Con el aval de los consejos de administración y, a falta de que las juntas de accionistas aprueben definitivamente la operación, echa a andar la fusión de Bankia y CaixaBank, que acabará en la creación del mayor grupo financiero del país y uno de los más importantes de Europa por volumen de activos bajo gestión. A continuación, una guía con todas las personas y sociedades que protagonizan el acuerdo:
CaixaBank: Antes de este acuerdo era la tercera entidad financiera española por volumen de activos. Es heredera de la Caixa, la caja catalana en torno a la cual fueron uniéndose otras entidades tras la crisis financiera como Banco de Valencia, Caja Guadalajara, Cajasol, Caja Burgos y otras. En el primer semestre de este año ganó 205 millones de euros, un 67% menos debido a las provisiones por la crisis de la COVID-19. Seguirá funcionando, puesto que la entidad absorberá en su sociedad a los accionistas de Bankia, y se mantendrá como la marca comercial.
Bankia: Al igual que CaixaBank, Bankia es heredera de varias cajas de ahorros que se unieron durante la crisis financiera, en este caso en torno a Caja Madrid. Y también como CaixaBank, debutó en Bolsa en julio del año 2011. Sin embargo, el caso de Bankia precisó finalmente de un rescate bancario millonario, el mayor de toda la crisis financiera en España, con más de 22.000 millones de euros de inyección pública. Desde entonces, su principal accionista es el Estado, con un 62% de los títulos. En su caso, tras ocho años en activo, desaparecerá cuando se culmine la unión.
CriteriaCaixa: El holding que engloba todas las participaciones empresariales de la Fundación La Caixa pasa a ser con esta operación la primera accionista del nuevo grupo, tras haber acordado el canje de acciones con Bankia. Además de tener en torno a un 40% de CaixaBank, Criteria participa en Naturgy (24%), Suez (5,9%), Cellnex (5%), Telefónica (1,3%) o Saba (99,5%). Se queda con un 30% del nuevo grupo.
Banco Financiero y de Ahorros (BFA): Es el primer accionista de Bankia, propietario del 62%. Nació en 2011 como la unión de Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja. A su vez, es propiedad al 100% del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), después de que el Estado tuviera que inyectar más de 22.000 millones en la entidad financiera tras una fallida salida a Bolsa. Esta misma sociedad pasará a ser accionista de CaixaBank y se quedará con el 16% del grupo tras la absorción. Tendrá un asiento en el consejo de administración.
FROB: Es el fondo mediante el cual el Estado dirigió el rescate de las cajas de ahorros desde su creación en 2009 y su posterior refuerzo en 2012. Fue el responsable de sanear e inyectar capital en las cajas de ahorros con mayores problemas durante la crisis financiera y, posteriormente, de adjudicarlas a otras entidades en mejor situación. Su consejo de Gobierno, presidido ahora por Jaime Ponce, está compuesto por cuatro miembros del Banco de España -entre ellos, la subgobernadora-, tres del Ministerio de Economía, dos de Hacienda y el vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Isidre Fainé: Fue el presidente de La Caixa y uno de los grandes banqueros del país al comienzo de siglo junto con Emilio Botín y Francisco González. Actualmente es el presidente de Criteria, el primer accionista de CaixaBank, y de la CECA, la patronal bancaria que engloba a las antiguas cajas, principalmente Bankia y CaixaBank. Se le señala como el gran impulsor de la operación. Una fusión que ya había anhelado en el pasado, en los tiempos de La Caixa y Caja Madrid.
Jaime Ponce: Es el presidente del otro gran accionista de la nueva entidad, el FROB. Ocupa el cargo de primer ejecutivo del fondo de rescate desde 2015, cuando sustituyó a Fernando Restoy, a propuesta del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos. La normativa del FROB establece que el cargo de presidente solo dura cinco años no prorrogables, fecha que venció en julio de este año. El Consejo de Ministros, en plena pandemia del COVID, decidió que mantuviera el cargo hasta decidir un sustituto. Pertenece al cuerpo superior de administradores civiles del Estado y ha ocupado distintas responsabilidades en la Secretaría General del Tesoro.
