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España y EEUU son los países en los que más aumentó la desigualdad por la crisis, según la ONU

España es el país en el que más ha aumentado la desigualdad salarial

Teguayco Pinto

“El poder económico y político se concentra cada vez más en manos de un número muy reducido de personas”. Este es el principal mensaje que se puede extraer del informe sobre desigualdad mundial publicado por la Unesco, y que señala a España y a EEUU como los países en los que más ha aumentado la desigualdad salarial durante los últimos años.

La desigualdad global se mide habitualmente a través del coeficiente de Gini, cuyo valor varía entre 0 (sin desigualdad) y 1. En Europa este índice oscila entre 0,25 y 0,30, aunque en España alcanzó en 2012 un elevado 0,36, según datos del informe, solo por detrás de Grecia (0,37) e Israel (0,43). En EEUU este índice alcanza un valor de 0,41, mientras que los países más desiguales se sitúan ligeramente por encima de 0,60, como, por ejemplo, Sudáfrica.

El crecimiento de las desigualdades internas ha sido especialmente marcado en los países más ricos y el informe señala el período de crisis como especialmente perjudicial, debido principalmente a una combinación de pérdida de empleos y aumento de las disparidades salariales.

España pasó de un índice Gini de 0,31 en 2002 a 0,36 en 2012, lo que supone un aumento de casi un 14%. Según el informe, el 90% del incremento de la desigualdad en España está causado por el paro y los bajos salarios durante el periodo 2006 a 2010.

Los investigadores son especialmente críticos con los recortes y las políticas de austeridad llevadas a cabo en la UE, de los que dicen que “no sólo perjudican el empleo y la inversión, sino que afectan a los pobres de manera desproporcionada, a través de reducciones de salarios y pensiones y mediante recortes en sanidad pública, educación y gasto social”.

También hacen referencia al aumento de los contratos de trabajo temporal, que “se han convertido en una característica distintiva de los mercados de trabajo en el sur de Europa, los países andinos y partes de Asia” y que “suponen pérdidas salariales significativas para los trabajadores individuales”. En este sentido, el informe vuelve a destacar el caso de España, “donde más de una cuarta parte de la fuerza de trabajo tiene contratos temporales”.

Según los miembros del comité científico consultivo encargado de supervisar el informe, entre los que destaca el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, las medidas de liberalización económica adoptadas a partir de la década de 1980 “han provocado un aumento de la desigualdad y una distribución poco equitativa de los beneficios del crecimiento”.

Además, señalan como a partir de la década de 1990 empezó a producirse un estancamiento de los salarios de la clase media en los países desarrollados, lo que unido al aumento de las ganancias del 1% de las personas más ricas y al predominio creciente de las rentas del capital financiero sobre los ingresos del trabajo, han contribuido a concentrar la riqueza en manos de una élite muy reducida.

La paradoja de la desigualdad

A nivel global, el índice Gini se sitúa por encima de 0,70, aunque los resultados del informe muestran una disminución en las últimas décadas de entre un 3% y 4%, una tendencia positiva que se debe en gran parte al rápido crecimiento económico en China y la India, o al crecimiento, más moderado, de varios países de Latinoamérica. Sin embargo, esta reducción parece haberse apoyado en el incremento de las desigualdades internas de los países, algo que se conoce como la paradoja de la desigualdad.

Es especialmente llamativo el caso de China, cuyo coeficiente de Gini aumentó en once puntos durante el periodo 1985-2008, aunque disminuyó alrededor de dos puntos en los siguientes seis años. Los investigadores también mencionan a los países del antiguo bloque soviético, que durante los últimos años han sufrido un aumento importante de la desigualdad y destacan el caso de Rusia, cuyo índice Gini aumentó más de 20 puntos tras la caída de la Unión Soviética y que aún hoy se mantiene en valores superiores a 0,41.

Con respecto a los países latinoamericanos, el informe indica que la mayoría registraron una reducción de la desigualdad en la pasada década y destaca los casos de Brasil y Argentina, cuyo índice Gini disminuyó alrededor de 12 puntos. Entre los factores que han contribuido a la reducción de la desigualdad en América Latina, los investigadores destacan el aumento de los salarios mínimos, la introducción de reformas fiscales progresivas y las pensiones sociales.

Falta de reforma de los mercados financieros

En otro informe publicado en las mismas fechas por la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la ONU, se hace referencia a la desigualdad y se critica la creencia en la “hipereficiencia de los mercados autorregulados”, a la que acusa de haber ignorado cómo el crecimiento estaba siendo alimentado por una “adicción malsana a las apuestas de alto riesgo entre los agentes del mercado financiero”, lo que terminó provocando un aumento de la desigualdad “a niveles no vistos desde la década de 1920”.

Este informe hace hincapié en el hecho de que pese a que los mercados financieros fueron castigados por la crisis, éstos “no fueron reformados”, lo que sigue afectando a los niveles de deuda y desigualdad. Además, critican que la mayor parte de las ganancias de los últimos años hayan dado como resultado el aumento de los beneficios empresariales, “mientras que la mayor parte del ajuste ha caído sobre los países deudores y las familias trabajadoras, cuyos salarios, empleos y bienestar social están bajo la presión constante de las medidas de austeridad”.

Objetivos de desarrollo: un eslogan sin sentido

Finalmente, el informe de desigualdad llama la atención sobre el riesgo que corren los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) si no se hace mayor hincapié en las políticas redistributivas. Estos objetivos fueron aprobados en septiembre del pasado año, como un proyecto global para terminar con la pobreza, hacer frente a las desigualdades y abordar el cambio climático en el curso de los próximos quince años.

Sin embargo, según se advierte en el informe, “son muy pocos los países que efectúan inversiones en la realización de trabajos de investigación sobre las repercusiones a largo plazo que tiene la desigualdad en sus economías, sociedades y comunidades” y los científicos concluyen que “si esto no se resuelve urgentemente, la meta transversal de ”que nadie se quede atrás“ de aquí a 2030, proclamada en los ODS, será un mero eslogan sin sentido alguno”.

El estudio, que fue presentado en la Real Academia Sueca de Ciencias y que lleva el título Afrontar el reto de las desigualdades y trazar vías hacia un mundo justo, recuerda que el 1% de la población posee casi la mitad de la riqueza de los hogares y que las 62 personas más ricas del mundo poseen por sí solas tantos bienes como la mitad más pobre de la humanidad. Una realidad que “está poniendo en tela de juicio la perdurabilidad de los modelos predominantes de desarrollo económico”.

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