España cerrará 2022 con la balanza por cuenta corriente en positivo (la diferencia entre las exportaciones, incluido el turismo, y las importaciones respecto al PIB) por undécimo año consecutivo. Y ocurrirá pese a la histórica escalada de la factura energética (por la subida del petróleo, el gas...). Esta fortaleza es muestra de la transformación de la economía desde la Gran Crisis Financiera de 2008. En esta crisis de inflación supone un motor clave para la resiliencia del crecimiento.
Incluso se puede considerar crucial para explicar la resistencia de la economía de nuestro país, la única de las cuatro grandes de la Unión Europea (UE) que esquivará la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción de la actividad), según la mayoría de previsiones. Y la que más crecerá tanto en 2022 como en el conjunto de 2023.
“Esperamos que Alemania e Italia se vean más afectados por la crisis energética que Francia y España. La razón más importante es que los primeros dependen más de las importaciones de gas ruso, mientras que los segundos tienen fuentes de energía más diversificadas y son relativamente más intensivos en el sector servicios. Esto es así especialmente en el caso de España, que todavía tiene margen para recuperarse de la crisis de la COVID-19”, observa el equipo de analistas de Goldman Sachs.
“El buen comportamiento del mercado laboral y el ahorro acumulado por los hogares [por supuesto de forma muy desigual entre los más ricos y los más pobres] también podrían brindar algún apoyo al consumo en el corto plazo”, comenta Riccardo Marcelli, economista de Oxford Economics.
“Sin embargo, el gran impacto de la inflación sobre los ingresos reales y la incertidumbre sugiere que las perspectivas serán débiles. Mientras tanto, las subidas de los tipos de interés del BCE ya están frenando la inversión empresarial [lo que contrarresta en parte los fondos europeos]. Como resultado, es poco probable que la economía española escape a una contracción leve durante el invierno. Pero resistirá bien. Y probablemente se deba a que el PIB sigue un 2% por debajo del nivel anterior a la pandemia, por lo que se está viendo impulsado por el efecto de recuperación y por un rebote constante del turismo”, analiza.
Transformación de la economía
“Hace 15 años me dices esto y me hubiera parecido imposible”, exclama David Cano, socio director de AFI. “La balanza por cuenta corriente es uno de las mejores formas de medir si una economía vive o no por encima de sus posibilidades”, reflexiona este economista. “El déficit significa que alguien te financia, y eso pasó entre 2002 y 2012”, continúa.
“Solo hay un país que se puede permitir tener déficit [comercial], y es Estados Unidos”, apunta el experto de AFI. “España consiguió corregir ese déficit por cuenta corriente: por un lado porque nos apretamos el cinturón [sufrió una fuerte devaluación, que para las familias se tradujo en una fuerte pérdida de poder adquisitivo que ahora vuelve a repetirse], dejamos de pedir prestado, se purgó el mercado de vivienda...”, prosigue.
Hoy, “la gran novedad es que estamos siendo capaces de exportar: gastamos menos pero lo más importante es que ingresamos más”, destaca. El primer factor importante en esta transformación ha sido el turismo, con el récord de 84 millones de viajeros en 2019. Este 2022, el primer año sin restricciones por la pandemia, la visitas a España aún estarán entre un 15% y un 20% por debajo.
“El turismo fue un relevo a la construcción”, considera David Cano. “La economía entró en la crisis [de la pandemia] en muy buena forma”, coincide Francisco Quintana, director de estrategia de ING España. Y la mayor intensidad del rebote se reservaba para este 2022, hasta el estallido de la guerra en Ucrania, “sobre todo gracias a la buena recuperación del sector turístico”, incide Quintana, quien recuerda que es una industria fundamental “que contribuyó al 14% del PIB total en 2019”.
Además, las empresas españolas han sido capaces de vender fuera más bienes y servicios (consultoría, formación...), de tal forma que las exportaciones en España suponen un 32%, mientras que la media de los países desarrollados está cerca del 25%.
El gran paradigma del superávit de la balanza por cuenta corriente es Alemania, pero es algo que esta crisis de inflación está cambiando por la dependencia que tiene de la energía barata. Ahora, su industria no es tan competitiva. Mientras, el mayor peso de los servicios en nuestro país ofrece una gran ventaja.
“En un año en el que nos estamos gastando más dinero en petróleo, lo estamos compensando con exportaciones, y con el turismo”, concluye David Cano, de AFI. No obstante, la última encuesta de coyuntura de la exportación del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo refleja peores expectativas que en los trimestres anteriores.
Casi todos las instituciones y firmas del Panel de Funcas “han revisado al alza la previsión de crecimiento de las exportaciones, en mayor magnitud que el aumento de la estimación de crecimiento de las importaciones”, recalcan desde el propio centro de análisis.
Las mejores noticias vienen del turismo. El sector hotelero registró un 14,6% más de ingresos por habitación disponible a lo largo de este verano en comparación con 2019. Un repunte que fue especialmente significativo en el mes de agosto, ya que se superaron en un 16,9% los datos de ingresos de 2019.