La mitad de las comidas que Gerardo Díaz Ferrán pagó con su tarjeta 'black' de Caja Madrid fueron en locales de su concuñado, Arturo Fernández, actual presidente de la patronal madrileña y del Grupo Cantoblanco (restaurante Cantoblanco, Edelweiss...). En total: 47.900 euros. Y los importes eran de 800, 1.000, 1.200, 1.500 y 1.800 euros.
Así, en cifras redondas y en el mismo día en ocasiones, tal y como se pueden observar en los extractos a los que ha tenido acceso eldiario.es, en los que también se puede constatar que la mayoría de estas operaciones con grandes cantidades de dinero redondas, incluso repetidas en el mismo día, se produjeron a partir de 2008 –tenía la tarjeta desde 2005–, cuando comenzaron los problemas económicos con sus empresas, hasta el punto de presionar al presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, para conseguir créditos para sus empresas.
Está en prisión preventiva desde 2012 por la causa en la que se investiga el vaciamiento patrimonial del grupo Marsans.
La mayoría de los gastos, en el caso de Díaz Ferrán, fueron en restaurantes. Pero sólo la mayoría. También aparece un cargo de 1.000 euros en Kidama, definido como “confección textil en general”; otro de 2.000 en El Corte Inglés; 3.003 en un comercio llamado Decoración y Arquitectura: en total, unos 6.000 euros.
Esta información está contenida en el CD que analiza el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu y que ha provocado la citación como imputados de Rodrigo Rato, Miguel Blesa e Ildefonso Sánchez el próximo 16 de octubre. La existencia de las tarjetas black fue desvelada, sin embargo, diez meses antes, en diciembre de 2013. Entre los correos de Blesa publicados por el diario.es, que los obtuvo a través de una fuente anónima derivada por el Partido X, había uno en el que dos directivos de la entidad aludían al plástico.