Los efectos de la fusión de Orange y MásMóvil: más concentración, refuerzo a Digi y Telefónica deja de ser líder
Un cliente busca una tarifa de móvil y fibra para su nueva vivienda. Teclea en el buscador “mejores ofertas de fibra y móvil” y aparecen distintos comparadores con multitud de marcas que dan servicio en su zona. En muchos casos, el consumidor elige entre las distintas opciones ajeno a que, en la práctica, la gran mayoría de esos nombres pertenecen a un grupo reducido de un compañías. Un grupo que tras la decisión de esta semana de la Comisión Europea de avalar la unión de Orange y MásMóvil va a ser todavía más reducido. La concentración es el principal efecto de esta operación para el mercado de la telefonía en España, pero como si fuera un dominó, va a provocar otras consecuencias para un sector marcado en los últimos años por rentabilidades bajas.
Comenzando por el principio. La Comisión Europea, tras un estudio de prácticamente un año y medio, ha aprobado esta semana la fusión de Orange y MásMóvil. La segunda operadora y la cuarta unidas en una misma compañía que nace valorada en 18.600 millones de euros. El visto bueno llegó con unas condiciones de desinversión que ya se habían comprometido hace unas semanas en favor de Digi, una pequeña operadora que ha ganado mucho protagonismo en los últimos tiempos arañando miles de clientes a las grandes compañías. La nueva empresa conjunta, repartida al 50% entre ambas compañías, echará a andar en el próximo mes, cuando el Gobierno dé su visto bueno.
“Lo estamos examinando con el máximo cuidado”, apuntó este viernes José Luis Escrivá, ministro de Transformación Económica y Función Pública, departamento del que dependen ahora las telecomunicaciones en el Gobierno. “Tras las autoridades comunitarias es nuestro momento y tenemos que analizarlo desde el plano nacional por el impacto que tiene en el espectro radioeléctrico”, añadió en un desayuno celebrado en la capital.
La consecuencia más inmediata y conocida de la fusión es que habrá menos actores relevantes a nivel nacional en España. Si hasta la fecha más del 90% del sector estaba en manos de cuatro compañías, ahora lo estará en tres. Esto es especialmente relevante en negocios como la telefonía móvil o el internet en el hogar. De hecho, este era el objetivo de las grandes compañías tanto a nivel nacional como europeo para mejorar sus márgenes. Menos actores y de mayor tamaño en el mercado limitan el efecto de pequeños grupos con su presión en precios.
No es la primera vez que esto ocurre. Ya hace años Orange y Vodafone, en un corto lapso de tiempo, adquirieron Jazztel y Ono respectivamente, lo que recuperaba la situación, con sus diferencias, que se vivía en el pasado cuando Telefónica, Airtel y Amena se disputaban un sector recién liberalizado. Sin embargo, de la anterior liberalización surgió un nuevo actor en el mercado: MásMóvil. Creció rápidamente gracias a las desinversiones a las que obligaron las autoridades de competencia a Orange y Vodafone. Las políticas comerciales basadas en el bajo coste y la adquisición de pequeñas compañías convirtió a este grupo en el cuarto competidor en el mercado.
Esto lleva a la segunda consecuencia de la fusión: un refuerzo a Digi. La compañía rumana tiene en España un negocio que no ha parado de crecer en los últimos años. Comenzó como una enseña dedicada a atender a migrantes residentes en España, pero ha ido ampliando sus ofertas y atrayendo a miles de clientes, a costa de las grandes empresas. Ahora, está llamada a suceder a MásMóvil para convertirse en el cuarto operador que agite la competencia en un sector altamente concentrado.
Así lo explicaba la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, en un comunicado. “La unión de Orange y MásMóvil amenazaba la competencia en el suministro minorista de servicios de internet móvil y fijo en España”, explicó. “Los compromisos ofrecidos por las partes permitirán a Digi, el operador con mayor crecimiento en España, replicar la fuerte presión competitiva ejercida por MásMóvil”, concluyó. Dicho de otro modo, la Comisión reconoce la “amenaza” para la competencia que tiene la operación y se encomienda a Digi para mantener la presión competitiva.
Digi cuenta actualmente con una cuota de mercado reducida en España, pero con un acelerado crecimiento. Así lo muestran las estadísticas del sector o los resultados de la propia compañía. Hasta septiembre estaba acumulando un crecimiento de más del 67% en cuanto al número de clientes en España, según los resultados publicados entonces por la propia compañía. A ello se han sumado los clientes que asumen tras una operación cerrada en fibra óptica en distintas provincias de Andalucía. Los ingresos en el país entre enero y septiembre se dispararon más de un 30%.
Ahora, la compañía invertirá 120 millones en adquirir parte del espectro radioeléctrico que estaba en manos de MásMóvil y se garantiza la posibilidad de usar las redes de la nueva compañía. Digi, a preguntas de este medio, evita ir más allá de aquel anuncio y elude valorar el resultado de la fusión de Orange y MásMóvil. Si bien, tanto su dirección en España como la de la matriz han mostrado en el pasado la intención de seguir creciendo en este mercado incluso en el caso de no haberse materializado la operación de la que ahora se beneficiarán.
Nuevo escenario para Telefónica
Indirectamente, la tercera consecuencia de la fusión afecta a Telefónica. Digi funciona hasta ahora gracias al alquiler de las redes de Telefónica en un contrato que se mantiene desde hace años. Sin embargo, en la operación con Orange-MásMóvil se garantiza la posibilidad de usar sus redes. Esta opción llevaría a dejar de ser cliente de Telefónica o a renegociar su contrato para obtener mejores condiciones. Esto último es lo que ya está intentando la compañía que dirige José María Álvarez Pallete. “El remedio que se ha aprobado le da una opción, no una obligación, de cambiar de proveedor mayorista”, explicaba esta semana Ángel Vilà, consejero delegado de la compañía. “Estamos en conversaciones desde hace tiempo para renegociar el actual contrato incluso antes de su vencimiento en 2026”, enunció.
Por otro lado, por primera vez, Telefónica va a dejar de ser líder en España y se verá superado por Orange-MásMóvil. Sin embargo, la compañía pretende usar este argumento en su favor. El grupo mantiene todavía limitaciones por parte de Competencia por ser un antiguo monopolio, lo que le ha obligado a ofrecer determinados servicios a precios tasados o no poder realizar operaciones. Ahora, Pallete ha vuelto a reclamar una “desregulación” de la compañía. “Queremos que nos dejen competir”, apuntó en la presentación de resultados de esta semana.
De producirse esta desregulación que pide Telefónica se abriría una posibilidad que hasta ahora no había estado sobre la mesa: la compra de otras operadoras. “Se presentan posibilidades que habrían sido imposibles”, apuntó Vilà. En cualquier caso, aseguró que no había “nada” sobre la mesa. Tampoco con Avatel, una operadora con implantación rural que ha ido creciendo en los últimos años y cuya venta es una especulación en el mercado. “Es una compañía atractiva y un socio de Telefónica, le tenemos mucho respeto. Dicho esto, no tenemos nada que comentar”, apuntó el directivo.
La propia Avatel se había postulado para hacerse con activos de Orange-MásMóvil en caso de que hubieran sido “más ambiciosos” como clientes, activos de fibra o marcas. Pese a ello, se mostraron dispuestos a ser “claves” en la consolidación en España. “Estamos donde los demás quieren estar”, defendió su consejero delegado, Ignacio Aguirre.
A finales de marzo, el sector estrena en España una nueva realidad. Sin embargo, una operación de este calado está llamada a provocar otros movimientos como las fichas de un dominó, aunque por el momento se desconoce su envergadura.
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