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Deutsche Bank ha pagado decenas de millones de euros en numerosos litigios internacionales, especialmente en Estados Unidos. La factura al otro lado del Océano Atlántico se hacía algo mayor hace unos días cuando la Comisión de la Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) obligaba a la entidad germana a cerrar un acuerdo que le llevaba a pagar unos 16,2 millones de dólares (unos 14,7 millones de euros) a las autoridades estadounidenses tras haber sido acusada de nepotismo.
La SEC describe en su acta sobre el banco, publicada a finales del mes pasado, cómo responsables de la entidad germana contrataron a hijos de influyentes políticos y empresarios en China y Rusia para así acceder a oportunidades de negocio. En Deutsche Bank, el mayor banco de la zona euro, niegan haber hecho algo ilegal, pero el banco se ha terminado rascando el bolsillo. Los 16,2 millones de dólares pagados corresponden a la suma que totalizan una sanción civil de 3 millones de dólares, 2,3 millones de intereses y la devolución de 10,7 millones ganados por la empresa a través de estos cuestionables métodos, según se especifica en la orden de la SEC.
El modus operandi de los responsables de las cuestionadas contrataciones consistía, por regla general, en ofrecer un puesto de trabajo en el banco a cambio de una relación ventajosa con altos cargos de empresas o de la administración en Rusia o China. La investigación de la SEC abarca los años comprendidos entre 2006 y 2014, antes de que el banco tomara de verdad cartas en el sistema de contratación. La SEC ha detectado incumplimientos en la propia política interna de contratación de Deutsche Bank en la región Asia-Pacífico y, aunque el banco “estaba al corriente de los riegos de corrupción [existentes] en sus prácticas de contratación, no implementó suficientes políticas para tratar esos riesgos hasta 2015”, se lee en el expediente de la SEC.
De ahí, por ejemplo, que llegaran a las filas del banco candidatos aprovechándose de un trato de favor que incluía ayudas a pasar las pruebas y entrevistas, e incluso contratar a los candidatos a sabiendas de que no estaban formados para el trabajo que se suponen debían desempeñar. Hubo avisos, sin embargo, de que esas contrataciones podrían no salir del todo bien dadas las incapacidades de los aspirantes, cuya identidad no ha trascendido.
“Es una candidata corriente que suspendió los dos exámenes lo que significa que no es buena en análisis. Yo sugeriría rechazar su candidatura si no se trata de una contratación obligada”, se puede leer en la denuncia de la SEC cuando un responsable de Deutsche Bank habla con un socio de una empresa con la que la entidad trabajaba. La candidata, sin embargo, era una “aspirante VIP” para el banco alemán. Su padre era el presidente de una gran empresa pública china.
A la hija se la contrató y, llegado el momento, ésta pidió ser transferida a Hong Kong. En Deutsche Bank se hizo cuanto se pudo para satisfacer a la hija del presidente de la empresa, con la que el banco estuvo implicado en varias operaciones, algunas de ellas considerablemente lucrativas. Después de encontrar el modo de llevar a su hija a Hong Kong, la compañía cerró un acuerdo por el que obtuvo unos 3,7 millones de dólares (unos 3,3 millones de euros), de acuerdo con los hechos presentados por la SEC.
La SEC también da cuenta de cómo la madre de otro “candidato VIP”“ insistió al banco para hacer posible la contratación de su hijo, alguien que al ser entrevistado por responsables de Deutsche Bank ”mostró poco interés y comprensión por los mercados, las financias y los negocios“. A este aspirante, en Deutsche Bank alguien le corrigió los errores ortográficos y gramaticales de su candidatura. Se le llegó a pasar por correo electrónico una chuleta para preparar el proceso de selección. Por su parte, la madre del joven, una ejecutiva de una empresa estatal china, hizo posible los negocios entre Deutsche Bank y otra firma estatal china, según la SEC.
Otro de los casos destacados por las autoridades estadounidenses es el de la hija de un viceministro ruso. “Deutsche Bank la contrató a petición de su padre”, se lee en el documento de la SEC. Pero el caso no se queda ahí. La joven pidió a sus superiores ser transferida a una de las sedes de Moscú, Londres o Nueva York. Es entonces cuando un alto cargo de Deutsche Bank animó para satisfacer la voluntad de la contratada por enchufe. “¡Tenemos que hacerlo! ¡Deberíamos tenerla en Londres porque no es políticamente correcto tenerla en Moscú!”, cita la SEC a un implicado en el caso.
Esas palabras inspiraron más de un titular a ambos lados del Océano Atlántico. “¡Tenemos que hacerlo!: Deutsche Bank acusada de contratar a hijos de altos cargos rusos y chinos para conseguir negocios”, ha titulado al respecto el diario estadounidense The Washington Post. “Deutsche Bank contrató a la hija de un viceministro ruso”, titulaba por su parte el semanario alemán Der Spiegel.
Al parecer el banco ha contribuido en todo momento con las autoridades estadounidenses para aclarar lo ocurrido. “Deutsche Bank ha facilitado una cooperación sustancial a la SEC y ha implementado numerosas medidas para remediar y mejorar las prácticas de contratación del banco”, ha señalado la entidad en un comunicado.
Ahora bien, eso no ha evitado al banco forjar más titulares adversos. La entidad alemana, que se mantiene bajo la especial observación de las autoridades estadounidense por su relación empresarial con el magnate Donald Trump antes de que éste fuera elegido presidente de Estados Unidos y por su supuesta implicación en un caso de lavado de dinero en Rusia, lleva tiempo sin generar noticias especialmente positivas. Que en 2018 la entidad volviera a los beneficios, presentando unas ganancias de unos 341 millones de euros, no sirve para tapar los muchos problemas que acusa Deutsche Bank.
En casos como el de los hijos “enchufados”, el banco teutón no está solo. En años anteriores, otras entidades ya tuvieron que pagar bastante más dinero que Deutsche Bank para llegar a un acuerdo con la SEC. Según recordaba a cuenta del caso del banco alemán el diario estadounidense The Wall Street Journal, en 2016, la entidad estadounidense JPMorgan Chase desembolsó 264 millones de dólares (unos 239 millones de euros) al Departamento de Justicia siendo acusada de querer corromper altos cargos en varios países asiáticos, incluido China. El año pasado, el banco suizo Credit Suisse pagó 77 millones de dólares (unos 69 millones de euros) a las autoridades estadounidenses en un caso similar.
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