Las cifras oficiales detectan a 150.000 falsos autónomos

Emprender se ha convertido en el verbo de moda. Los autónomos han dejado de serlo para convertirse en emprendedores. Sin embargo, detrás de ese cambio de lenguaje hay, muchas veces, una realidad menos atractiva: la de las empresas que, para ahorrar costes, obligan a trabajadores a darse de alta como autónomos. En España hay al menos 150.000 falsos autónomos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogidos gracias a la Encuesta de Población Activa (EPA).

La EPA detectó en 2009 a 151.700 personas que se declaraban trabajadores independientes, pero que, de facto, tenían condiciones laborales similares a las de los asalariados. De esos 151.700, 105.500 eran hombres y 46.200, mujeres. En cuanto a su nacionalidad, la mayoría eran españoles (131.800) frente a una minoría extranjera (19.900). Según expertos independientes consultados por eldiario.es, desde entonces la cifra de falsos autónomos habría aumentado ligeramente, pero no de forma drástica. El número total rondaría ahora los 160.000, según las mismas fuentes.

Lo que sí ha habido es un cambio en la composición de este colectivo. Los sectores en los que tradicionalmente ha abundado la figura del falso autónomo, como la construcción, han dado paso a otros en los que, hasta ahora, no era tan común. “Ahora los falsos autónomos se dan en actividades profesionales, investigación o servicios, algo que antes casi no sucedía. Aunque en estos sectores su presencia ha aumentado, en otros, como la construcción, ha bajado tanto por la cantidad de empleo que se ha destruido, que en valores absolutos no han subido tanto”, explica el presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Sebastián Reyna.

En 2009, la EPA introdujo cambios técnicos para detectar esta figura: el INE incluyó nuevas preguntas para averiguar con más exactitud en qué situación se encontraban las personas que aseguraban ser trabajadores independientes. “La idea era delimitar con mayor rigor los trabajadores independientes que, aunque formalmente lo sean (por régimen de cotización, por ejemplo), tienen una relación de facto de asalariado”, explica el INE en una nota explicativa que publicó entonces. Las preguntas añadidas indagaban, por ejemplo, sobre la forma en que esas personas desarrollaban su actividad.

La EPA pasó de considerar a estas personas como asalariados y no como autónomos. Este cambio tuvo un impacto en la estadística que, poco a poco, fue corrigiéndose. Según la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre de 2013, en España hay 13,7 millones de asalariados y 2,9 millones de empresarios con o sin asalariados. Los falsos autónomos se contabilizarían, por tanto, en el primer grupo.

Autónomos dependientes

El Estatuto del Trabajo Autónomo introdujo una nueva figura, la del autónomo económicamente dependiente, para dar una cobertura especial a aquellas personas que prestan su trabajo mayoritariamente para una sola empresa. Los llamados TRADE tienen que tener contratos por escrito, tienen derecho a indemnización y vacaciones.

El éxito de esta figura ha sido más bien escaso: desde 2007 solo se han firmado 13.000 contratos de autónomos económicamente dependientes. Sin embargo, la EPA revela que 160.000 autónomos trabajan para una sola empresa y 90.000 dicen trabajar “prácticamente” para un mismo cliente.

“Las empresas no quieren reconocerlos como tal porque implica reconocer derechos. Además, su implantación coincidió con el inicio de la crisis y las empresas se echaron para atrás”, asegura Reyna. La vía judicial es, en muchos casos, la única salida para intentar que se reconozcan sus derechos.