¿Por qué hacen falta 700.000 trabajadores en el sector de la construcción?
“No somos solo ladrillos, cemento y carretilla, también somos nuevas formas de energía, sostenibilidad y nuevas tecnologías”. Así dibuja el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción, Pedro Fernández Alén, su visión sobre un sector que, asegura, necesita captar 700.000 nuevos puestos de trabajo, sobre todo de jóvenes, en los próximos meses para poder afrontar el aluvión de obras que se tienen que poner en marcha con fondos europeos.
“El año que viene van a llegar 70.000 millones de euros. De ellos, siete de cada 10 euros están ligados, directa o indirectamente, a la construcción. No sólo es vivienda, también son parques eólicos, fotovoltaicos, regeneración del litoral o infraestructuras de telecomunicaciones”, indica Fernández Alés. “Todo eso hay que construirlo y necesitamos gente”, resume.
La cifra de 700.000 nuevos empleos procede de los cálculos realizados por la Fundación Laboral de la Construcción. Una entidad paritaria, sin ánimo de lucro, en la que están presentes tanto la patronal como representantes de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT (UGT FICA) y de CC OO del Hábitat, a través de la que se canaliza la formación y la capacitación de los profesionales de este sector. “Esos datos son una aproximación de lo que se va a necesitar para grandes infraestructuras”, explican desde el sindicato CCOO.
“Hacen falta trabajadores de todos los oficios, albañiles, electricistas, gruistas, capataces, jefes de obra, ingenieros de caminos. No son sólo peones. Por ejemplo, tenemos la rehabilitación de edificios, los materiales aislantes, que no puede instalar cualquiera. Es un trabajo muy especializado”, analiza Sergio Estela, secretario de construcción y minería de UGT FICA.
¿Cuál es el punto de partida?
Al cierre de la primera mitad de 2021, trabajaban en la construcción 1,324 millones de españoles, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De ellos, la amplia mayoría son hombres: más de 1,2 millones de trabajadores, frente a cerca de 121.000 trabajadoras. Una presencia femenina pequeña pero que ha crecido ligeramente en los últimos meses, tras pasar del 8,2% en 2020 al 9% a mediados de este año, pero donde patronal y sindicatos asumen que queda mucho por recorrer.
Unos meses en los que el sector ha vuelto a retomar la creación de empleo tras la pandemia. La construcción fue uno de los sectores que primero volvió al trabajo tras el confinamiento y el empleo se resintió pero no se hundió. En el punto más bajo se quedó en 1,169 millones de puestos de trabajo, según los datos de la EPA.
Como comparación, el golpe más severo en el empleo fue en 2014, cuando la construcción tuvo que digerir la última crisis financiera y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Ese año, el empleo del sector cayó por debajo del millón de personas trabajadoras, muy lejos de los 2,5 millones que llegó a alcanzar en 2008, en pleno 'boom' del ladrillo.
¿Y no es posible recuperar a esos trabajadores? Una parte sí pero no a todos porque hay una proporción que, simplemente, se ha jubilado. Otros, se desplazaron a otros sectores, como turismo y hostelería. Y algunos han vuelto porque los sueldos son más altos.
Un sector cada vez más envejecido
“La edad media del sector es de 46 años. Estamos ante un envejecimiento progresivo, por eso necesitamos atraer a trabajadores jóvenes, sobre todo cuando tenemos un 38% de desempleo juvenil en España”, resalta el presidente de la CNC.
Al cierre de 2020, el número de empleados en la construcción con menos de 35 años se redujo en dos puntos porcentuales, hasta el 18%. Precisamente, el mismo porcentaje y crecimiento registrado en los mayores de 55 años, que también son 18 de cada 100 empleos de este sector.
En 2008, sólo un 9% de las plantillas de la construcción superaba los 55 años y los menores de 35 eran más del 40%, según el informe anual de la Fundación Laboral de la Construcción.
Para atraer a esos jóvenes, el sector quiere desprenderse de la percepción negativa que, asume, arrastra desde la última crisis del ladrillo. “Se nos demonizó”, admiten. “Tenemos que cambiar la imagen del sector, muy estigmatizado, cuando la crisis de la construcción fue la consecuencia de la crisis financiera”, ahonda el representante de UGT FICA.
“Falta estabilidad, porque el sector tiene temporalidad. Pero uno de los objetivos de invertir los fondos europeos es, precisamente, dar estabilidad”, indican desde CCOO.
El desincentivo de la siniestralidad en la construcción
Lo que no es una cuestión de percepción es la alta siniestralidad. En el conjunto de 2020, el sector contabilizó 67.387 accidentes de trabajo en jornada, un 15,9% menos que en 2019. El índice de incidencia de accidentes se situó en 5.509 por cada 100.000 trabajadores, un 14,2% menos que un año antes. Sin embargo, el sector sigue a la cabeza de la accidentabilidad en el conjunto de la economía, con 102 accidentes mortales registrados en 2020.
“El índice de siniestralidad tenemos que mejorarlo. Se están haciendo cosas, con acuerdos mejoras, formación, visitas de prevención. Antes era una pelea constante con las empresas, ahora lo tienen asumido, pero un solo accidente ya es una desgracia. Se tiene que formar tanto al trabajador, como al empresario, que es el que tiene que proveer de seguridad”, resume Sergio Estela.
Tanto sindicatos como patronal señalan que la clave para lograr esos 700.000 empleos es acelerar en formación y que esta tiene como herramienta la Fundación Laboral de la Construcción. Una institución que sirve como vía para canalizar las diferencias entre los actores de la industria. Asumen que es “obvio” que tienen disparidad de criterios, pero la Fundación sirve para canalizar ese diálogo.
Una formación que la CNC ve positiva en el nuevo modelo de Formación Profesional. “Lo que hemos visto de FP tiene buena pinta. La Fundación Laboral de la Construcción tiene un presupuesto de casi 80 millones de euros y tenemos más de 50 centros de formación, queremos llenarlos”, indica Fernández Alés. Para esos futuros empleos, “necesitamos cursos breves, para que entren en el mercado pronto y que vayan aumentando su itinerario formativo con el tiempo. Para ser pintor o pintora son 680 horas de formación, con 50 horas podrían entrar al mercado laboral y luego trabajar y formarse en paralelo”.
Además, de formación, el sector lanza el gancho de los sueldos, que son mayores que en otras industrias. Según CNC, la construcción supera en un 30% el salario mínimo. “Los salarios dependen mucho de la provincia, Madrid o Barcelona tienen los salarios más altos y los peones parten de 17.000 o 18.000 euros”, ahonda el secretario de construcción y minería de UGT FICA.
¿Y qué pasará si el sector no logra captar empleo en España? ¿Importará trabajadores de otros países? “En un sistema con un paro juvenil del 38%... pero si no queda otra, no queda otra”, resume el presidente de la patronal.
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