Cuando el aceite de oliva comienza a bajar, el de girasol toma la dirección opuesta. En las últimas semanas, algunas de las principales cadenas de supermercados han subido el precio de este producto, que también está reflejando alzas en origen, en lo que se paga a los agricultores.
Si se va al eslabón final de la cadena agroalimentaria, el de la venta a los consumidores, enseñas de distribución como Mercadona, Eroski, Alcampo, Dia o El Corte Inglés han incrementado el precio de esta grasa vegetal refinada en sus productos de marca blanca.
Hace unos días, la asociación de consumidores Facua señaló que Hacendado, la marca de Mercadona, había incrementado el precio del envase de un litro en un 18% durante los primeros días de diciembre, desde 1,48 a 1,75 euros. También, que un día después ocurrió lo mismo con Alcampo, que repercutió la misma subida. Mientras, en el caso de Eroski su litro de marca blanca ya se había encarecido un 17%, desde 1,58 a 1,85 euros.
Al margen de lo que indica esta asociación, también Dia ha subido el coste a 1,75 euros el litro y lo mismo ocurre en los supermercados de El Corte Inglés, que fijan la misma cifra para su marca blanca. En cambio, de momento, en Carrefour se mantiene el litro de aceite de girasol en 1,48 euros.
Subidas en origen
Esta evolución en los precios de venta en la gran distribución tiene su reflejo en los datos en origen, pero en mucha menor medida, porque ahí la subida de las semillas de girasol en el último mes se queda en el 7%, según indica la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
Mientras, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación actualiza semanalmente los datos en eslabones anteriores de la cadena agroalimentaria, en este caso, cuando esta variedad de grasa vegetal sale de la industria refinadora. Ahí, si se analiza la marcha en lo que va de 2024 del aceite de girasol refinado convencional, la subida en estos 11 meses supera el 22% y se sitúa en 129,37 euros por cada 100 kilogramos de producto. Mientras, el incremento en la variedad de refinado alto oleico es significativamente superior y llega hasta el 41%, situándose en los 158,51 euros. Una evolución que se constata en el siguiente gráfico y donde se ve cómo el producto aceleró su subida a partir de octubre.
Estas dos variedades aceite de girasol centran sus diferencias en la proporción de ácidos grasos que hacen que el producto, cuando es alto oleico, sea más estable a la hora de freír y, de ahí, que sus precios sean más altos. En cualquier caso, ambos productos son habituales en el consumo doméstico pero aún más en la restauración.
Pese a esta subida, el aceite de girasol sigue siendo mucho más barato que el de oliva, aunque este se haya tomado un respiro en las últimas semanas. Al comenzar diciembre, el precio en origen de la variedad virgen extra se situó en los 543,41 euros por cada 100 kilogramos. Una cifra que está lejos de los 900 euros que se llegaron a alcanzar a principios de año.
La evolución de los precios durante los dos últimos años, donde el aceite de oliva ha marcado la inflación de la cesta de la compra, ha derivado en un cambio en los patrones en los hogares. Los datos oficiales, también del Ministerio, señalan la cantidad de aceite que han consumido los hogares españoles, aunque el último dato se queda en el mes de julio, cuando aún no había despegado el de girasol y el de oliva tampoco había bajado de forma significativa.
Esos datos apuntan un aumento de la compra de aceite de girasol de un 21,3%, hasta alcanzar un consumo per cápita de 3,52 litros, hasta ese mes de julio. En cambio, el de oliva cayó en volumen más de un 18%, en comparación al mismo periodo del año anterior, pero per cápita se seguía consumiendo más que de girasol, 5,47 litros por persona.
Menor producción global
Detrás del repunte de precios del aceite de girasol está la caída de producción, sobre todo en otros mercados europeos y que, a diferencia de lo que ocurre con el de oliva –donde España es claramente exportadora–, en el de girasol hay que importar para cubrir la demanda interna.
“Estamos ante una campaña que no pasará a la historia en cuanto a sus resultados productivos, con rendimientos medios cercanos a los 1.100 kilogramos por hectárea”, explican desde UPA. De esta forma, aunque la campaña no está cerrada, la cosecha se quedará en el entorno de las 900.000 toneladas, cuando el consumo en España llega hasta los 1,2 millones de toneladas.
No es una cifra negativa, de hecho está por encima de la campaña precedente, pero hace un año había una alta disponibilidad de semillas de girasol a escala global y este año no pasa lo mismo.
La Comisión Europea calcula que la producción de esta semilla se quede este año en 8,1 millones de toneladas, lo que supone una caída del 17% respecto a 2023 y la cifra más baja desde 2015, según los datos que publica la Asociación Española del Girasol. Y los precios del girasol están subiendo. Por ejemplo, en Francia, cerca de un 50% en comparación a hace un año. Mientras, en el caso de Ucrania, uno de los mayores productores mundiales, la subida de precios es del 20%.