Madrid, 3 feb (EFE).- La fabricación por parte de CAF de la nueva flota de ancho métrico para Renfe sufrirá un retraso de entre dos y tres años, debido a un error en los gálibos de la infraestructura en la declaración sobre la red de Adif, en función de los cuales se iban a construir los trenes.
Al detectarse que, con las medidas publicadas en la declaración sobre la red, los trenes no cabrían en determinados tramos de la infraestructura, se paró todo el proceso de inicio de su fabricación y empezó la búsqueda de la mejor solución posible, según un informe de Adif, Renfe y la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF).
Renfe publicó en enero de 2019 el pliego para la adquisición de 31 trenes de ancho métrico de acuerdo con los gálibos recogidos en la declaración sobre la red de Adif y, en junio de 2020, adjudicó a CAF su fabricación, tras un proceso de licitación que se vio afectado por la pandemia.
Además de los 31 trenes para las líneas de ancho métrico de Renfe, gestionadas anteriormente por Feve (Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León y País Vasco), el pedido incluía un segundo lote de otras seis unidades para renovar íntegramente la flota de Cercedilla-Cotos de la sierra madrileña que lleva más de 40 años en funcionamiento.
El volumen total de la operación se situaba para CAF por encima de los 250 millones de euros.
Tras adjudicarse el pedido, CAF informó a Renfe de la posibilidad de que la infraestructura no cumple los gálibos publicados por Adif, extremo que fue confirmado posteriormente, de acuerdo con el informe.
Concretamente, la infraestructura actual incumple en numerosos puntos los gálibos GEE10 y GED10 definidos para actuaciones de nueva construcción o de acondicionamiento en la Instrucción Ferroviaria de Gálibos de la AESF.
Ante ese problema, se consideró, primero, aplicar los gálibos establecidos en la instrucción sobre la situación real de la infraestructura, con los datos facilitados por Adif.
Sin embargo, esa decisión conllevaría la fabricación de un tren con unas dimensiones notablemente inferiores a las de los trenes actuales a los que iba a sustituir, por lo que se consideró inasumible, ya que empeoraría las prestaciones a los viajeros.
Tras diversas reuniones y comunicaciones internas entre Renfe y Adif, en las que participaban CAF y la AESF, se plantearon tres posibles alternativas de solución, siendo una de ellas la adaptación de la infraestructura en los puntos en los que existen interferencias, lo que, sin embargo, podría devenir en unos plazos largos de ejecución y unos costes elevados.
También se valoró aplicar una excepción a la Instrucción Ferroviaria de Gálibos en los puntos con interferencias, autorizada por la AESF o bien emitir una nueva específica para la red de ancho métrico, aunque, finalmente, se ha optado por el denominado “método comparativo”, que si bien está descrito en la norma europea, no está regulado en la española.
Para poner en marcha el método comparativo, que consiste en la utilización como base de un tren que actualmente circula por las líneas de ancho métrico como referencia, CAF va a contratar una empresa especializada en su aplicación y en la adaptación del proyecto al resultado del análisis.
Renfe pondrá a disposición un tren para realizar el trabajo de medición y seguimiento del proyecto (lo que requerirá una modificación contractual), mientras que Adif aportará los datos de caracterización de la infraestructura y compromiso del mantenimiento de la misma en los mismos parámetros, y la AESF autorizará normativamente la aplicación del método comparativo y desarrollará los procedimientos.
Adif, Renfe, la AESF y CAF esperan que el retraso en la modernización del servicio de ancho métrico se vaya a minimizar todo lo posible con estas decisiones tomadas en su última reunión cuatripartita.
Los trenes que fabricará CAF serán así similares a los que circulan ahora en cuanto a medidas, pero, al ser nuevos, ganarán en su diseño interior, confort y tecnología, entre otros aspectos.