Jarro de agua fría para el empleo en febrero. La ministra de Economía, Nadia Calviño, ya avanzaba el lunes que los datos no iban a ser buenos y este martes se confirmaron sus presagios. España ha vuelto a niveles de paro por encima de la barrera de los cuatro millones de desempleados tras haber sufrido su peor mes de febrero desde 2013 al sumar más de 44.000 personas registradas en las listas del paro. El mercado laboral se ha visto arrastrado por el desplome de la actividad en el sector servicios, muy afectado por las restricciones aplicadas para aplacar la tercera ola del coronavirus.
De hecho, la la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) señaló este martes que el PIB intertrimestral caerá un 1,3% entre enero y marzo de 2021 teniendo en cuenta los datos de afiliación a la Seguridad Social y el consumo de energía, rompiendo la racha positiva del segundo semestre del año pasado. Si se mantiene esta tónica será complicado que se cumpla la previsión del Gobierno de lograr un crecimiento económico del 7%.
De los 44.436 desempleados que se han incorporado a las oficinas del SEPE, 36.877 personas eran trabajadores del sector servicios. Con ello, en España se ha alcanzado una cifra de 2,83 millones de personas se encuentra en situación de desempleo en esta rama de actividad. Se trata de un dato que no se veía desde la primavera de 2015, hace casi seis años. Es habitual en España que en torno a siete de cada diez desempleados lo sean en el sector servicios, por lo que fluctuaciones en esta actividad económica arrastran a los datos del conjunto de la economía.
Durante el mes de febrero en España se han vuelto a superar los cuatro millones de desempleados, en concreto 4.008.789 personas se encuentran registradas en busca de empleo en las oficinas del SEPE. Para poder encontrar la última vez que el país tuvo este nivel de desempleo hay que escalar en la serie histórica hasta el mes de abril del año 2016 y supone un millón de personas más desde el mínimo que alcanzó la economía española -julio de 2019- desde que estallara la pasada crisis financiera.
Febrero está considerado como un mes de transición, con pequeñas fluctuaciones en los últimos años, pero este quedará como el mes que truncó con los datos en el empleo que hacían pensar en una senda de recuperación tras el estado de alarma de la pasada primavera con motivo del estallido de la pandemia del coronavirus. “Obviamente es un mal dato, aunque no sea el peor de la serie histórica, porque superamos los cuatro millones de desempleados”, señalaba Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo, este martes en rueda de prensa. “Es un mal dato como consecuencia directa de la tercera ola”, achacaba en su análisis sobre el mes de febrero.
Uno de los datos que mostraban una cierta recuperación desde el frenazo económico del estado de alarma era la afiliación a la Seguridad Social. Sin embargo, este mes de febrero ha provocado un parón a esta estadística. Tras ocho meses consecutivos de subida, en términos desestacionalizados, en los veintiocho días del mes se produjo una caída en la afiliación de algo más de 30.000 personas, hasta dejarlo al borde de caer por debajo de los 19 millones de cotizantes. Las cuentas de la Seguridad Social venían de recuperar durante los ocho meses previos 743.000 de los 1,1 millones de cotizantes que se habían perdido durante el periodo de marzo, abril y mayo, último mes que, hasta ahora, había terminado en negativo. En términos no desestacionalizados la Seguridad Social sí creció en más de 20.000 cotizantes, aunque menos de lo que lo había hecho en el mismo mes del año pasado.
De nuevo, como ocurriera con los demandantes de empleo, el frenazo viene provocado por el sector servicios. Al igual que el conjunto de las cotizaciones de la Seguridad Social, esta rama de actividad, que emplea a la mayor parte de la población, venía cosechando datos de crecimiento durante los ocho meses anterior. Hasta febrero. Aunque la caída es menor que las que se vieron en marzo, abril o mayo, el sector servicios perdió casi 50.000 cotizantes a la Seguridad Social, más de los que había ganado en el mes de enero con la campaña de rebajas en el comercio. Al igual que hiciera Pérez Rey, su homólogo en la Seguridad Social, Israel Arroyo, también achacó este retroceso a los cierres que ha tenido la hostelería y el comercio con motivo de la tercera ola de la pandemia. “En términos acumulados hemos recuperado el 64% del empleo perdido, queda recorrido pero entendemos que lo lógico sería recuperar la senda de crecimiento en los meses sucesivos”, aseguró, intentando matizar unos datos mensuales que fueron “malos sin paliativos”.
