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Los ERE de CaixaBank y BBVA provocan el estallido de las protestas en un sector conocido por su “paz social”

Diego Larrouy

20 de mayo de 2021 22:54 h

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La banca ha perdido más de 100.000 puestos de trabajo en la última década. A priori, con los últimos ERE presentados en CaixaBank y BBVA llovía sobre mojado. Sin embargo, algo ha cambiado en el sector y, en especial, en la actitud de los sindicatos. Tras años en los que ha primado la tan nombrada “paz social” en el sector bancario, con múltiples de acuerdos entre los representantes mayoritarios y las entidades, los sindicatos han planteado durante las últimas semanas y durante los próximos días multitud de movilizaciones en todo el país contra estos ERE que, en un comienzo, afectaban a más de 12.000 trabajadores.

“Es un punto de inflexión”, señala Joan Sierra, responsable del sector financiero en CCOO. “Los planteamientos son distintos a los que se hacían hace tiempo”, explica. Sierra, que además es trabajador de CaixaBank, apunta que en el pasado “ha habido otros procesos” que han acabado con acuerdos, pero ahora hay “un cambio de talante” en la dirección de las entidades Este punto de inflexión, señala, se ha producido por la “quiebra del modelo” de salidas en la banca, en las que prácticamente siempre se ha primado la voluntariedad, algo que en los procesos de CaixaBank y de BBVA no parece que se vaya a seguir.

Durante años, sindicatos y las direcciones de los bancos han alcanzado acuerdos dentro del tiempo y forma de las negociaciones de los ERE y prácticamente nunca se han impuesto medidas de forma unilateral por los bancos. Y eso que son muchos los ajustes de empleo que se han realizado en el sector, con la desaparición de decenas de las antiguas cajas de ahorro, fusiones y recortes en busca de una mayor rentabilidad. Habitualmente se ha primado el acuerdo y evitar las conocidas como “medidas traumáticas”. Es decir, despidos sin voluntariedad. Se suele citar una excepción a esta norma, que es el caso de Liberbank. La entidad asturiana, a punto de fusionarse con Unicaja, arrastra años de conflictividad laboral y ha sido llamado al orden en varias ocasiones por la justicia.

En las últimas semanas el ambiente en el sector es distinto. Todo cambió cuando llegó la propuesta de CaixaBank para el ERE tras la fusión con Bankia. Se preveía que iba a ser un ajuste importante, pero los más de 8.000 despidos que el banco puso sobre la mesa a los sindicatos pilló a muchos con el pie cambiado. Era el mayor ERE de la historia del sector. Pero lo que preocupaba a los sindicatos no era únicamente la magnitud de los empleados, sino las condiciones. La propuesta económica era peor que en el anterior despido colectivo, realizado en 2019, y se pedía que la mitad de los afectados tuvieran menos de 50 años, lo que complicaba cumplir con los objetivos de voluntariedad.

Días después se sumó a ello el primer ERE en la historia de BBVA. Hasta la fecha, el banco había optado por incentivar las salidas de aquellos trabajadores de mayor edad, siempre de manera voluntaria. Ahora, el banco planteaba un despido colectivo y con condiciones que, según los sindicatos se situaban lejos de lo que se le había puesto sobre la mesa en anteriores ocasiones a los trabajadores. La propuesta inicial fueron 3.800 despidos, aunque la cifra se ha ido rebajando en las últimas reuniones hasta situarse en el entorno de los 3.300.

Víctor Miravete, responsable de sector financiero en UGT, señala que en la banca todos los ERE se han cubierto con salidas voluntarias. “Siempre ha habido más demanda que oferta de salidas”, recuerda. “Esto se está quebrando”, apunta Miravete, también trabajador de CaixaBank, y recuerda que tanto en el caso de BBVA como en CaixaBank, ya no se busca únicamente la salida de los trabajadores más mayores. Miravete defiende que BBVA podría cubrir prácticamente la totalidad del ajuste con los mayores de 50 años y de CaixaBank lamenta que “se les ha ido de las manos” el nivel del recorte de empleo.

Con estos mimbres, en la banca se ha comenzado hablar de paros parciales y de huelga, algo que habían evitado en el pasado los sindicatos mayoritarios. Por ejemplo, en el caso de BBVA hay previstos paros parciales el 25 y 31 de mayo y una jornada de huelga el próximo 2 de junio. En CaixaBank ha habido también bastante movimiento y una muestra de ello fue la junta de accionistas, celebrada el pasado viernes, en la que participaron multitud de sindicatos con protestas en la puerta del recinto donde se celebraba el evento y posteriormente en el interior tomando la palabra y acaparando prácticamente todo el turno de preguntas para accionistas. Este mismo jueves cientos de trabajadores han protestado en distintas provincias contra el despido masivo en el banco.

