Despegue y desplome del aceite de oliva: el precio en origen cae un 50% en un año
Es el producto al que más se mira el precio cuando se va a hacer la compra. El aceite de oliva ha vivido una montaña rusa a lo largo del último ejercicio y, después de un ascenso vertiginoso, ha experimentado muchas más bajadas que subidas a lo largo de 2024, que se ven claramente en la suma que se paga a los productores. Un descenso que ha sido más pronunciado en la recta final del año, ante la constatación de que la campaña actual va a ser mucho mejor que las dos anteriores, básicamente porque estas últimas fueron históricamente bajas.
En los últimos doce meses, el precio del aceite de oliva al salir de la almazara ha pasado de 884,42 euros por cada 100 kilogramos a 441,5 euros, según los últimos datos publicados este viernes por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. De esta forma, esta grasa vegetal, que presionó al alza la inflación de los alimentos, prácticamente ha reducido su coste a la mitad en ese eslabón de la cadena alimentaria.
En el siguiente gráfico se ve la evolución a lo largo de los últimos doce meses, con repuntes tanto en junio como en septiembre. En este último caso, justo antes de que las previsiones de la campaña en curso apuntaran a una cosecha mejor que la de años anteriores.
Esa reducción del 50% en origen no está alineada con la marcha de los precios de venta en los supermercados, donde hay caída, pero más atenuada. Por ejemplo, si se ve el coste de una botella de aceite de oliva virgen extra de la marca Hacendado, de Mercadona, a principios de año costaba 9,90 euros y, esta semana, el mismo producto estaba en 6,88 euros, lo que representa una reducción de algo más del 30%. En otros supermercados, como Dia, el mismo producto de marca blanca está a 6,75 euros el litro; o en Carrefour, a 6,85 euros.
La evolución a la baja del aceite de oliva contrasta con lo que está ocurriendo con el de girasol, que ha seguido la dirección contraria. Esta última grasa vegetal, en su variedad convencional, ha cerrado el año que acaba de terminar a 130 euros por cada 100 kilogramos, cuando empezó 2024 rozando los 105 euros. Es una subida no tan pronunciada como la que vivió el aceite de oliva con las dos malas cosechas consecutivas, pero que también refleja una producción no tan boyante en países de los que importamos, como Francia o Ucrania, y que contamos en este tema.
Las dudas en el sector primario
La evolución de los precios es positiva para los consumidores, aunque aún no se haya trasladado al punto de venta final toda la rebaja en origen. Sin embargo, para el sector primario lo que está ocurriendo no es tan favorable. No cuestionan que los precios bajen, sino que la reducción está siendo, en su opinión, demasiado acelerada en una campaña que aún no puede darse por concluida.
Los datos que ha publicado el Ministerio de Agricultura apuntan a un aumento de la producción de casi el 50% respecto a 2023. En concreto, se prevé que llegue a los 1,3 millones de toneladas. Con esta evolución, se calcula que el consumo interno de aceite de oliva puede rondar las 480.000 toneladas a lo largo de este año y las exportaciones llegarán a 980.000 toneladas. Cifras que, respectivamente, representan un crecimiento del 17% y del 32% respecto al año anterior. Como referencia, venimos de una campaña en la que, en total, la producción se quedó ligeramente por encima de las 800.000 toneladas.
Para los productores, en cambio, estos datos iniciales no son para tirar cohetes. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) considera que “las condiciones actuales del mercado” reflejan una “injustificada tendencia a la baja” que puede acabar derivando en que los olivareros vendan por debajo de lo que les cuesta producir.
“Hago un llamamiento a las cooperativas para que tengan calma a la hora de vender y defiendan un precio razonable por encima de los costes de producción en el olivar tradicional”, asegura el secretario general de UPA Andalucía, Cristóbal Cano. Unos costes que cifra en 4,70 euros para elaborar un kilo de aceite en el olivar tradicional.
También la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Andalucía considera que se ha acelerado de forma artificial la rebaja de precios. Por ello, ha reclamado al Ejecutivo que, a través de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), lleve a cabo una investigación y compruebe si “se están forzando los precios drásticamente a la baja, incluso por debajo de los costes de producción”.
“Se está produciendo una bajada artificial y hace sospechar que podrían estar realizando acuerdos comerciales” que fuercen a la baja ese coste, según el responsable de olivar de COAG, Juan Luis Ávila.
Si se va al siguiente eslabón de la cadena, el de las empresas y cooperativas, ahí se constata que la caída de precios puede hacer repuntar las ventas, aunque lo cierto es que estas tampoco se han desplomado, porque los consumidores se han mantenido bastante fieles al 'oro líquido' a pesar de que los precios hayan alcanzado cifras históricamente altas.
El último dato de consumo doméstico que publica el Ministerio de Agricultura corresponde al mes de julio, cuando el precio del aceite de oliva estaba por encima de los 700 euros por cada 100 kilogramos. Entonces, los hogares recortaron un 9,3% el consumo de este producto respecto al mismo mes del año anterior, mientras que el de girasol subió más de un 12%. Si se compara a dos años vista, cuando comenzó el despegue de los costes, la caída del consumo en los hogares españoles del aceite de oliva superó el 18%, mientras que el repunte del girasol fue del 21%.
En este contexto hay productores que creen que se ha aprovechado para hacer trampas y mezclar productos para obtener una mayor rentabilidad. “Hay empresas aceiteras que lo están haciendo y lo sabemos”, aseguró hace unas semanas el presidente de la cooperativa aceitera Dcoop, Antonio Luque, en un encuentro con medios de comunicación. No quiso poner nombres.
“No tenemos pruebas para denunciar, tenemos indicios”, reconoció Luque. Es decir, en su opinión, se estarían mezclando grasas vegetales sin señalarlo en el etiquetado, como marca la regulación. Ante eso, reclamó “que las administraciones de todo tipo pongan fin” a esta práctica, en referencia a la estatal y a las autonómicas.
Al margen de cómo vaya la cosecha, cuáles sean los datos finales y ver si el aceite de oliva vuelve a precios en el entorno de los cinco euros el litro, como creen algunas empresas, queda por ver cómo afectará otra variable: la subida del IVA. Este 1 de enero se puso fin a las rebajas fiscales en los alimentos básicos y el del aceite de oliva se queda este año en el 4%, como el resto de la cesta básica. La subida, al menos de momento, no parece frenar una tendencia de precios a la baja.
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