En un mercado como España donde prima la propiedad de la vivienda, la palabra Euríbor es uno de los términos económicos que más se cuela en las conversaciones cotidianas. Si se mantiene la tendencia y el indicador termina el mes en números rojos las hipotecas que se revisen lo harán por primera vez con un tipo de interés negativo. En este contexto surgen una serie de dudas sobre cómo va a afectar esta situación a quienes ya tienen hipoteca o a los que piensan en comprar piso.
¿Qué es el Euríbor y para qué sirve?
El Euríbor se calcula diariamente con una media ponderada del tipo de interés al que se cruzan los bancos europeos los préstamos que se hacen en el mercado interbancario. Se trata de una encuesta que se realiza a los bancos y que no se basa en operaciones reales lo que ha dejado una puerta abierta a manipulaciones por los propios bancos al ofrecer los datos (ver más abajo).
¿Qué significa que está en negativo?
Cuando esta referencia entra en negativo significa que los bancos se están pagando unos a otros para guardar el dinero porque no liberan su liquidez (dinero) a los clientes. Precisamente, el mercado está inundado de esta liquidez -propiciada en gran medida por las políticas expansivas del BCE- donde los bancos han comenzado a cobrarse por aceptar el dinero prestado mientras que el BCE mantiene la facilidad de depósito también en negativo, es decir cobrando un 0,3% a los bancos que deciden dejar su dinero allí como medida (no fructífera) para que los bancos suelten dinero en forma de préstamos.
Además, todo indica que la situación va a continuar, sobre todo, si se tienen en cuenta otros indicadores. El Eonia, que se calcula con las operaciones realizadas y no con una encuesta como el Euríbor, está en negativo desde 2014.
Con un Euríbor en negativo ¿quiere decir que el banco me va a pagar por mi hipoteca?
Los bancos cuando conceden una hipoteca a tipo de interés variable no solo la ligan al Euríbor sino que además le añaden un diferencial. Esto quiere decir que para calcular los intereses hay que hacerlo sumándole al Euríbor este porcentaje. De esta forma, con el índice en negativo lo que se haría en la práctica es restarlo. Por ejemplo, si el indicador cerrara en la misma cifra negativa que tocó el viernes (-0,002%) y la hipoteca tuviera un diferencial de 1% al final se le aplicaría un 0,998% para calcular los intereses que hay que pagar en las cuotas.
En la actualidad, la banca está concediendo hipotecas con unos diferenciales que rondan el 1%. En la época precrisis los diferenciales que aplicaba la banca en las hipotecas eran más bajos de esta barrera, incluso en algunos casos alrededor del 0,2%. Son estas hipotecas las que podrían beneficarse más de un Euríbor negativo, aunque para ello tendría que bajar hasta este entorno.
¿Cómo influye el Euríbor negativo en las hipotecas?
“Es una situación que beneficia a quien tenga hipoteca”, asegura Javier Niederleytner, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles, que matiza que para que realmente se vean beneficiados tiene que ser negativa la media mensual. Por ahora solo ha sido el Euríbor diario el que ha entrado en negativo. En el caso de que el Euríbor mensual, el hipotecado deberá esperar a que se produzca su revisión -por contrato suelen estar fijadas una o dos veces al año- para que esta tenga efecto en su cuota. Así si febrero acaba en negativo, serán los clientes que tengan la revisión en marzo quienes podrán beneficiarse de esta bajada.
No tengo hipoteca, ¿me afecta el Euríbor negativo?
Aunque los efectos más visibles y directos serán para quienes tengan hipoteca, el Euríbor es una muestra de un entorno de tipos bajos que se suma a una gran liquidez. Una situación que puede afectar a los ahorradores porque en este contexto los bancos están dejando de pagar intereses por los depósitos.
“Los deudores que tengan prestamos indexados al Euríbor obviamente les beneficia porque el coste de la financiación cae con la caída del Euríbor. Pero por el contrario, los tipos tan bajos deincentivan el ahorro ya que el tipo de los depósitos y otras productos de ahorros tienen rentabilidades muy reducidas”, apunta Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia. Por su parte, Niederleytner explica aunque no cree que los bancos vayan a cobrar a los clientes por tener depósitos, sí que estos tipos de interés bajos obligan a buscar productos de riesgo si se quiere conseguir algo de rentabilidad.
¿Por qué hemos llegado a esto?
Una mezcla de varios factores nos han llevado a esta situación que afecta al bolsillo del ahorrador o hipotecado, pero que se ha gestado en la política monetaria del BCE en Fráncfort. “El exceso de liquidez que existe en la actualidad junto a la atonía en la demanda de crédito unido a la política monetaria ultraexpansiva del BCE es lo que explica que los tipos de interés estén en niveles nunca vistos de tan reducidos. La política expansiva del BCE se debe a que la inflación actual está muy por debajo de su objetivo del 2%, y las previsiones son que sigan en niveles muy bajos, sobre todo, con los actuales precios del petróleo”, apunta Maudos.
Las manipulaciones del Euríbor
El Euríbor se ha visto envuelto en polémica por el fraude llevado a cabo por varios grandes bancos que manipularon estos datos. Las autoridades de Competencia de la UE registraran varios bancos sospechosos de manipular el Euríbor y en 2013, Bruselas multó con 1.710 millones de euros a los bancos envueltos en este fraude. Las sanciones multimillonarias recayeron sobre Deutsche Bank, Societé Générale, Royal Bank of Scotland (RBS), JPMorgan, Citigroup y el bróker RP Martin. Barclays y UBS también participaron en los cárteles pero se libraron de esta sanción por ser los primeros en delatar su existencia ante Bruselas y porque ya aceptaron pagar sanciones al respecto: UBS pactó pagar 1.170 millones de euros y Barclays, 347 millones.
¿Cómo están reaccionando los bancos?
Los bancos son los más perjudicados por esta entrada en terreno negativo porque pueden ver cómo sus márgenes se reduzcan. Para contrarrestar esto, en plena guerra por captar clientes en un mercado inmobiliario en recuperación las entidades están potenciando sus productos hipotecarios a un interés fijo para tratar de salvar esta situación.