El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado la evolución de la economía española desde 1995 hasta 2016 con algunas sorpresas. En el ejercicio pasado, la economía creció algo más de lo previsto inicialmente (un 3,3%) y se confirma que el año pasado ya se superó el nivel de PIB de 2008, el último año récord. La actividad económica española vale en su conjunto 1,18 billones de euros en términos nominales sin tener en cuenta el efecto de la inflación en este periodo.
A este nuevo récord económico se ha llegado por un camino muy diferente a las cifras de 2008. En primer lugar, hay casi 2,4 millones de puestos de trabajo a tiempo completo menos que entonces. El INE calcula que los más de 19,7 millones de puestos de trabajo que se registraron el año pasado se quedarían en 17,4 millones si se convierten en jornadas de trabajo a tiempo completo. Teniendo en cuenta este cálculo (el de tiempo completo), aún estaríamos en el nivel de empleo de 2011, muy lejos de recuperar los 19,85 millones de puestos de trabajo que se lograron en 2008.
Los expertos atribuyen esta paradoja, producir lo mismo con menos manos, a que las actividades más productivas y de mayor valor añadido han ido ganando peso en el PIB. Por lo pronto, el peso de las rentas del trabajo volvió a retroceder en 2016 a favor de los beneficios de las empresas y supone un 47,6% del PIB. En 2015 se registró una ligera mejoría (después de los mínimos de 2013 y 2014) y este paso atrás no parece apuntar en la buena dirección y se suma a la tónica de pérdida de poder adquisitivo de los salarios en todo el mundo.
La otra gran diferencia es la evolución de la actividad económica para lograr el mismo valor que antes de la crisis. La construcción pesa la mitad que hace ocho años y parece haber tocado su suelo. A tiempo completo apenas da trabajo a un millón de personas, frente a los 2,6 millones que llegó a emplear el ladrillo en la época del boom. Este es el principal desagüe del empleo en este periodo de recuperación.
El ladrillo ha pasado a suponer desde el punto de vista de la inversión apenas un 10% de la actividad económica, la mitad que durante el boom. El espacio que dejó aún no ha sido ocupado por otro sector en términos de demanda, y la inversión pesa 10 puntos menos que hace ocho años en el PIB.
Pero para que salgan las cuentas de que somos, en términos estadísticos, tan ricos como hace ocho años hay que ir a otros elementos que han compensado la caída de la construcción. En primer lugar, las exportaciones, que han mejorado hasta siete puntos su peso en la economía. El INE asegura que es este impulso de la demanda externa el que ha impulsado la economía por encima de lo previsto en el ejercicio pasado.