Una excepción ibérica para la UE: Bruselas apuesta por “un tope al precio del gas para la producción de electricidad”

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
29 de septiembre de 2022 11:14 h

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La excepción ibérica está a punto de dejar de serlo. Aquello que consiguieron España y Portugal en marzo pasado, después de mucho batallar en el Consejo Europeo para limitar el precio del gas en la Península Ibérica, está camino de generalizarse en toda la UE.

De acuerdo con el documento de trabajo difundido por la Comisión Europea con vistas al consejo de ministros de Energía de la UE de este viernes, el Ejecutivo comunitario pone sobre la mesa limitar el precio de las importaciones de gas ante la crisis energética agudizada por los cortes de suministro por parte del Kremlin como respuesta al apoyo de la UE a Kiev tras la invasión rusa de Ucrania.

La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, ha afirmado este jueves: “En primer lugar, debemos actuar en el punto de entrada del gas a nuestro mercado. Estamos negociando con nuestros proveedores de gasoductos. Si esto no produce resultados, entonces es posible un límite de precio. Rusia no es un socio fiable. De hecho, está en el origen del problema. Creo que necesitamos un precio máximo para todas las importaciones de gas ruso, a un nivel que aún les resulte atractivo para exportar a Europa. Estos pasos reducirán el coste de las importaciones de gas”.

Simson ha añadido: “También abordamos los altos precios de la electricidad con un tope para el gas en la formación de los precios de la electricidad. El objetivo es amortiguar el impacto de los altos precios del gas en los mercados de electricidad. Este límite debe establecerse a un nivel tal que no aumente el consumo total de gas. La señal de precio debe permanecer. ¿Por qué? Porque si se usa más gas y se compra en un mercado global ajustado, los precios subirán aún más”.

“Para proteger a los consumidores de los precios excepcionalmente altos”, dice Simson, “ya propusimos una intervención de emergencia en el mercado eléctrico. Esto generaría ingresos para apoyar a los hogares y empresas a partir de las ganancias de las empresas que producen electricidad a bajo coste y la contribución solidaria de las empresas de combustibles fósiles. Sobre la base de esa intervención, ahora estamos listos para introducir a nivel de la UE un tope en el precio del gas para la producción de electricidad. Esto, como sabemos, determina el precio real de la electricidad para los consumidores”.

En el documento, la Comisión Europea dice estar “preparada para discutir el desarrollo de un marco europeo temporal para limitar la influencia de los precios del gas en la generación de electricidad. Una opción podría ser limitar el precio del gas en la generación de electricidad en un nivel que ayude a reducir los precios eléctricos sin derivar en un mayor consumo de gas. El coste entre el límite y el precio de mercado será asumido por el sistema eléctrico en los Estados miembros”. Es decir, extender la llamada excepción ibérica.

Así, el Ejecutivo comunitario plantea un sistema inspirado en la excepción ibérica: “Los precios más altos en los mercados mundiales del gas como consecuencia de la guerra están proporcionando beneficios significativos y excepcionales para los proveedores de gas que venden a precios muy por encima de sus coste marginal de producción, mientras impacta fuertemente en la economía”.

Además, Bruselas pone sobre la mesa otras alternativas, como “un precio máximo al por mayor en todos los intercambios dentro de la UE, lo que supondría reemplazar el mercado por un sistema administrado centralmente para la asignación y el racionamiento del gas, así como para financiar la diferencia entre el precio tope y el precio de mercado global”.

La Comisión Europea también apunta al índice gasístico holandés, TTF Dutch, que sirve de referencia en Europa para el precio del gas natural licuado (GNL) por no reflejar adecuadamente los precios del combustible que llega a la UE por barco: “Dada la falta de índices alternativos más representativos, el uso persistente del TTF como punto de referencia empuja los precios de las transacciones de GNL para el conjunto de la UE. Un nuevo punto de referencia de GNL basado en transacciones, con datos objetivamente verificables proporcionaría un valioso punto de referencia para participantes del mercado para ser utilizados de forma voluntaria”.

La Comisión Europea también ofrece la posibilidad de “fijar un precio máximo a las importaciones de gas de Rusia y considerar ilegal cualquier importación de gas ruso cuyo precio supere este umbral”.

En relación con la idea de establecer un precio máximo a todas las importaciones de gas en la UE, Bruselas avisa de problemas que puede traer consigo: “Significaría que el límite de precio no solo interviene en las relaciones contractuales con los importadores de terceros países, sino también limitaría el precio de las transacciones dentro de la UE, por lo que habría que crear una entidad para reemplazar el mercado y asumir muchas tareas de gestores de redes de transporte para distribuir gas entre los Estados miembros”.

Además, Bruselas sostiene que, en ese caso, habría que “introducir un marco de reducción de la demanda significativamente más drástico para hacer frente al aumento de la demanda debido a un precio más bajo. Además, el riesgo de provocar interrupciones en el suministro de terceros países es más alto para un tope generalizado de precios mayorista que para un tope de precios en las importaciones de gasoducto”.

Es decir, la Comisión Europea prefiere poner un tope al precio de compra del gas ruso, negociar con otros proveedores, analizar el índice TTF, pero no tanto poner un precio a todas las compras.

España y otros 14 países piden el tope

El non-paper llega también después de que el Gobierno español, junto con Bélgica, Bulgaria, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia hayan enviado una carta la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, en la que piden a la Comisión Europea que presente una propuesta para ser discutida en el Consejo de Energía extraordinario del 30 de septiembre.

“La crisis energética que comenzó el otoño pasado ha empeorado con el tiempo y ahora está provocando presiones inflacionarias insostenibles que están afectando duramente a nuestros hogares y nuestras empresas”, arranca la carta, a la que ha tenido acceso elDiario.es y que está pendiente de ser enviada al Ejecutivo comunitario: “Reconocemos los esfuerzos realizados por la Comisión y las medidas que ha planteado para enfrentar la crisis. Pero todavía tenemos que abordar el problema más grave de todos: el precio mayorista del gas natural. El tope de precios que ha sido solicitado desde el principio por un número cada vez mayor de Estados miembros es la única medida que ayudará a mitigar la presión inflacionaria, gestionar las expectativas y proporcionar un marco en caso de posibles interrupciones del suministro, y limitar la beneficios extra en el sector”.

Según los firmantes de la carta, España, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Francia, Grecia, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia, “el tope debe aplicarse a todas las transacciones de gas natural al por mayor [incluido el gas natural licuado], y no limitarse a la importación desde jurisdicciones específicas [Rusia]. Puede diseñarse de manera que garantice la seguridad del suministro y el libre flujo de gas dentro de Europa, al mismo tiempo que logra nuestro objetivo común de reducir la demanda de gas. Este tope es la prioridad y puede complementarse con propuestas para fortalecer la supervisión financiera del mercado del gas y desarrollar puntos de referencia alternativos para la fijación de precios del gas en Europa”.

En consecuencia, los ministros firmantes piden a la Comisión que “presente una propuesta en este sentido para ser discutida en el Consejo de Energía extraordinario del 30 de septiembre, que vaya seguida de una propuesta legislativa lo antes posible”.