Las empresas de alimentación exprimen la subida de precios y recuperan la rentabilidad previa a la pandemia
Los datos demuestran que la mayoría de las empresas de alimentación están exprimiendo las subidas de precios y han recuperado la rentabilidad previa a la pandemia y al inicio de la crisis de inflación. El último informe del Observatorio de Márgenes, que calculan conjuntamente Economía, la Agencia Tributaria y el Banco de España, señala que la agricultura y los supermercados siguieron mejorando su capacidad de convertir las ventas en beneficios gracias al abaratamiento de los costes de los últimos meses.
Dentro de la cadena alimentaria, solo se queda por debajo la denominada industria agroalimentaria (transporte, almacenamiento...), según los datos procedentes de los modelos de IVA y retenciones de los rendimientos del trabajo de la Agencia Tributaria hasta junio de este año. “Los márgenes sobre ventas [la rentabilidad de las empresas, en términos más llanos] de la cadena alimentaria siguieron recuperándose en el segundo trimestre gracias al abaratamiento de los insumos [los bienes y servicios necesarios para la producción, como la energía, los fertilizantes]”, destaca el informe del Observatorio de Márgenes, publicado este martes.
“Aumentaron los márgenes de la agricultura y, más moderadamente, los del comercio, habiendo recuperado en ambos casos los niveles previos a la pandemia”, continúa, según se puede ver en el gráfico extraído del informe. Durante las confinamientos y, posteriormente, con las restricciones a la movilidad por la crisis sanitaria, el sector de la alimentación también aumentó su rentabilidad, que se desplomó en 2022 con el shock de la invasión rusa de Ucrania y el inicio de la crisis de inflación por la escalada de los precios energéticos.
Explicado en otros términos, desde finales de 2022, el sector de la agricultura y los supermercados han seguido subiendo los precios, según se ha venido viendo en los datos de inflación de los últimos meses, pese a que sus costes han caído, sobre todo los carburantes, el gas, la electricidad y también otras materias primas, así como los fertilizantes. Al exprimir así la inflación, trasladándola en su mayor parte a los precios que paga el consumidor, se obtienen más beneficios, como ocurrió en la primera fase de la crisis de precios y extraordinariamente en el sector energético.
De hecho, según el IPC (Índice de Precios de Consumo) que calcula el INE, el precio de los alimentos en general ha aumentado un 20% hasta agosto desde que Rusia decidió invadir Ucrania, en febrero de 2022. Con casos asfixiantes como el aceite de oliva, que acumula un encarecimiento del 65% desde ese mismo momento, y que solo en agosto dio un salto del 52% respecto a agosto del año pasado.
Ante esta situación, a finales de junio, el Gobierno decidió prorrogar la rebaja del IVA sobre los alimentos básicos que aprobó a finales de 2022. “Para seguir contribuyendo a que los ciudadanos afronten de mejor manera el coste de la cesta de la compra, se mantienen las rebajas de IVA del 4% al 0% en los productos de primera necesidad (pan, leche, quesos, huevos, frutas, hortalizas, verduras...) y del 10% al 5% en otros productos básicos (pastas, aceite...)”, aseguró el Ministerio de Asuntos Económicos de la vicepresidenta Nadia Calviño.
Estas “dos rebajas impositivas se han mostrado eficaces en la lucha contra la inflación, tal y como atestiguan las sucesivas caídas de la misma en lo que va año”, defendieron en Economía en junio. En lo que va de año, los alimentos se han encarecido un 5,3%.
La tendencia de expansión de los márgenes es generalizada en el resto de sectores no financieros, y especialmente acusada en el caso de las energéticas, que los dispararon desde el inicio de la crisis de precios. Incluso, el informe del Observatorio de Márgenes apunta que “la reducción del precio de las materias primas ha hecho compatible la recuperación completa de los márgenes de las empresas con las ganancias de poder adquisitivo de los salarios y la bajada de la inflación”.
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