- Un factor “muy relevante” es el recorte de las ayudas del Gobierno a la industria a cambio de cortes de luz, como señala el directivo en un email que ha llegado al buzón de filtrala.org
La empresa química Ercros prepara el cierre de sus fábricas de cloro de Flix (Tarragona) y Palos de la Frontera (Huelva), que en conjunto emplean a unas 130 personas, y analiza la viabilidad de la de Vilaseca I (también en Tarragona), de cuyo negocio de producción de cloro dependen más de cien empleos directos. La clave está en las millonarias inversiones que necesita hacer la empresa para adaptar esas plantas, que actualmente utilizan electrolizadores de mercurio, un metal pesado, a las exigencias medioambientales de la UE a finales de 2017 y que, en buena medida, no está dispuesta a realizar. A ello se suma el impacto de la reforma energética del Gobierno de Mariano Rajoy.
Así se desprende de un correo electrónico remitido en marzo por el director general económico-financiero de Ercros, Pedro Rodríguez, a un directivo del Instituto de Crédito Oficial (ICO), uno de los principales acreedores de la empresa, en respuesta a “un par de dudas” sobre los resultados de una auditoría interna a la que ha tenido acceso diario.es, junto con el citado email, a través del buzón Filtrala, que comparte con los medios La Marea, Diagonal y Mongolia.
En ese correo, fechado el 4 de marzo, Rodríguez explica a Francisco Presencio, del Área de Financiación Corporativa y Reestructuraciones del ICO, que en el caso del negocio de cloro en Flix, que actualmente supone unos 80 empleos directos, Ercros contempla “el cierre de la actividad. De hecho en el ERE de 2013 se intentó acometer el cierre completo de la instalación, pero ante la oposición de los sindicatos y de la Generalitat finalmente se optó por mantener una pequeña electrolisis (similar a la de Palos) que deberá finalmente cerrar en 2017”.
La inversión que requeriría la planta para adaptarse a las normas de la UE es de unos 15 millones de euros, que Ercros sólo abordaría con ayudas públicas: “No se descarta una posible financiación por parte de la Generalitat para el cambio de tecnología”, dice Rodríguez.
Respecto a Palos de la Frontera, ubicada en el polo químico de Huelva (fue una de las primeras fábricas en instalarse allí) y con unos 50 empleados, Rodríguez explica que “es una planta pequeña que Ercros prevé cerrar o, si es posible, vender con anterioridad a dicha fecha. Actualmente Ercros no contempla invertir para cambiar su tecnología”. La inversión en este caso sería de unos 13 millones de euros.
Fuentes próximas a Ercros explican que la situación actual de ambas plantas no ha cambiado desde entonces y que se buscan soluciones para ellas “con el mínimo impacto en empleo”. Hay casi tres años y medio por delante y es un plazo “muy largo”, añaden. El cierre es “el peor escenario”.
En sus últimas cuentas anuales, la empresa ya explicaba que “está estudiando la viabilidad de afrontar el cambio de tecnología” en Flix, Palos y el resto de Vilaseca I, “valorando el coste de la inversión requerida y las incertidumbres que pesan sobre estas instalaciones, y que son determinantes para su competitividad a corto plazo”.
El ICO se interesó por la situación de esas plantas en el marco del proceso de refinanciación de deuda que Ercros cerró el pasado 31 de octubre, cuando logró de Banco Popular, BBVA, Catalunya Banc, Santander, HSBC Bank, de Sabadell, Caixabank y Crédit Agricole líneas de financiación de circulante por importe de 102,15 millones de euros, mediante la renovación de una línea de crédito de la que ya disponía desde 2011 y que venció en septiembre. Por su parte, el ICO le renovó un préstamo de 10 millones por un plazo de cinco años amortizable anualmente.
