El sueño de Eurovegas ha saltado por los aires, si es que alguna vez tuvo intención de hacerse realidad. El Gobierno de Mariano Rajoy ha dicho “no” a las exigencias de Las Vegas Sands y ésta retira su propuesta. Es decir, el Ejecutivo no ha pasado por el trance de aprobar una beneficiosa fiscalidad propia que hubiera permitido a la compañía blindarse ante cualquier cambio legislativo y ante posibles pérdidas; modificar la legislación para eliminar el juego online, al que Sheldon Adelson ve como un enemigo de su negocio; y la recalcada solicitud de permitir fumar en sus casinos.
“El proceso ha sido extremadamente minucioso y, mientras el Gobierno y muchos otros, han trabajado con diligencia en este esfuerzo, no vemos un camino con los criterios necesarios para sacar adelante este proyecto a gran escala. Como resultado, no vamos a continuar persiguiendo esta oportunidad”, asegura Sheldon Adelson a través de un comunicado. Adiós a los 35.000 millones de dólares (más de 25.000 millones de euros) que iban a convertir la Comunidad de Madrid en un nuevo maná económico, con la supuesta creación de más de 200.000 puestos de trabajo y la puesta en marcha al sur de la capital del mayor centro de ocio, hoteles y casinos que se hubiera visto nunca en Europa.
“Tenemos que agradecer a mucha gente que ha dedicado su tiempo y su energía a este proyecto”. “El Gobierno de España, y especialmente el de la Comunidad de Madrid, ha perseguido esta oportunidad teniendo en mente el interés de los ciudadanos españoles”, señala en el mismo comunicado el consejero delegado de la compañía, Michael Leven, el mismo que hace unos meses daba por hecho Eurovegas en una rueda de prensa multitudinaria acompañado por el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Y Adelson matiza: “Como presidente y consejero delegado, mi papel no es sólo crear una visión de futuro para la compañía, también lo es conseguir los mejores intereses para nuestros accionistas. Desarrollar centros turísticos integrados en Europa ha sido mi idea desde hace años, pero hay un tiempo y lugar para todo y ahora nuestra atención se centra en el fomento de los países asiáticos, como Japón y Corea”. Y, ahí, en Japón están puestas sus esperanzas, porque Eurovegas no ha muerto antes de nacer por falta de entendimiento con Mariano Rajoy. Detrás hay mucho más.
Sin financiación y con la mirada puesta en Japón
Sin financiación y con la mirada puesta en JapónEl principal problema: el dinero. Las Vegas Sands nunca ha tenido la financiación para el proyecto. Los bancos no le han dado carta blanca, entre otras cosas, porque el grupo está inmerso en un complejo proceso de renegociación de su deuda actual. Según su última presentación de resultados, su endeudamiento con la banca alcanza los 9.767 millones de dólares (más de 7.000 millones de euros). Y, desde principios de diciembre, está negociando con Bank of America, Merrill Lynch, BNP Paribas y Goldman Sachs, unos términos de pago más beneficiosos.
Además, en el firmamento de Adelson, España ya no era la estrella con más brillo. Desde hace tiempo, su mirada está puesta en Japón, donde el Ejecutivo promueve una ley, que podría estar lista en enero, que permitirá por primera vez la industria de los casinos y convertirá Japón en el tercer mercado mundial del juego, por detrás de Estados Unidos y de Macao, el paraíso de los casinos en China.
De hecho, Sheldon Adelson llevaba semanas oyendo recomendaciones para aparcar su proyecto madrileño y centrarse en el país del sol naciente. Uno de los últimos consejos llegó de la agencia de calificación Fitch, que, en el último informe sobre la compañía estadounidense, destacó las pegas del proyecto español y los posibles beneficios que le reportaría la apuesta japonesa. Fitch recalca, además, “la debilidad económica de Europa” como un factor clave que debe tener en cuenta. “La primera fase del proyecto costaría entre 8.000 y 12.000 millones de dólares (entre 5.800 y 8.700 millones de euros al cambio actual), seguida de otras dos fases más con un coste total de más de 36.000 millones de dólares”, señala la agencia de calificación que, además, incide en que Eurovegas está condicionada tanto a recibir el visto bueno de las administraciones públicas españolas como a “un paquete de subvenciones e incentivos”. Algo que ya no llegará.
Por ello, Fitch lanzó una clara recomendación a Adelson: que se centrase en sus opciones asiáticas. “Japón está considerando la legalización” de los megaresorts de casinos. Una “legislación que está respaldada por el actual partido en el Gobierno y que puede estar aprobada a principios de 2014”, señala la firma de calificación. Sin embargo, le pone un 'pero': que el Gobierno nipón puede imponer a los inversores interesados en el prometedor mercado del archipiélago que vayan de la mano de un socio local, y puede limitar el número de licencias de juego que se permitan, por ejemplo, en grandes ciudades como Tokio y Osaka.
Por ello, Adelson tendría que ponerse las pilas. “Las Vegas Sands puede estar en la lista corta de candidatos que logren una licencia, dado su perfil financiero y su exitosa trayectoria en el desarrollo de resorts en Singapur, Macao o Las Vegas. A diferencia de España, Fitch vería positivamente la posibilidad de invertir en Japón”, concluye.
Si se cumplen las previsiones, la compañía del magnate estadounidense será una de las primeras en ponerse en marcha, junto a otras grandes multinacionales como MGM Resorts International o Caesars Entertainment. No en vano las previsiones vaticinan que los casinos nipones pueden llegar a suponer unos ingresos de 10.000 millones de dólares al año (alrededor de 7.249 millones de euros). Detrás de este movimiento del Gobierno nipón, encabezado por el Partido Liberal Democrático, está, en gran medida, la necesidad de dotarse de una mejor oferta hotelera de cara a los Juegos Olímpicos de 2020, donde Tokio se alzó con la victoria y Madrid vio cómo se esfumaba, de nuevo, la posibilidad de ser olímpica.
Pero estas no son las únicas críticas que Sheldon Adelson ha tenido que escuchar. Antes del verano las dudas sobre el proyecto llegaron desde Deutsche Bank, que veía insalvables las condiciones planteadas por el grupo estadounidense para poner en marcha Eurovegas. Alcorcón tampoco era una opción de éxito para JP Morgan que, simplemente, aseguró hace unas semanas que abandonar su megacomplejo en España podría ser “un catalizador” para su negocio.