Las investigaciones científicas sobre la desigualdad son unívocas en sus conclusiones: en los países occidentales los ricos son cada vez más ricos y la clase media y los pobres son cada vez más pobres. Esta semana un informe de la OCDE concluía que el nivel de vida de la “exprimida clase media” (la que gana entre 11.500 y 30.000 euros al año según la organización) está decayendo, en parte por el coste creciente de la vivienda frente al declive o estancamiento de los salarios.
Otro reciente estudio del Laboratorio Mundial sobre la Desigualdad (World Inequality Lab), de la Paris School of Economics lo deja también claro: Europa es uno de los continentes que más éxito ha tenido al contener la desigualdad de ingresos, pero el crecimiento ha sido desigual. Entre 1980 y 2017 el promedio del 1% de los mayores ingresos ha crecido al doble de velocidad que el del 50% de los menores, explican los autores, Thomas Blanchet, Lucas Chancel y Amory Gethin
En el caso concreto de España, la evolución de la desigualdad de los ingresos desde 2007 revela que una proporción cada vez mayor de las ganancias nacionales se están acumulando entre las personas con mayor poder adquisitivo. “Según nuestras estimaciones, el crecimiento total en el ingreso promedio después de impuestos fue cerca del 0% para el 95% de los ciudadanos españoles entre 2007 y 2017”. Por el contrario, en la parte superior de la distribución del ingreso, especialmente entre el 1% o, más acusadamente, el 0,1% superior, el crecimiento fue mayor del 10%, explica Amory Gethin a eldiario.es. Entre los ingresos se incluyen tanto rentas del trabajo como rendimientos de capital (negocios, intereses, dividendos, rentas inmobiliarias...). Ser los más ricos en ingresos no implica que ser los más ricos en patrimonio, una categoría que no está contemplada específicamente en este estudio.
En España, el 24% de la población que declara IRPF se embolsa entre 12.000 y 21.000 euros anuales, el caso más frecuente según la Agencia Tributaria (4,7 millones de personas). Le siguen muy de cerca el 23,84% con declaraciones de la renta de menos de 6.000 euros anuales (4,6 millones de declarantes). Un 16% recibe anualmente entre 21.000 y 30.000 (3,1 millones). De 30.000 a 60.000 otro 16%; y 645.348 declarantes de ahí a 150.000. Hay otro 0,42% (82.927) que ganan más de 150.000 euros y un 0,04 que ingresa más de 601.000 euros al año (8.481 personas, según la estadística de declarantes de renta de 2016, la última publicada con ese nivel de detalle). Estos últimos suelen ser ejecutivos, deportistas, artistas, inversores...Otros individuos con estos ingresos los declaran como empresa a través de Sociedades.
“Lo más llamativo es que más del 15% de los adultos españoles está en riesgo de pobreza en la actualidad, una de las tasas más altas observadas en Europa occidental”, añade Gethin.
En cuanto a las propuestas electorales de rebaja de impuestos de los partidos políticos de derechas en España, especialmente los más progresivos como IRPF, Sociedades, Patrimonio y Sucesiones y Donaciones, y sobre cómo incidiría este hecho en las desigualdades económicas que se observan en España, la conclusión de los autores es que tales desigualdades se acrecentarían.
“Dada la tendencia creciente en la concentración de ingresos superior que observamos en España desde el inicio de la crisis, si el gobierno electo reduce los impuestos que benefician a los contribuyentes de ingresos altos como el gobierno de Andalucía acaba de anunciar, lo más probable es que observemos que la concentración de ingresos superior continúe aumentando”, señalan.
Lucas Chancel explica con respecto al efecto redistributivo de la riqueza que Europa resiste la desigualdad más que los EEUU gracias a su modelo social, entendido como un acceso más equitativo a los servicios públicos de salud y educativos, así como sistemas más equilibrados de pensiones y seguro de desempleo..
Al respecto, señala que hay diferentes formas de financiar tales servicios públicos, de manera más o menos equitativa, y que en Europa se está dando una tendencia a aumentar los impuestos sobre el consumo (principalmente el IVA), que pesan relativamente más sobre los más pobres, mientras que los impuestos a las multinacionales y las personas más ricas se están reduciendo.
Esto implica, añade Chancel, que la reflexión no debería girar en torno a los recortes de impuestos en general, sino “sobre quién se beneficia de las bajadas impositivas y cómo los gobiernos compensan la pérdida de ingresos fiscales para financiar su modelo social”.
Europa desde 1980: un crecimiento para los más ricos
El Laboratorio Mundial sobre la Desigualdad, que tiene entre sus miembros a los conocidos Thomas Piketty y Gabriel Zucman y a la economista española Clara Martínez–Toledano, entre más de cien investigadores de setenta países, analiza si el modelo social europeo ha logrado resistir el aumento de las desigualdades. Señalan que Europa es uno de los continentes que más éxito ha tenido en contener dicho fenómeno desde principio de la década de 1980.
Esto no ha evitado un aumento de las desigualdades y de la velocidad del crecimiento promedio de la riqueza de los ya más ricos frente al resto. Los autores relacionan este hecho con un contexto de creciente competencia fiscal entre estados miembros que ha socavado la progresividad de sus impuestos.
Por otra parte, en muchos países, particularmente en el sur y este de Europa, la pobreza relativa ha alcanzado a una proporción mayor de la ciudadanía. En casos extremos como el de Grecia, Italia o los países de la ex Yugoslavia, el aumento de la desigualdad ha estado acompañado de bajo crecimiento económico.
Según el estudio, el impacto de la crisis económica de 2008 sobre la desigualdad es ambiguo. En países del sur y este de Europa, el aumento en el desempleo y en la inseguridad laboral estuvo asociado a un aumento en la pobreza relativa, mientras que en países de Europa occidental y del norte, como Islandia o el Reino Unido, el impacto ha sido más significativo en los grupos de altos ingresos.
El estudio concluye que aunque las desigualdades en Europa son “significativamente” más bajas que en EEUU, si los países de la Unión Europea quieren contener la brecha en el futuro “deberá crear las condiciones para una financiación equitativa y de largo plazo de los servicios públicos, en particular a través de impuestos más progresivos (más altos cuanto mayores sean los ingresos y ganancias) a individuos y empresas”.
En el periodo estudiado, el incremento en la brecha de ingresos ha sido particularmente marcado en Europa del Este, donde las privatizaciones asociadas a la transición del socialismo al capitalismo beneficiaron a una pequeña élite. Además, la redistribución en estos territorios Europa es la más débil debido, entre otras cosas, a la baja progresividad de la imposición. Un modelo que se asemeja, en el caso del IRPF y Sociedades, a las promesas fiscales del programa electoral del PP, y, en mayor medida aún, a las de Vox.