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España tendrá que continuar las reformas y la vigilancia sobre sus bancos
España ha cumplido con todas las condiciones que asumió a cambio del préstamo europeo para sanear su banca, pero deberá continuar las reformas -con especial atención al desempleo- y mantener una estrecha vigilancia sobre la evolución de sus bancos.
Así lo constataron hoy la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) en su informe sobre su quinta y última visita a Madrid para revisar, junto a los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la marcha del programa de asistencia financiera a la banca en dificultades concedido a España.
En los pasados 18 meses España ha superado “los graves problemas” de su sector financiero y ha puesto en marcha “significativas” reformas pactadas con sus socios europeos a cambio de la ayuda (hasta un total de 100.000 millones de euros, de la que finalmente recurrió a 41.300 millones) para reestructurar su banca en dificultades.
El documento indica que el saneamiento y los esfuerzos deben proseguir “más allá de la finalización del programa”, que expiró en la medianoche del 22 de enero.
“Sigue siendo imperativo hacer frente a los altos niveles de desempleo y promover el buen funcionamiento del mercado laboral”, destacan el CE y el BCE en su informe, en el que apuntan a la necesidad de reforzar las políticas activas de empleo.
Para ello, instaron a las administraciones locales, regionales y al Gobierno central a “cooperar de manera efectiva”, dado el reparto de competencias en este ámbito, y advirtieron del “riesgo de que pase algún tiempo antes de que se muestre un impacto positivo” que implique un descenso del paro.
Ambos apuntaron también a la necesidad de aplicar las reformas de la administración pública, la reforma fiscal y la “pospuesta” liberalización de los servicios profesionales.
La CE y el BCE recuerdan que España también tendrá que mostrar una “determinación inquebrantable” en los próximos años para reducir el déficit público por debajo del máximo del 3 % en 2016, tal y como se ha comprometido con Bruselas, y contener la escalada de la deuda pública.
El programa ha servido para que la banca española logre una solvencia “ampliamente cómoda”, dicen la CE y el BCE, que piden a España que termine la reestructuración de las entidades privatizadas y siga promoviendo el fortalecimiento del sector, a la vez que vigila su evolución para evitar sorpresas.
“España tiene que seguir de cerca el funcionamiento y la estabilidad del sector bancario. Sigue siendo vital (hacer) diagnósticos en profundidad sobre la resistencia de la banca española y sobre su solvencia”, afirman la CE y el BCE.
Las instituciones valoran la mejora de la liquidez de los bancos y su fortalecimiento, mientras continúa con el proceso de desapalancamiento, acompañado de la caída de la prima de riesgo y la mejora del sentimiento económico.
La salud de la banca española será puesta a prueba en los próximos meses, junto al resto de las entidades de la zona del euro, en los análisis de la calidad de activos del BCE y las pruebas de resistencia de la Autoridad Bancaria Europa (EBA).
Por ello, el informe recuerda a “los bancos y las autoridades españolas que tienen que estar preparados para hacer frente a cualquier déficit de capital que la evaluación integral del BCE puede revelar”.
Bruselas y Fráncfort mantiene su preocupación sobre las restricciones del crédito al sector privado, que podría empezar a mejorar, pero aún siguen pesando sobre las pymes, que hacen frente a unas condiciones de financiación “onerosas”.
También apuntan a la ley de desahucios, de la que afirman que este tipo de medidas elevan la incertidumbre y complican la recuperación del sector inmobiliario, y piden al Gobierno y a las autoridades regionales que controlen el impacto que su aplicación puede tener sobre la estabilidad de los bancos.
Además, sugieren la revisión del marco legal de las cooperativas de crédito, que se trabaje por mantener la unidad del sector financiero y se recomienda mejorar la venta de instrumentos financieros no cubiertos por los fondos de garantía de depósitos a clientes minoristas.
Esto último “también implica aumentar la transparencia de las características de estos instrumentos y sus consecuentes riegos para garantizar que los clientes son plenamente conscientes y prevenir consecuencias indeseadas”, según el informe.
El sector financiero seguirá sufriendo por la situación económica, especialmente debido a la baja demanda de créditos por parte de los particulares.
El informe considera que los mayores obstáculos serán el alto nivel de desempleo -aunque apunta a que la destrucción de empleo esta tocando fondo- y la debilidad del sector inmobiliario.
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