Retrasar de manera forzosa la jubilación aumenta el riesgo a morir antes de los 70 años, según un estudio publicado este lunes por Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada). En concreto, a través de un experimento natural fruto de la limitación en el pasado del acceso a la jubilación anticipada en España, los tres investigadores responsables de la publicación observan que “retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años” en cinco puntos porcentuales, el “equivalente a un aumento relativo del 50%”.
Los economistas Cristina Bellés (Universidad de Manheim), Sergi Jiménez (UPF y FEDEA) y Han Ye (Universidad de Manheim) suscriben el estudio, que ha analizado un gran volumen de datos de la Seguridad Social gracias a la Sala Segura de Barcelona del organismo público, puesta a disposición de investigadores.
Los investigadores analizan los posibles efectos del retraso obligado de la jubilación gracias a un “experimento natural”, método utilizado por los últimos galardonados con el Nobel de Economía.
El experimento se fija en una reforma de pensiones de 1967, que modificó la edad de jubilación anticipada en función de la fecha en que los individuos comenzaron a cotizar al sistema de la Seguridad Social. “Los individuos que cotizaron al sistema de pensiones antes del 1 de enero de 1967 podían solicitar voluntariamente una pensión a partir de los 60 años. En cambio, los individuos que empezaron a cotizar después de 1967 sólo pueden solicitar voluntariamente una pensión a los 65 años”, recoge el estudio.
Foco en puestos muy físicos y con estrés
Aunque el estudio concluye que de manera general el retraso del acceso a la jubilación aumenta el riesgo a morir antes entre los 60 y 69 años, hay grupos de población especialmente afectados, según los resultados.
Uno de ellos son las profesiones con más siniestralidad. “El aumento de la mortalidad es mayor para aquellos que trabajaban en sectores con una alta intensidad de accidentes laborales”, apunta la investigación. De manera más amplia, los investigadores subrayan el mayor riesgo en aquellas profesiones “más exigentes físicamente”, como un colectivo más vulnerable a este aumento de la mortalidad.
También se señala a grupos de trabajadores con un elevado “nivel de estrés emocional y mental”. “Encontramos que el estrés mental y social que experimentan los individuos antes de la jubilación también influye. Retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años en 5,3 puntos porcentuales para las personas con trabajos de alta carga psicosocial, mientras que esta cifra es de 3,6 puntos porcentuales para las personas con trabajos de baja carga psicosocial”, contempla el documento.
Por último, otro de los colectivos más vulnerables son los trabajadores de “cuello azul”, término anglosajón que se utiliza para referirse a aquellos situados en la parte más baja de la jerarquía de las empresas. Al contrario de los puestos directivos (cuello blanco). “En estos trabajadores de skill bajo el riesgo es más fuerte, auque este no desaparece en los de skill alto, también existe”, apunta a elDiario.es Sergi Jiménez, que recuerda que en estos puestos hay a menudo una elevada carga de estrés.
Apuesta por fórmulas “flexibles”
El estudio advierte de que, dado que muchos países europeos –entre ellos España (2011)– han aumentado en los últimos años la edad legal de jubilación, los resultados de la investigación “son informativos para los responsables políticos”: “Ya que muestran que este tipo de reformas pueden tener un impacto negativo en la salud de la población, y una evaluación general de los efectos de bienestar de dichas políticas debería tener en cuenta estos efectos sobre la salud”.
La última reforma de pensiones ha incluido en el primer bloque de cambios incentivos para retrasar de manera voluntaria la jubilación, con recompensas monetarias para los que alarguen su carrera laboral , así como mayores penalizaciones económicas para las personas que se retiran de manera anticipada con rentas más elevadas.
Los investigadores destacan que “permitir que los trabajadores reduzcan gradualmente su tiempo de trabajo al final de su carrera, convirtiendo la jubilación parcial en una opción, puede incentivar a los trabajadores a permanecer más tiempo en la población activa sin perjudicar su salud”.
El economista Sergi Jiménez subraya así que la investigación evidencia que “hay que tener cautelas” con una de las lógicas más extendidas detrás de las llamadas a aumentar la edad legal de acceso a la jubilación y a restringir la posibilidad de retirarse de manera anticipada: la idea de que, como se viven más años y la esperanza de vida es mayor, hay que trabajar hasta edades más avanzadas. “Hay una parte de la población con circunstancias que, si la obligamos a trabajar más, se le perjudica seriamente en su salud”, indica.
Por ello, los responsables del documento indican que habilitar fórmulas de “jubilación flexible junto con el aumento de la edad legal de jubilación podría ser una buena política para mitigar el coste de estas políticas para el sistema sanitario público”.