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Despedido de Glovo por compartir su cuenta: “Mi mujer me ayudaba a repartir porque me cuesta subir escaleras”

“Dónde voy a encontrar trabajo ahora, con 56 años”, repite una y otra vez T. V. al otro lado del teléfono. El hombre era repartidor de Glovo desde febrero de 2018, pero el lunes la empresa le comunicó su cese “por cuanto que colabora otra persona con tu cuenta”, recoge el escrito de la compañía que ha podido consultar eldiario.es. Él lo niega. Colectivos de mensajeros, como Free Riders y RidersxDerechos, aseguran que la empresa ha aumentado las rescisiones de contratos por este motivo, especialmente tras la muerte del joven mensajero en Barcelona que repartía sin una cuenta propia. Fuentes de Glovo rechazan ese incremento y encuadran las bajas dentro de los controles habituales de la empresa.

Desde Free Riders han denunciado en las redes sociales una “caza de brujas” de Glovo en Barcelona a la búsqueda de repartidores que pudieran estar compartiendo su cuenta en la plataforma con otras personas. El alquiler o la cesión de usuarios en estas plataformas digitales, generalmente a migrantes sin permiso de trabajo, están presentes como una de las muestras de mayor precariedad en esta actividad.

Roberto Castro, abogado de Free Riders, sostiene que es difícil concretar un número de ceses tras el fallecimiento del mensajero en Barcelona, pero a la organización “han llegado cinco casos de despidos en estos días, cuando en los meses anteriores había uno o dos”. Algunas de estas rescisiones, como la de T.V., están motivadas por una presunta cesión de sus cuentas de Glovo a terceros.

“Pero no es cierto, yo no he contratado a nadie. Soy el que reparte los pedidos, voy en la moto, pero estoy bastante mal de la espalda y las rodillas y me cuesta subir escaleras. Así que a veces llevo en la moto a mi mujer o a mi hijo, que me acompañan y me ayudan, suben ellos el pedido”, explica a este medio el hombre de 56 años, “57 cumplo ya en diciembre”. T. V. empezó a repartir con Glovo tras no encontrar empleo, “mandaba currículum y nada”. Antes se dedicó a la construcción y también trabajó como comercial de una inmobiliaria, cuenta.

El mensajero sospechaba que Glovo le investigaba por una presunta cesión de cuenta desde hace “tres o cuatro meses”: “Porque te mandan pedidos para que los lleves a las sedes de Glovo en Barcelona, para ver si eres tú la persona que está trabajando”. El hombre cree que su cese llega ahora a raíz de la atención que ha suscitado la muerte del joven mensajero el pasado 25 de mayo.

Glovo llama a los consumidores a denunciar a 'riders'

Fuentes de Glovo rechazan a este medio que esté habiendo más “desconexiones” o ceses tras este suceso. “Siempre que se detecta la suplantación, práctica minoritaria por parte de los riders, automáticamente la compañía da de baja al usuario”, apuntan.

Desde la empresa explican que “para poder evitar que esta situación irregular [cesión de cuentas a terceros] pueda suceder, Glovo ha puesto a disposición de los usuarios y establecimientos de la plataforma mecanismos para denunciar estos casos, tras lo cual se procede a una inmediata y permanente cancelación de la cuenta en cuestión”. Sobre si simplemente una denuncia acarrea la baja del repartidor, fuentes de la compañía sostienen que “Glovo hace las comprobaciones pertinentes”.

T.V. cree que el origen de las sospechas de la empresa contra él surgen por esta vía. “Los clientes reciben un mensaje en la app de si están satisfechos con cómo ha llegado el pedido y demás, y también si les ha entregado este rider, con una foto”. El hombre señala que es frecuente ver a repartidores de plataformas en moto en la que viajan dos personas. “Es para ayudarse. Si soy autónomo, ¿por qué no me puede ayudar mi mujer o mi hijo alguna vez?”, se pregunta.

El reto de las cuentas subarrendadas

En Valencia también han percibido un aumento del control de Glovo de estas situaciones de subcontratación o cesión de cuentas, “pero empezó desde hace meses, desde que la Inspección de Trabajo está detrás de ello”, afirma Carlos Iglesias, portavoz de RidersxDerechos en la ciudad. “Aunque tras la muerte del repartidor, la atención mediática ha aumentado y no es lo mismo tener a la Inspección detrás que a todos los medios de comunicación”, añade.

En opinión de Iglesias, el control de las cuentas de reparto es necesario: “Glovo está haciendo lo que tenía que hacer, lo que pasa que antes no lo hacía”. El miembro de RidersxDerechos reconoce que la situación de las cuentas alquiladas o cedidas es compleja por la vulnerabilidad social de las personas que recurren a ellas.

“Hay detrás un problema social, lo que pasa es que los de Glovo son unos buitres que se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente. Estas personas indocumentadas no figuran en el sistema y no tienen acceso a derechos”, sostiene Iglesias, por lo que recurren a estas cuentas, pero cree que que como cualquier otro ejemplo de contratación en negro debe ser controlada. Estos trabajadores no figuran en el sistema, no cotizan a la Seguridad Social y quedan también totalmente desprotegidos de sus derechos laborales.

Denuncias de ceses continuos

En Free Riders y RidersxDerechos apuntan a este medio que, aunque puedan percibir cierto aumento de los ceses en estos días, las bajas de mensajeros por decisión de Glovo son “muy frecuentes”. “A veces hay detonantes que aumentan los despidos como la muerte de este chico, pero en la empresa juegan a esto, nadie consolida mucha antigüedad. Hacen escabechinas de vez en cuando, se cargan unos cuantos riders porque es muy fácil que entren nuevos”, afirma Roberto Castro.

Rafael V. es otro de los cinco repartidores que han acudido a Free Riders esta semana para denunciar su “despido”. Glovo justifica su cese por “ofensas verbales o físicas” de personas relacionadas con la compañía así como “la transgresión de la buena fe contractual o el abuso de confianza en el desempeño de las funciones y actividades encomendadas”, según una comunicación de la empresa.

El joven –que comenzó a repartir para Glovo en marzo de 2018– cree que esa última mención puede referirse a la subcontratación por lo que está escuchando a otros compañeros, “pero yo nunca lo he hecho, un amigo me lo pidió una vez y le dije que no, porque no sé cómo va a trabajar y no me puedo arriesgar a que me baje la puntuación”, dice a eldiario.es.

Sobre las ofensas, el mensajero afirma que fue a reclamar a las oficinas de Glovo algunas incidencias con la plataforma, “pero no fue de manera irrespetuosa, me quejé porque la plataforma va fatal”. De todos modos, Rafael V. sostiene que este incidente tuvo lugar en abril y cree que sus declaraciones a los medios de comunicación en las protestas de riders por la muerte del repartidor en Barcelona pueden estar vinculadas con su cese.

Rafael V. y T. V. van a denunciar ante los tribunales sus despidos, con el respaldo de Free Riders. “Siento que me han tratado peor que a un perro. Dentro de la precariedad que es repartir, esto me encajó porque qué iba a encontrar yo. Siempre he ido a reuniones que hacía la empresa sobre cómo mejorar el servicio para los repartidores, no he participado en huelgas... La gente se unía pero yo, con 57 años, ¿dónde iba a trabajar con el paro que hay? Mi mujer está también sin trabajo y mi hijo acaba de terminar una FP. Imagínate la situación en casa y ahora me he quedado en la puta calle”, lamenta T. V.

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La imagen que ilustra este artículo es de César, con licencia Creative Commons (CC BY-SA 2.0).