De la misma manera que si Nadia Calviño hubiera salido presidenta del Eurogrupo este jueves habría sido un triunfo político del presidente del Gobierno y de la vicepresidenta económica, haber fracasado en el intento supone una derrota política de Calviño y del propio Pedro Sánchez. Ni con los apoyos de los principales países de la Unión Europea, Alemania y Francia, el Gobierno ha podido aprovechar la oportunidad de hacerse con la presidencia del Eurogrupo.
La oportunidad era más propicia que hace cinco años, cuando lo intentó Luis de Guindos. En aquel entonces, se enfrentaba al segundo mandato de Jeroen Dijsselbloem, mientras que ahora se trataba de suceder a alguien que lo dejaba al final de su mandato, el portugués Mário Centeno. Si en 2015 la elección de Guindos suponía una quiebra del estatu quo político, la victoria de Calviño habría supuesto una continuidad de ese statu quo. Y habría supuesto elegir a una mujer por primera vez en un momento histórico en el que las mujeres están accediendo a espacios hasta ahora vetados para ellas, como la presidencia de la Comisión Europea o del Banco Central Europeo. Pero no: una habitación con 18 hombres y una mujer ha optado por no elegir a la mujer; y ha preferido apartar a España en un momento crítico para el euro, para la economía de Europa, aun contando con los apoyos más importantes del continente.
Pero el momento es distinto, las lógicas van más allá de lo previsible. Y el voto de Malta, aliado en política fiscal de Irlanda y el Benelux, vale lo mismo que el de Alemania o Francia. Y han ido en bloque. Un bloque que anticipa grandes problemas en la negociación en marcha por un fondo de reconstrucción a la altura de la crisis que vive la Unión Europea.
Si España, Italia y Grecia, con el apoyo de Francia y Alemania han perdido esta batalla, ¿qué hace suponer un desenlace diferente dentro de una semana en la cumbre de líderes para discutir el fondo de reconstrucción y el presupuesto plurianual de la UE para 2021-2027? Si Holanda y sus aliados han derrotado al eje francoalemán y el sur en el Eurogrupo este jueves, lo menos que se puede esperar es una negociación durísima dentro de una semana. Y que difícilmente la propuesta de la Comisión Europea –750.000 millones, de los cuales 500.000 serían en transferencias o subvenciones– vaya a prosperar tal y como está.
Entre otras cosas, porque este jueves se ha perdido 10 a 9, según ha afirmado Sánchez, pero el fondo de reconstrucción y el presupuesto requieren de unanimidad. Es decir, más difícil todavía. Y de que se apruebe un fondo ambicioso depende el futuro de Europa, los equilibrios económicos entre el norte y el sur, la viabilidad del mercado interior en la UE, una salida de la crisis diferente a la de 2008 y la posibilidad de frenar el ascenso de fuerzas soberanistas de extrema derecha.
La derrota es un varapalo para Sánchez, que se había implicado en primera personas en las conversaciones con algunos colegas europeos en esta primera negociación, que es la antesala de la de los fondos de reconstrucción a los que el Gobierno fía todo para la recuperación económica de España. Moncloa, además, había transmitido un gran optimismo respecto a las posibilidades de Calviño, que ahora quedan truncadas.
“Soy razonablemente optimista. Creo que tenemos que trabajar en estas próximas 48 horas, pero tiene perfil y está recabando apoyo no solamente de gobiernos progresistas sino también conservadores. Me parece que sería muy importante no solamente para España sino también para Europa que una mujer sea por primera vez la presidenta del Eurogrupo”, expresaba el presidente en una entrevista en este medio apenas 24 horas antes de la votación.
“Es una pena”, expresaba una ministra nada más conocer el resultado, que ha pillado por sorpresa a altos cargos del Gobierno que daban por hecha la presidencia para Calviño tras lograr el respaldo de Francia y Alemania. “Ha suscitado un extraño rechazo de los no grandes”, señalan fuentes consultadas por elDiario.es. La gran preocupación de los socialistas era que los dos contrincantes sumaran sus votos, como ha sucedido.
Sánchez aguardaba las noticias de Bruselas antes de comenzar un mitin de campaña en Vitoria, que se ha retrasado hasta conocer la derrota. Aún así, ha hecho una breve referencia: “Nos hemos quedado a uno de poder lograr la mayoría y tener a una mujer socialista de España al frente de la presidencia del Eurogrupo. No ha podido ser. Desde aquí le mando un abrazo a Nadia, que es una extraordinaria vicepresidenta económica”. A continuación, ha reconocido el triunfo del aspirante irlandés y ha subrayado que “lo más importante” es “trabajar ya codo con codo para que la próxima semana Europa dé una respuesta de las dimensiones y de la envergadura que tenemos respecto a la crisis económica, sanitaria y social”.