Las estadísticas de la Seguridad Social, en comparación con el mismo mes del año pasado, muestran cómo la hostelería y los sectores más vinculados con el turismo son los que más han tirado hacia abajo a las altas a la Seguridad Social. Por ejemplo, los servicios de alojamiento fue la segunda actividad que más empleo creó en febrero de 2020. En el mismo mes de 2021 terminó con 2.382 empleados menos. La hostelería, por su parte, pasó de generar casi 12.000 empleos a destruir 24.700 en febrero de 2021. Las actividades vinculadas al deporte y el entrenamiento, como los gimnasios, también perdieron empleo este último mes. Únicamente la administración pública ha cerrado un febrero más positivo en 2021 que en 2020.
Febrero deja datos negativos para el mercado laboral español más allá de la mala evolución que han cosechado las empresas del sector servicios tanto en cotizantes como en demandantes de empleo. Uno de estos datos es el de nuevos contratos. Más allá de tratarse de un mes más corto, los datos muestran el menor número de nuevos contratos firmados desde agosto, completando cinco meses de caída continuada desde el verano. En concreto, se sellaron 1.212.284 contratos en España. De nuevo, la temporalidad sigue siendo la base de la creación de empleo en el mercado laboral español ya que únicamente el 10,9% de los nuevos contratos fueron indefinidos: 132.000.
Otro dato negativo que deja el mes de febrero es el agravamiento de la brecha de género en el empleo. De los más de 44.000 nuevos desempleados registrados en el SEPE, más de 31.400 eran mujeres. Es decir, siete de cada diez nuevos desempleados en España. Este hecho fue criticado este martes por los sindicatos, que pidieron medidas concretas. “Los datos consolidan la cara feminizada del paro”, apuntaba Lola Santillana, secretaria de Empleo de CCOO. Con estos datos se eleva la distancia que existe en el colectivo de desempleados en el país y un 57% de los más de cuatro millones de parados son mujeres.
El otro colectivo que ha vivido un mes muy complicado en el empleo ha sido el de los jóvenes menores de 25 años. Esta franja de edad suma 9.280 desempleados de los 44.000 nuevos registrados en el SEPE. Supone un incremento del 2,60% frente al 0,97% que se ha producido entre los trabajadores mayores de 25 años. “La recuperación no puede asentarse en la precariedad, temporalidad y parcialidad de los contratos, que afectan sobre todo a las mujeres y a los jóvenes”, advirtió UGT en un comunicado, en el que solicitaba la derogación de la reforma laboral.
Menos empleo sanitario en plena campaña de vacunación
Tampoco el colectivo sanitario, inmerso en el control de la tercera ola durante el mes de febrero y concentrado en el proceso de vacunación, ha vivido un periodo positivo en términos de empleo. En concreto, destruyó 1.778 empleos en febrero, que se suman a los 9.547 de enero. Con ello, el año ha empezado con la pérdida de más de 11.200 puestos de trabajo en el sector de Actividades Sanitarias y Servicios Sociales, tal y como informó el sindicato CSIF. “Resulta indignante que se haya prescindido de efectivos durante dos meses consecutivos, de los peores de la pandemia, en los que se volvieron a disparar los contagios, la presión hospitalaria, con las UCI al límite y la segunda cifra más alta de fallecidos en lo que va de crisis sanitaria”, apuntaba el sindicato en un comunicado.
Con todos estos datos negativos que deja el mes de febrero, algunos coyunturales —como el efecto de la tercera ola— y otros estructurales —la feminización del paro, la temporalidad y el desempleo juvenil–, el mercado laboral afronta los próximos meses con la incógnita de cómo responderá el empleo al próximo levantamiento de las restricciones y, a priori, sin el impulso que suele supone la Semana Santa. Una de esas dudas será ver cómo evoluciona el colectivo de trabajadores que se encuentran en ERTE. El mes de febrero terminó con casi 900.000 empleados acogidos en este instrumento que se ha utilizado para amortiguar los efectos la caída de actividad de miles de empresas durante la pandemia. Según los datos de la Seguridad Social, son 28.900 personas menos que en el mes de enero.