“Sabemos que los últimos años han sido duros” explica Rosa Isabel Aza, presidenta del Consejo de Administración de Duro Felguera (DF). La compañía, con 162 años de historia y sede en Asturias, está inmersa en una crisis que arrastra desde 2018 y que, con el coronavirus, se ha acelerado hasta dejarla al borde de la quiebra.
Aun así, DF pelea para seguir a flote. “Tenemos el convencimiento de que somos una empresa viable que puede seguir siendo la punta de lanza de la innovación en la industria asturiana y nacional”, añade la presidenta en el comunicado dirigido a la plantilla.
Duro Felguera plantea un nuevo plan industrial, que suponga el salto a los sectores de energía renovable y sistemas inteligentes, mientras aguarda la entrada inminente de capital público como parte esta reestructuración financiera y obligada. O como única opción para sobrevivir. El rescate: 100millones de euros.
Una etapa convulsa
En medio de las negociaciones con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y tras un verano agitado tratando de salvar el grupo de ingeniería, Aza ha confirmado que DF realizará una ampliación de capital en 2023 para devolver el rescate temporal solicitado el 25 de agosto, según comunicó la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
De los 100 millones del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas de la SEPI, 30 millones corresponden a una ampliación de capital y 70 a un préstamo participativo. “No tenemos otra alternativa que acogernos al Fondo de Apoyo, sin renunciar a la opción de que se incorporen nuevos inversores privados”, explicó Aza en el comunicado. El objetivo: alcanzar unas ventas de 623 millones para 2025 y un EBITDA de 48 millones. Cifras que le permitirían saldar la deuda bancaria (85 millones) y abandonar la crisis que castiga a la compañía desde 2018.
La empresa, especializada en la ejecución de proyectos 'llave en mano' y prestación de servicios en las áreas de energía, minería, industrial y oil & gas, ha vivido un proceso de reconversión total desde entonces. En la cúpula directiva empezó en diciembre de 2018 con el nombramiento de José María Orihuela como consejero delegado y se cerró esta semana con el relevo del secretario del consejo de administración, Secundido Felgueroso, por Bernardo Gutiérrez de la Roza.
La pérdida de confianza de los mercados financieros y la dificultad para obtener contratos llevó en 2018 a Duro Felguera a una reestructuración de la deuda financiera, además de una simultánea ampliación de capital que resultaría insuficiente ante la falta de la firma de la línea de avales. Ese mismo año se anunció un ERE de 110 personas, al que la empresa finalmente renunció, pero desde entonces se han realizado despidos selectivos. En 2019 recuperó la senda de los beneficios, con un superávit de liquidez de 22,9 millones de euros y un incremento del 30% de la contratación, en contraste con las pérdidas de más de 3,5 millones de déficit del curso anterior.
A su vez, “DF tiene reclamaciones con clientes por valor de 244 millones de euros que todavía no se han registrado en los estados financieros”, señalan fuentes de la compañía, que espera que la mayor parte de esas reclamaciones sean favorables para ella.
Huida de inversores, paralización de las obras, caída de proyectos o dificultad para cumplir los contratos. Como la gran mayoría de los gigantes de la ingeniería, la crisis generada por la COVID-19 golpeó duramente a Duro Felguera, truncando así este intento de salir a la superficie. El Fondo de Apoyo a la Solvencia para Empresas Estratégicas de la SEPI, aparece ahora como salvavidas en medio de la marejada que golpea a esta corporación clave para la economía asturiana.
Por el bien de DF, por el bien de Asturias
“Duro Felguera es una compañía estratégica para Asturias”, así lo han manifestado los presidentes de las Cámaras de Comercio de Avilés, Gijón y Oviedo. Luis Noguera, Félix Baragaño y José Suárez, firmaron el pasado domingo una declaración conjunta en el diario El Comercio dando su apoyo a la empresa, que representa un 1,8 % del PIB y un 1,5% del empleo total del Principado, según datos de un estudio recientemente publicado por la Universidad de Oviedo sobre su impacto en Asturias.
Además de su aportación al empleo, generando 2.483 puestos directos, indirectos o inducidos, el estudio destaca el efecto tractor o de arrastre de DF sobre el conjunto de la actividad económica regional. “Tanto como suministradora de productos finales o de factores intermedios a otras empresas, como consumidora de bienes y servicios de otras unidades productivas para su propio proceso industrial”, reza el informe.
“La participación de la SEPI es la única opción para lograr la continuidad de la compañía”, defienden los presidentes de las Cámaras de Comercio de Asturias ante la difícil situación que vive la empresa. “Apoyamos que esta operación se concrete lo antes posible con la decidida ayuda de todos, por el bien de la compañía y, por supuesto, por el bien de Asturias”, concluyen.