José Ignacio Goirigolzarri: Es el presidente de Bankia desde que en 2012 sustituyera en el cargo a Rodrigo Rato, hoy a la espera de condena por la salida a Bolsa que derivó en el rescate de la entidad. Fue mano derecha de Francisco González en BBVA, donde ocupó el cargo de vicepresidente del grupo hasta 2009. Fue vicepresidente de Telefónica y de Repsol. Ha sido firme defensor de la privatización de Bankia para evitar que fuera utilizado “como un instrumento de política económica”, aunque ha reconocido que la situación del mercado hacía que “no fuera el momento”. Podemos solicitaba en su programa de las pasadas elecciones sustituir al presidente de Bankia por alguien “que sí sea capaz de entender el rol que debe desempeñar la banca pública en la mejora del país”. Será el presidente de la nueva entidad, encargado de la secretaría del consejo, la comunicación y la auditoría interna.
Jordi Gual: Ocupa la presidencia de CaixaBank desde que en 2016 Fainé dejara el cargo. Anteriormente fue el economista jefe de la entidad. Asumió la presidencia sin funciones ejecutivas. Solo Gual y Pedro Guerrero en Bankinter son presidentes de bancos del Ibex sin funciones ejecutivas, algo que se ha señalado desde el BCE y distintos organismos como el modelo de gobierno corporativo que deberían tener las entidades financieras. Con la operación, pone fin a su papel al frente de CaixaBank y no seguirá en el consejo de administración, según los términos de la fusión.
Gonzalo Cortázar: Es el consejero delegado de CaixaBank desde 2014. Fue mano derecha de Fainé y se ha mantenido en el cargo desde entonces como primer ejecutivo del grupo financiero, mientras que el expresidente se ha centrado en el holding de la Fundación La Caixa. Precisamente Cortázar se incorporó a CaixaBank desde Criteria, tras haber desarrollado su carrera en Morgan Stanley. Este viernes se ha confirmado que asumirá el cargo de consejero delegado de la nueva entidad y será el responsable ejecutivo del negocio. Presidirá el comité de dirección del grupo.
José Sevilla: Ha sido la mano derecha de Goirigolzarri en Bankia desde que ambos aterrizaran en el consejo tras la salida de Rodrigo Rato. Ha sido desde entonces el consejero delegado del grupo rescatado. Al igual que el presidente de la entidad procedía de BBVA, donde ocupó distintas responsabilidades y participó en el comité de dirección. Previamente había desarrollado su carrera en Merril Lynch y en FG Inversiones Bursátiles, la sociedad de valores fundada por Francisco González. Al igual que Gual, dejará su cargo y no accederá al consejo de administración de la nueva CaixaBank. Sin embargo, Goirigolzarri ha detallado este viernes que “tendrá una posición de gran responsabilidad” en el comité de dirección que presidirá Cortázar.
Nadia Calviño: La Ministra de Economía se ha mostrado en repetidas ocasiones favorable a la desinversión del Estado en Bankia, lo que le ha supuesto una clara distancia respecto al socio que comparte en el Gobierno, Unidas Podemos. El presidente del Gobierno señaló que solo el gabinete de Calviño conocía la operación antes de que se anunciara al mercado el pasado 3 de septiembre, una circunstancia que fue criticada desde Podemos, como forma de mantener la confidencialidad del proceso. Algunas fuentes aseguran que su papel en la negociación con Isidre Fainé ha sido fundamental para que la operación llegase a buen puerto.
Luis de Guindos: En un segundo plano pero con una influencia clara se sitúa el exministro de Economía en el Gobierno de Mariano Rajoy. Desde la vicepresidencia del Banco Central Europeo, cargo que ocupa desde 2018, ha abogado en repetidas ocasiones por urgir a las entidades financieras a que se fusionaran en busca de una mayor rentabilidad de un negocio que ha estado en crisis en los últimos tiempos. Este mismo jueves ha defendido la gestión que se hizo del rescate de Bankia siendo él ministro. “La alternativa de no haber hecho nada hubiera sido más costosa para la economía y para el ciudadano español”, ha asegurado en un encuentro de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD)