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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Eduardo Barreiros, el empresario que puso a España en el mapa de la automoción

EFE

Madrid —

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Escuchar sugerencias y rodearse siempre de buenos colaboradores y amigos, ser tenaz, no mirar a nadie por encima del hombro, trabajar con intensidad, cumplir con los compromisos y no querer ganar la última “peseta” en un negocio, son las máximas que marcaron al hombre que puso a España en el mapa del automóvil.

Éstas son las máximas que marcaron la vida de Eduardo Barreiros, uno de los empresarios españoles más representativos de los “años del desarrollo”, que desde pequeño estuvo ligado a la industria del motor.

El próximo 24 de octubre se cumplen cien años de su nacimiento y la Fundación que preside su hija MariLuz Barreiros ha programado numerosas actividades a lo largo de este año para recordar la figura de este orensano.

Una destacada es la que se celebra este fin de semana en el circuito madrileño de velocidad del Jarama, donde la IV Edición Jarama Classic lleva su nombre.

Más de 150 vehículos fabricados en la Factoría Barreiros Diésel entre los años 50 y 60 circularán por la pista en recuerdo de una persona que protagonizó una de las aventuras más ambiciosas del sector automovilístico español.

Todo empezó en 1925, cuando el padre de Eduardo Barreiros compra su primer autobús, un Panhard Levasor, para poner en marcha, como negocio familiar, la línea de autobuses Orense-Luintra-Orense.

Dos años más tarde se hace con otra línea (Orense-Los Peares-Orense) y compra un segundo autobús, un Renault. A los 12 años Eduardo Barreiros empieza a trabajar como revisor en la empresa familiar y cuatro años después simultánea su empleo con un curso de mecánica.

Con el estallido de la Guerra Civil, en 1936 cumple el servicio militar en el frente y luego presta sus servicios como conductor en uno de los autobuses requisados a su familia para el transporte de soldados y heridos desde La Coruña a Oviedo.

Mientras, su padre en 1938 se hace con la exclusiva de la empresa Luintra para llevar, en un Renault, el correo en la línea Orense-Parada del Sil-Orense. Un año más tarde adquieren un autobús Chevrolet de 1925, un camión Ford y una carrocería demasiado larga que hay que adaptar.

Es entonces cuando ponen en marcha un pequeño taller donde reconstruir los autobuses de la empresa, fabricar gasógenos (aparatos que, usando la gasificación, permiten obtener combustible a partir del carbón o la leña) y vender vehículos.

En 1941 construye el tercer autobús de linea con los largueros de un Citroën, un diferencial de desguace y el motor y la caja de cambios de un camión quemado, mientras que la carrocería la encarga nueva. Cuatro años más tarde, Eduardo Barreiros vende la línea de autobuses y crea BECOSA (Barreiros Empresa Constructora SA).

Su dedicación a las obras públicas le lleva a inventar todo tipo de máquinas e utensilios ingeniosos para paliar la falta de vehículos especializados tras la guerra y la autarquía que se vive en España. En 1949 además empieza a transformar los motores de gasolina en diésel, lo que marca su inicio como industrial de la automoción.

En 1951 se traslada a Madrid y alquila unos talleres. Tres años después Funda Barreiros Diésel (fabrica el motor EB-6 para camiones), compra 20.000 metros cuadrados de terrenos en Villaverde (Madrid) y funda la empresa CABSA para bombas de inyección y equipos eléctricos.

En 1955 crea MOSA (El Motor Nacional SA) y en 1957 gana, con su prototipo de camión “El Abuelo”, un concurso internacional del Ministerio de Defensa portugués para 300 unidades todoterreno, en el que no dudó en ponerse al volante trajeado a pesar de las duras pruebas a las que fue sometido el vehículo.

En 1960 empieza a fabricar tractores (con la alemana Hanomag) y a exportar vehículos industriales a Portugal, África y América del Sur. En 1963 se alía con la estadounidense Chrysler Corporation y funda Barreiros Chrysler para fabricar las marcas Dodge y Simca. Esta aventura dura hasta 1969, cuando Chrysler Corporation se hace con la empresa y le pone un veto de 10 años para trabajar en el sector.

A partir de aquí inicia su etapa cubana, hasta que fallece en la isla el 19 de febrero de 1992. Desde 1978 y su muerte inesperada constituyó DIMISA (Diésel Motores Industrias), ganó en Cuba un concurso de motores y firmó con su gobierno un plan para el desarrollo y la creación de la industria automotriz.

Por Javier Millán Jaro