El Gobierno trata de separar las batallas
“Es una gran candidata. Una magnífica vicepresidenta económica para lograr la reconstrucción europea tras la pandemia y que nadie se quede atrás. Muy orgullosos de su trabajo infatigable para consolidar la economía española y garantizar el futuro de la UE”, agregaba Moncloa. Desde el Gobierno aseguran que esta derrota -que se suma a la que cosechó Sánchez como negociador de la familia socialdemócrata al ver frenada su aspiración de colocar al holandés Frans Timmermans como presidente de la Comisión Europea- no afecta a la negociación de los fondos de reconstrucción que son vitales para España. “No es la misma correlación de fuerzas”, señala una destacada dirigente socialista. “Son dos cosas separadas y con lógicas distintas”, agrega una de las personas que han estado implicadas en esta primera batalla.
El fracaso tiene también una lectura dentro del Gobierno de coalición en el que Calviño habría ganado un gran peso como presidenta del Eurogrupo frente a los ministros de Unidas Podemos y también los socialistas que no ven con buenos ojos su posición más liberal que la del partido. Tras la votación de los ministros de finanzas europeos, los ministros del ala socialista salieron en tromba a mostrar su respaldo a la vicepresidenta económica. Sin embargo, la reacción de Pablo Iglesias ha tardado más de doce horas en llegar. Lo ha considerado una “mala noticia” para quienes apuestan por una “Europa más solidaria y democrática”. Hasta entonces solo la portavoz de Unidas Podemos en la Eurocámara, María Eugenia Rodríguez Palop, se había lamentado por el resultado: “Siento que Nadia Calviño no haya alcanzado la presidencia del Eurogrupo. Necesitamos más que nunca una agenda social europea que sea espejo del escudo social que hemos impulsado en España”.
Buena parte de los tiras y aflojas en el seno del Consejo de Ministros la han tenido a ella como protagonista precisamente por su férrea defensa de la ortodoxia económica. La presidencia del Eurogrupo puede permitir una cierta relajación en el cumplimiento de los objetivos de déficit que en el área económica del gabinete temen que no se produzca con el irlandés al frente. La vicepresidenta económica, además, tenía la aspiración de ocupar un puesto relevante en el seno de la UE. “Es un varapalo para ella como persona más que para España o el Gobierno”, admite una de las fuentes consultadas.
El PP atiza a Sánchez y atribuye la derrota a la coalición con Unidas Podemos
Lo que ha quedado claro es que el PP no dará un respiro a Sánchez tampoco en esta ocasión, a pesar de que Mariano Rajoy también fracasó en su intento de colocar en ese puesto a su ministro Luis de Guindos, que retiró su candidatura para evitar una derrota, y de que PP y Ciudadanos apoyaron a Calviño. “Es un claro fracaso de Pedro Sánchez”, han expresado desde Génova, donde han criticado que “el Gobierno ha preferido no informarnos de las gestiones realizadas y ha evitado solicitarnos algún tipo de ayuda para hacer un frente común en Europa”. No obstante, el Ejecutivo ha reiterado a los conservadores “lealtad” en la UE ante las negociaciones que vienen por delante y, especialmente, para llevar una posición común de cara a la reconstrucción. El acuerdo se frustró la semana pasada, aunque los socialistas confían en poder llegar a un acuerdo antes del Pleno del día 22, aunque su temor es precisamente que Pablo Casado no quiera que Sánchez llegue con una imagen de unidad con la oposición al Consejo Europeo de la próxima semana.
“Es evidente que la candidatura de Calviño nacía debilitada al representar a un Gobierno que es fruto de una coalición con un partido radical y populista como Podemos –continúa el comunicado del partido de Pablo Casado–. La decisión refleja, en definitiva, la pérdida de peso de España en Bruselas, que se suma a los tres directores generales que hemos perdido en la Comisión desde que Sánchez es presidente del Gobierno. También se retiró la candidatura a la Organización Mundial del Comercio de González Laya”. Esa decisión se interpretó como un gesto para que Calviño tuviera más opciones.
“Nuestro partido siempre ha tendido la mano para llegar a acuerdos con el PSOE, aunque ya sabemos por la entrevista de Sánchez en Corriere della Sera, que nunca se ha planteado pactar con el PP”, zanjan los conservadores malinterpretando una respuesta del presidente a un periodista italiano que le preguntó específicamente por una gran coalición en España, que fue lo que Sánchez descartó.