Al rescate
“Estamos tratando de sentar las bases de una nueva Duro Felguera, innovadora, con capacidad para volver a cambiar su centro de actividad hacia las necesidades que surgen actualmente en el mercado”, apunta la presidencia del Consejo de Administración.
La SEPI cuenta con una munición de 10.000 millones de euros para salvar empresas estratégicas afectadas por la COVID-19 y Duro Felguera podría ser una de ellas. La sociedad estatal tiene un plazo de seis meses para decidir, pero DF no tiene tanto tiempo. Algunas fuentes señalan que la empresa habría amenazado con presentar un ERE de más de 200 personas si no consigue oxigeno para responder a la presión de los bancos.
Este rescate de 100 millones que solicita DF implica una ampliación de capital de 30 millones y un préstamo participativo de 70, por lo que el estado contaría con una participación significativa de más del 40% de la empresa.
La necesidad de tener una articulación fluida con la Administración Pública ha llevado a la compañía a fichar para su Consejo de Administración a dos ex ministros socialistas, Valeriano Gómez y Jordi Sevilla, y una ex ministra del PP, Elena Pisonero.
Dentro de este plan de viabilidad, Aza destaca que, una vez se haya alcanzado unos niveles de contratación razonables y estabilidad financiera, se llevaría a cabo esta ampliación de capital para 2023, con entrada de inversores privados por un importe de 60 millones. De esta manera se saldaría el préstamo participativo, reduciendo la participación de la SEPI en el capital de Duro Felguera.
Reinventarse o morir
Montaje, mantenimiento y desmontaje de centrales térmicas, proyectos de calderería pesada, fabricación de tanques y esferas o proyectos de mining and handling. Además de los negocios tradicionales a los que ha estado vinculada la entidad, DF pretende asaltar nuevos sectores, como tendencia base de su plan estratégico. La fecha: hasta 2025. La cifra: alcanzar 623 millones de euros en ventas.
Según fuentes de la firma, aun no se puede compartir dicho plan, hasta su aprobación en la junta de accionistas que se celebrará en las próximas semanas. Este “giro” le conducirá a las energías verdes. DF ya ha avanzado en la creación de una nueva filial especializada en renovables, DF Green Tech. Para su desarrollo está trabajando en la ampliación del “Tallerón”, ubicado en el puerto de El Musel de Gijón. En este emplazamiento estratégico fabricarán las estructuras para los sistemas de energía eólica offshore. En definitiva, fabricarán molinos de viento para alta mar.
El plan industrial contempla a su vez el posicionamiento de la empresa en proyectos y servicios en diferentes ámbitos, como el de energía termosolar, biomasa y H2 renovable, además de la renovación de la apuesta por los sistemas inteligentes de seguridad.
En este campo, Duro Felguera ya cuenta con la filial EPICOM, puntera en comunicación cifrada para el ámbito militar, pero ya está trabajando en desarrollar una nueva división paralela destinada al ámbito civil, “donde cada vez es más necesario”, como sostiene la presidenta. Los sectores: telecomunicaciones, financiero o energético.
Nuevos acuerdos
“Necesitamos tener unas garantías para la entrada de nuevos inversores y es el estado el que puede dárnoslas”, afirman fuentes de Duro Felguera. La sociedad aguarda la llegada del apoyo temporal por parte del estado mientras negocia con posibles inversores privados que suavicen las condiciones de la ayuda.
Varios empresarios han salido a la palestra mostrando su intención por entrar en la compañía. Así se pronunció a elDiario.es Blas Herrero, dueño de la emisora de radio Kiss FM, una de las grandes fortunas españolas, que admitió su posible entrada en Duro Felguera: “Estoy interesado, sigo viendo el tema y hemos hecho muchos acercamientos, pero todavía no hay nada concreto respecto a una compra directa. Hay que esperar un poco a ver cómo se define la situación en septiembre”.
La familia Domínguez de Gor, dueña de Mayoral, que ya entró en 2018 en la ampliación de capital, podría estar interesada en volver a hacerlo en este ejercicio, según fuentes financieras. De momento, han liquidado su participación en DF, que afronta un futuro incierto condicionado por el rescate del estado y por el impacto de la COVID-19, que ha paralizado la aprobación de grandes proyectos.
Aun así, DF acaba de firmar un contrato con la compañía canadiense Catena Carbon Industries para la elaboración de la ingeniería necesaria en diferentes instalaciones de Canadá. Se ha sumado este acuerdo al alcanzado a finales de agosto con la empresa minera Sigma Lithium, para el proyecto Grota do Cirilio, en Brasil.
“Nuestro objetivo es conseguir el apoyo necesario para mantener a Duro Felguera tal y como la conocemos, pero centrada en sus actividades más rentables y aprovechando toda su experiencia para crecer en nuevos nichos de negocio”, concluye la presidenta Rosa Isabel Aza.