Las familias se reponen de la crisis de inflación: el dinero del que disponen para gastar o ahorrar supera el nivel de 2021
La salida de nuestra economía de los últimos shocks (la pandemia en 2020 y la invasión rusa de Ucrania 2022) es insólita. A cierre del segundo trimestre de este 2023, las familias se han repuesto de ambos golpes. El dinero del que disponen para gastar o ahorrar supera el nivel previo a la pandemia en 1,5 puntos porcentuales y también el nivel de 2021, cuando empezaron a dispararse los precios de la energía para luego desembocar en la crisis de inflación más grave de las últimas décadas.
Las revisiones de la Contabilidad Nacional del INE (Instituto Nacional de Estadística), que han elevado el crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) en varios puntos —es decir, de la economía en general—, muestran, más en detalle, que la renta disponible de los hogares se ha recuperado rápidamente del daño de las subidas de precios por los aumentos de salarios desde finales de 2022, la creación de empleo y las medidas del Gobierno.
La extraordinaria respuesta política, que ha favorecido la flexibilidad fiscal permitida desde la Unión Europea (UE), va desde la financiación pública de los ERTE (Expedientes de regulación de empleo), pasa por el incremento de las pensiones según el IPC y por la reforma laboral y el récord de contratos indefinidos, y llega hasta el tope al gas (o mecanismo ibérico) para contener la escalada de la electricidad.
Esta evolución del dinero que las familias tienen para consumir o para guardar dista mucho del hundimiento de los años de la austeridad tras la gran crisis financiera de 2008. Por supuesto, se trata de una visión promedio, que no atiende a la desigualdad que existe en nuestro país entre los más ricos y los más vulnerables. Sin duda, uno de los principales problemas estructurales de España y de todo el sistema capitalista.
Pero, en términos macro, la recuperación de la renta disponible de los hogares que publicó este viernes el INE refleja una respuesta política desconocida hasta ahora en nuestro país. El esfuerzo público para moderar la inflación se ve reflejado en el bolsillo de los hogares. Como también se nota la creación de puestos de trabajo más estables y menos precarios (después de las subidas del salario mínimo).
Del mismo modo, se plasman los aumentos de los sueldos que se han conseguido sobre todo en los últimos meses. Así como la actualización de las pensiones según el IPC o el diseño del IMV (Ingreso mínimo vital), junto a otras ayudas. En última instancia, son apreciables otras transformaciones como la fortaleza del sector exterior, más allá del turismo, y el peso creciente de sectores de actividad de un valor añadido más alto, relacionados con la tecnología, la información, la investigación... y apoyados por el Plan de Recuperación.
Esta protección de las rentas está teniendo dos consecuencias directas. La primera, que ha permitido la resiliencia del consumo pese a los mayores precios, al encarecimiento de las hipotecas y del resto de la financiación por las subidas de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE) y a la incertidumbre internacional.
Con las cifras revisadas del INE y ajustadas a la inflación, el gasto de las familias se quedó cerca del nivel previo a la pandemia en el primer trimestre de este año, a solo 1.000 millones de euros en total, y se frenó en el segundo trimestre. Incluso, distintos expertos consultados por elDiario.es consideran que estos datos de consumo todavía podrían estar infraestimados por la Contabilidad Nacional del INE.
Es la tesis que vienen y siguen defendiendo Francisco Melis y Miguel Artola en elDiario.es, en base a la observación de la recaudación de impuestos o de los ingresos de las empresas. “Mi opinión es que veremos otra revisión en 2024 coincidiendo con la revisión europea”, incidía recientemente el economista José Moisés Martín. “No se puede descartar una nueva revisión al alza, más pegada a la evolución del empleo y de la recaudación”, coincidía Raymond Torres, director de coyuntura económica de Funcas.
Más ahorro por precaución
El dinero que no se gasta se guarda esperando que bajen los precios o por precaución. Por eso, según los mismos datos de Estadística, la tasa de ahorro de las familias se mantuvo en el segundo trimestre cerca del 12%, un nivel históricamente elevado que supone un apoyo para el consumo futuro incluso aunque la inflación tarde todavía en aflojar.
Esta tasa de ahorro de los hogares llegó a ser del 18% en el tercer trimestre de 2020, con la actividad prácticamente hibernando por la pandemia, y fue cayendo hasta quedarse en el 4% en el cuarto trimestre de 2022. La recuperación en los últimos meses responde a las mismas causas que han empujado a la renta disponible junto a la precaución y a la austeridad monetaria del BCE, que es ya visible en la caída del negocio bancario.
En mayo, los expertos Francisco Melis y Miguel Artola ya adelantaron en un análisis publicado en elDiario.es que la situación era “efectivamente mucho mejor” de la que presentaba la Contabilidad Nacional del INE.
Las revisiones al alza del nivel de PIB de las últimas semanas confirman su tesis “de que los hogares habrían mantenido el poder adquisitivo de 2019”, pese a que “en 2022, la materialización de una elevada inflación amenazó el bienestar de los hogares”. Aunque ya entonces advertían que “la inflación tiene un efecto desigual entre las personas, dependiendo del tipo y nivel de ingresos”.
Las últimas previsiones de crecimiento económico apoyan esta resistencia, ante un futuro marcado por la incertidumbre geopolítica, y por un frenazo de prácticamente todos los socios comerciales y por el riesgo de un repunte de la inflación. En definitiva, es lo que buscan el BCE y el resto de bancos centrales con la austeridad monetaria.
Por último, serán cruciales las reglas fiscales que acaben pactando los socios europeos de cara a 2024, para cuando será necesario seguir priorizando el gasto social y las transiciones energética y digital frente al pago de la deuda.
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