Sierra, de CCOO, señala que el aumento de las movilizaciones se han producido también por un cambio por parte de plantilla. “Han respondido muy bien, hay un cambio de actitud”, apunta el responsable de banca del sindicato. “Nos costaba siempre movilizar a las plantillas porque asumían que tarde o temprano se llegaría a un acuerdo entre las partes”, añade. “Hoy no se fían y crece la preocupación, el banco debería tomar nota de ello”, subraya.

Coincide con ello Miravete, de UGT, quien apunta que la gente se ve “amenazada”. Además, recuerda el tema de los salarios, en especial el de la subida del presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, como un tema que ha enfadado a la plantilla. El directivo ha pasado de cobrar 500.000 euros en Bankia a más de 1,65 millones en la nueva entidad, pese a estar abierto el proceso de despido colectivo. “Podrían haber esperado al año que viene pero lo hacen ahora porque saben que pueden, es chulería”, señala..

Hay otro aspecto que ha cambiado respecto a procesos anteriores en la banca y que ha dado alas a la movilización de los sindicatos. Se trata del posicionamiento que ha tomado públicamente el Gobierno, especialmente en CaixaBank, donde el Estado mantiene el 16% de las acciones. El propio presidente, Pedro Sánchez, cargó este miércoles contra “los sectores ganadores” que cuentan con sueldos “millonarios de sus ejecutivos” porque la situación económica les permite “crecer como lo han hecho los dividendos y los bonus” mientras que anuncian “despidos masivos”. Estas declaraciones llegaban después de que el Estado, a través del FROB, votara en contra de la subida de sueldo del presidente, José Ignacio Goirigolzarri.

A ello se ha sumado en los últimos días una carta enviada por la Dirección General de Trabajo, dependiente del Ministerio que dirige Yolanda Díaz, recordando a BBVA y CaixaBank su obligación de negociar para evitar o reducir los despidos. “Es la primera vez que vemos esto, que el Gobierno envíe una carta de apercibimiento a los bancos”, señala Miravete.

Discrepancias entre sindicatos

Juan José Paredes, miembro de la federación de banca de CGT, se muestra más cauto sobre el cambio de rumbo de los sindicatos respecto a los despidos. “No hay mucha conflictividad”, defiende el representante de un sindicato que ha sido tradicionalmente crítico con que las centrales mayoritarias hayan aceptado habitualmente los despidos colectivos de la banca. Este trabajador del Santander, sin embargo, coincide en que algo ha cambiado en el sector en los últimos tiempos “La banca ha perdido el miedo a estos procesos”, apunta, señalando que en otros sectores, si se produce un ERE se asume que la empresa de turno va mal, algo que no aprecia ya en el sector bancario.

Paredes defiende que la “paz social” que se ha producido estos años en el sector ha sido gracias a que los bancos “la han comprado” con las ofertas que han hecho para las salidas. Ahora, apunta, la plantilla de ambos bancos se encuentra “expectante”, aunque reconoce muchos trabajadores buscarán salir. “Se asume que el próximo ERE va a ser peor, como este es peor que los anteriores”, subraya. A ello se suma el hecho de que, según señala, algunos trabajadores se sienten cada vez más “presionados” para aumentar las ventas, lo que desgasta a muchos de ellos, que buscarán una salida de la empresa si se pone sobre la mesa. La CGT tiene convocada una jornada de huelga en BBVA el 26 de mayo.

Tanto BBVA como CaixaBank se juegan en las próximas tres semanas el éxito de sus respectivos despidos colectivos. El periodo formal de negociación comenzó en ambos casos la semana pasada y eso acota el calendario en el que se debería llegar a un acuerdo, tras el cual, podrían llegar medidas unilaterales que no se espera que se produzcan. Por ahora las posturas están alejadas en ambos casos y no se presagia un punto en común durante las próximas jornadas de negociación, pese a que los bancos han comenzado a rebajar sus pretensiones, reduciendo la cifra de despidos y mejorando ligeramente las condiciones económicas para las salidas.

Los sindicatos coinciden en que se ve un mayor acercamiento en el caso del BBVA que en CaixaBank. “Estamos muy lejos de un acuerdo”, señala Sierra, de CCOO. Así lo muestra también el resultado de la última reunión entre las partes, este miércoles. Todas las fuerzas sindicales que participan en la mesa emitieron un comunicado conjunto en el que apuntaron que “la dirección, como muestra de su ”buena voluntad“, ha realizado movimientos tan insignificantes que solo podemos calificar como un insulto a la plantilla”.