Las mismas fuentes recuerdan que el ERE de Palos, hace ya cuatro años, “ya acordaba el cierre completo” de la planta, pero finalmente la empresa buscó una alternativa para que siguiera abierta. Hay “conversaciones de la mano de la Junta” de Andalucía para vender al mejor postor la planta y la salina de 1.200 hectáreas que la acompaña, ubicada en las marismas de la margen derecha del río Odiel, y que proporciona la materia prima (sal común) a la planta de electrólisis.
En cuanto a Flix, con más de un siglo de historia (es la más antigua de Ercros), el cierre sólo afectaría a la actividad de producción de cloro (hay otros 50 empleados en la fábrica de fosfato bicálcico, utilizado para alimentación animal). En este caso la opción es captar empresas que puedan instalarse en el recinto, que tiene unos 300.000 metros cuadrados de superficie.
¿Descontaminación a medias?
Algunas fuentes temen que, con el previsible cierre, Ercros se olvide de las tareas de descontaminación del pantano y los suelos de Flix, algo que niegan fuentes próximas a la empresa. Aseguran que se está procediendo a la limpieza del pantano (el 60% ya está completado) y de los suelos (el mes pasado se puso en marcha una nueva planta de descontaminación). En caso de un cese de actividad, se haría exactamente igual que con otros terrenos vendidos en el pasado. “No es una complicación adicional”, señalan.
También pesa la incertidumbre sobre la planta de Villaseca I (Tarragona), con más de 100 empleados y tres cuartas partes de su producción de cloro sin adaptar a la normativa europea (la única del grupo que lo ha hecho en su totalidad es la de Sabiñánigo, Huesca). “La conversión de esta instalación a una tecnología de electrolizadores libres de mercurio está condicionada al compromiso de cloro de Bayer para los años siguientes a 2017 que se está negociando en la actualidad”, explica el director financiero de la empresa en su correo.
Villaseca tiene dos grandes consumidores, más o menos el 50% de la producción cada uno: la propia Ercros y la empresa alemana, con la que ha firmado recientemente un contrato de suministro hasta 2018. Bayer “todavía no ha tomado ninguna decisión” más allá de esa fecha, aseguran fuentes próximas a Ercros. El coste de la conversión de esta planta sería de entre 60 y 70 millones.
Pérdidas de 311 millones
Estas fábricas producen cloro, sosa e hidrógeno a partir de sal. El resultado es hipoclorito, que se utiliza para producir lejía o PVC. Sobre ellas pesa una incertidumbre añadida: el incremento de la factura eléctrica, que supone entre el 30% y el 40% de sus costes de producción, como consecuencia del nuevo sistema de interrumpibilidad (subvenciones de la luz a cambio de la posibilidad de sufrir cortes) que puso en marcha el mes pasado el Ministerio de Industria.
“Aún no se sabe qué precio fijará el nuevo sistema para remunerar esta rentabilidad, pero se prevé que sea a un nivel parecido al actual dado que tiene un impacto muy relevante en la competitividad de toda la industria electrointensiva”, dice Rodríguez en su email. El problema es que el sistema de subastas a la baja ideado por José Manuel Soria está propiciando un recorte drástico de las ayudas. En sus cuentas de 2013, el grupo ya incluyó la reforma energética como uno de los principales riesgos para su actividad.
El negocio del cloro supone en torno al 65% de la actividad de Ercros, una empresa centenaria que cotiza en bolsa (ningún accionista supera el 3%) y cuyo valor bursátil no llega a los 50 millones de euros. Desde 2007 (su último ejercicio en beneficios fue 2006), Ercros ha perdido más de 311 millones de euros y ha visto reducirse su facturación un 26%. Muy expuesta a España (el mercado local supone el 53% de sus ventas, 332 millones anuales), la crisis, que ha reducido al mínimo los márgenes del sector químico, ha propiciado que su plantilla pase de los 1.819 empleados de 2009 a los cerca de 1.500 actuales. Su principal competidor en España es la belga Solvay.