Falciani se pone al servicio de los estados para luchar contra la opacidad financiera
“Reitero mi disposición a colaborar integralmente con toda mi experiencia no solamente con las autoridades judiciales europeas, sino también con las principales interesadas, Suiza, Luxemburgo y otras más opacas”. Con estas palabras ha concluido la vista de extradición de Hervé Falciani, el informático que consiguió sacar información del banco HSBC “como para ocupar un tren de mercancías” y que ahora debe esperar al auto de resolución del tribunal español, que decidirá si lo envía, o no, de vuelta a Suiza.
Falciani pidió tomar la palabra antes de que acabara la vista y aseguró ante el tribunal que es “su íntima convicción” la lucha contra la opacidad financiera, lo que cree que debería estar en el ánimo de todas las democracias. El francoitaliano, que se presentó en la vista con barba, peluca postiza y gafas, se dirigió al tribunal en francés para pedir a los gobiernos que la lucha contra la evasión fiscal “no se limite a meras declaraciones” y que las acciones de los estados en esta lucha sean claras, públicas y definidas.
Falciani intentó despejar así cualquier duda ante el tribunal del carácter altruista y justiciero del manejo que ha hecho de los datos que obtuvo por su puesto de informático en la sucursal de Ginebra del HSBC. Durante toda la vista, su defensa pivotó en la gratuidad de su acción y en su estrecha colaboración con las autoridades francesas y españolas.
Precisamente, la fiscal española, Dolores Delgado, encargada de velar por el interés de Suiza en la vista, se opuso a la extradición al asegurar que no se da la doble incriminación, una condición necesaria para conceder la extradición. Delgado recordó que los delitos por los que Suiza reclama a Falciani no existen en España, donde no hay secreto bancario y en cuyo Código Penal se recoge el “deber” de información en caso de ser testigo de un acto delictivo.
La fiscal subrayó además los intereses ocultos de HSBC, que no presentó una querella criminal contra su exempleado hasta que este se puso a colaborar con las autoridades francesas. Una de las pruebas que aceptó la fiscalía fue el resultado de las investigaciones de las autoridades estadounidenses con la documentación aportada por Falciani, que dieron lugar a una multa millonaria hacia el banco por su falta de controles en blanqueo de capitales.
Para la fiscal, queda demostrado que HSBC es un “paraíso fiscal en sí mismo” sin necesidad de estar situado en un territorio offshore, como se conoce a los países en los que la opacidad financiera es total.
Prohibidas las preguntas sobre Botín
La defensa, conducida por el prestigioso abogado Joan Garcés que logró que detuvieran a Pinochet gracias a la denuncia que presentó ante la Audiencia Nacional, insistió en todo momento en que Falciani nunca quiso dinero y siempre ha colaborado desinteresadamente con las autoridades.
Se da el caso de que el único momento en el que el tribunal ha interrumpido el interrogatorio de la defensa a uno de los testigos ha sido cuando Garcés ha empezado a indagar sobre la fortuna regularizada en 2010 por Emilio Botín. La defensa había llamado a declarar al entonces secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Al insistir en varias preguntas sobre la magnitud de la cifra regularizada y recaudada por Hacienda y plantear si “una sola familia” había aportado casi 200 millones de euros en la regularización, el ponente del tribunal José Ricardo de Prada ha dicho que ya era “suficiente”.
También ha declarado Luis Pedroche, director de la Agencia Tributaria hasta abril de 2010. Pedroche ha reconocido que había sido el agregado financiero de la Embajada francesa el que se había acercado al Fisco español para ofrecer el intercambio de datos.
También ha declarado por la defensa el fiscal de Niza, Eric de Montgolfier, el encargado de instruir el caso en primera instancia en Francia. De las declaraciones del fiscal francés se daba a entender que la colaboración con las autoridades políticas en el proceso no había sido muy fluida y que le habían denegado a Falciani la consideración de testigo protegido, una de las razones por las que se decidió a venir a España.
Según su testimonio, las autoridades francesas frenaron la investigación de los datos. Ha aportado otro dato sorprendente: solicitó al Ministerio de Justicia compartir la información con otros países, pero lo rechazaron. Tuvieron que ser las autoridades judiciales de los citados países quienes solicitaran la ayuda, cosa que hicieron la fiscalía italiana y la alemana, pero ninguna más.
Sin dinero de por medio
“No he cobrado dinero por mi información”. Para destacar que su colaboración es altruista, Falciani ha informado al tribunal que rechazó el pacto que le propusieron las autoridades judiciales suizas para que devolviera la información a cambio de la retirada de cargos contra él.
Su testimonio, farragoso y en ocasiones confuso, ha aportado algunas sorpresas, como que no existe una 'lista Falciani' de evasores fiscales (se había afirmado que afectaba a miles de personas, seiscientas de ellas españolas), sino abundante información que impresa en papel “hubiera llenado un tren de mercancias” y cuyo análisis permite la identificación de los titulares de las cuentas opacas y de sus operaciones de blanqueo de capitales.
Falciani ha dicho que no fue él quien sustrajo la información, sino otros empleados del HSBC que se la trasladaron a él, que, a su vez, intentó ponerla a disposición de las autoridades judiciales suizas sin éxito por la falta de interés de estas. “Mis primeros contactos fueron con las autoridades que regulan los mercados y después con la justicia federal, que me dijo que me buscara un abogado”.
Falciani huyó a Francia en diciembre de 2008, donde fue detenido a instancias de las autoridades suizas, que reclamaron a su homóloga francesa que entraran en su domicilio e incautaran toda la documentación en su poder. Aunque ya desde febrero de ese año había entrado en contacto con la Policía francesa de manera anónima, fue en ese momento cuando la justicia del país vecino tuvo conocimiento de que entre la información existente en el disco duro de su ordenador había abundante documentación que daba cuenta de operaciones de blanqueo de capitales por parte de ciudadanos franceses.