ningún movimiento que les lleve a pensar que puede haber una parálisis de las inversiones. El presidente de la Asociación y socio fundador de Bullnet Capital, Javier Ulecia, asegura que a día de hoy “no tenemos elementos para decir que la incertidumbre va a paralizar inversiones”. Ulecia recuerda que el sector ha cerrado 2015 con datos récord en número de operaciones y número de empresas en las que se ha invertido. El inversor reconoce que bajaron en algo el número de grandes operaciones (las de más de 100 millones de euros) pero atribuye al elevado número de salidas a bolsa y a las compras directas por parte de agentes industriales (y no sociedades de inversión), esta reducción.
Ulecia dice que en su empresa (que se dedica sobre todo al sector tecnológico) ya se ha hecho la captación de fondos y que descarta paralizar la liquidez conseguida en los próximos meses. Además, el mercado de este tipo de inversiones sigue emitiendo buenas noticias.
El hijo de Aznar recomienda no invertir
Con todo, en el mundo de los fondos de inversión si hay voces que parece que recomiendan no invertir en España por la incertidumbre política. La más singular puede ser la del hijo de José María Aznar que trabaja para el fondo buitre Cerberus como asesor y que, según El Confidencial, estaría recomendando no invertir en el país. La incertidumbre política sería la razón escogida para esta recomendació negativa, aunque también reconoce que la mejora económica ha eliminado los precios de saldo del tejido industrial o del ladrillo, la principal condición para que este tipo de fondos oportunistas se decidan a entrar en una economía. Fuentes financieras aseguran que son este tipo de fondos los que se están pensando replegar del país por la incertidumbre pero sin concretar operaciones.
En este sentido, tampoco se puede obviar el momento de pánico que viven las bolsas y que ha causado pérdidas milmillonarias bursátiles a nivel mundial en las últimas semanas, lastradas por la caída del precio del petróleo y de China. Esta incerticumbre traerá con seguridad una ralentización o paralización de las inversiones internacionales y puede suponer un freno, especialmente a las empresas españolas con mayor exposición a Latinoamérica, como los bancos (Santander y BBVA) o las grandes constructoras. Lo difícil será discriminar qué de este posible frenazo de las inversiones es causado por los malos augurios de la economía global y qué por la situación española. Tampoco se puede obviar la incertidumbre por el destino de Catalunya que Standard&Poor's cifra en un 30% de posibilidades y que añade otro elemento más difícil de separar a la hora de estudiar el impacto en las bolsas. Operadores del mercado reconocen que hace meses que no entra dinero en la bolsa española, pero sitúan este frenazo al menos en el regreso del verano.
Para tener datos estadísticos fehacientes toca esperar, ya que las últimas cifras del Banco de España sobre entradas y salidas de capital que se conocen son de octubre y los datos de inversión extranjera van con más de un trimestre de retraso. En el acumulado de enero a octubre se puede observar una salida de capitales en cuanto a cierto tipo de inversiones, compensada de largo por las compras en bonos y acciones. Esta semana se conocerán además los datos de PIB del último trimestre de 2015 que podrán reflejar si ha habido una aminoración de las inversiones, así como la EPA del mismo periodo. Con todo, si observamos la experiencia internacional de Gobiernos paralizados, con el caso paradigmático de Bélgica pero también Italia, no está claro el impacto económico de las desvenencias políticas de un solo país.