Un grupo de economistas de Francia y Alemania propusieron hoy, en un documento conjunto, seis reformas para la eurozona con las que buscan reconciliar la solidaridad y la mutualización de los riesgos con la disciplina fiscal.
“El paquete que proponemos combina más mutualización de riesgos con más disciplina fiscal. Con demasiada frecuencia esos dos principios han sido vistos como 'posición francesa' y 'posición alemana' y declarados incompatibles”, sostienen en el documento presentado hoy en Berlín.
A su juicio, “ese presunto antagonismo bloquea reformas que son urgentes”.
Entre los economistas franceses que firman el documento hay varios que asesoraron al presidente Emmanuel Macron durante la campaña electoral, como Jean Pisani-Ferry, Emmanuel Farhi y Philippe Martin.
Del lado alemán están presentes los directores de dos de los institutos de estudios económicos más importantes del país, Clemens Fuest, del Ifo de Múnich, y Marcel Fratzcher, del DIW de Berlín, así como Isabel Schnabel, que pertenece al Consejo Asesor de Economistas del Gobierno, cuyos miembros son conocidos como “los cinco sabios”.
En el informe advierten sin embargo que los catorce firmantes participan en el mismo a título personal.
La primera de las propuestas está dirigida a reducir la dependencia mutua entre los estados y sus bancos.
Como medida concreta se sugiere aumentar las exigencias de capital propio a los bancos que tengan en su portafolio una concentración de bonos de deuda soberana de un sólo país, lo que estimularía la diversificación de la cartera de las entidades financiera.
Esa primera propuesta está flanqueada por otra, que aparece en quinto lugar en el documento y que busca impulsar la creación de un “título seguro” para la eurozona que sirva a los inversores como alternativa a los títulos de deuda soberana, sin que llegue a una mutualización de la deuda.
En segundo lugar se propone sustituir los actuales criterios de estabilidad, centrados en el déficit estructural, por una regla para el gasto orientada a una reducción de la deuda a largo plazo.
El principio fundamental, dicen los economistas, debe ser que el gasto público a largo plazo no crezca más rápido que el PIB y que en países que tienen que reducir su deuda este crecimiento sea más lento.
Su tercera sugerencia es crear las condiciones económicas, jurídicas e institucionales para una reestructuración de la deuda de los países cuya solvencia no sea posible restablecer con paquetes de rescate condicionados.
Su propuesta va en la línea de una vieja reclamación del exministro alemán de Finanzas Wolfgang Schäuble, quien echaba en falta un mecanismo que permitiera a los Estados declararse en quiebra y seguir un proceso ordenado de insolvencia.
La cuarta medida es la creación de un fondo común, que debe ser financiado con contribuciones de los Estados miembros y no con créditos, y que debe ayudar a los países a enfrentar grandes crisis económicas.
El fondo sólo deberá activarse cuando en un país determinado el aumento del paro supere un umbral determinado de antemano y para evitar que un uso excesivo de ese fondo, los países que recurran a él con más frecuencia tendrán que realizar contribuciones más altas.
El grupo de economistas alemanes y franceses proponen finalmente mejorar la supervisión de las políticas fiscales nacionales, separando el papel de los supervisores de los que toman las decisiones políticas.
Sugieren así crear una institución supervisora independiente, bien dentro de la Comisión Europea, con un comisario específico, o bien fuera de esa institución, lo que implicaría un cambio de los tratados.