Miguel Ángel Fernández Ordóñez, exgobernador del Banco de España, declaró la tarde del jueves por espacio de tres horas y media ante el juez Fernando Andréu, instructor del 'caso Bankia', y dejó unas cuantas 'perlas' sobre la gestión de la crisis de la entidad. Ordóñez aseguró que no confiaba en Rato porque carecía de experiencia bancaria suficiente, que le sugirió que dejara sus labores ejecutivas para dar paso a un profesional de banca (dijo que pensó en José Ignacio Goirigolzarri), y que el 4 de mayo de 2012 perdió el control en la gestión de la crisis de la entidad en favor del Ministerio de Economía, según manifestaron algunos letrados presentes en la declaración.
El exgobernador dijo que no le gustó la injerencia del departamento de Luis de Guindos, pero que la aceptó por responsabilidad, a costa de la independencia del banco central. El ministro nunca habló con él, afirmó, ni le informó de los planes que tenía para Bankia. Ante lo inédito de la situación, solicitó un informe a los servicios jurídicos de la entidad, que le trasladaron que no había precedentes de un hecho similar, pero que no era ilegal.
Fernández Ordóñez criticó sin ambages la falta de profesionalidad del consejo de administración de Bankia, y cargó las tintas en su consejero delegado Francisco Verdú, que venía de un 'banquito', dijo, en alusión a la Banca March, de la que fue vicepresidente. Culpó a las comunidades autónomas del nombramiento de consejeros sin experiencia y de las elevadas retribuciones de estos, que aprueban precisamente los propios beneficiarios.
Ordóñez defendió la criticada fusión de Caja Madrid y Bancaja (las principales entidades de Bankia), porque entendía que cualquier integración era buena, y reconoció que la situación de la caja valenciana era peor que la de la madrileña. El exgobernador reconoció que se reunió con Rodrigo Rato y con José Luis Olivas, presidente de Bancaja, al que anunció que o se llevaba a cabo la fusión 'o esto acaba en la intervención'. Las cuentas de Bancaja estaban bien, manifestó, pero él entendía que la caja no era viable en el futuro ella sola.
El Banco de España aprobó el plan de capitalización de Bankia presentado por Rodrigo Rato el 17 de abril de 2012, pero le instó a que elaborara un plan de actuaciones complementarias que debía presentar el 31 de mayo. El empeoramiento de la situación económica (el 24 de abril el FMI hizo público un informe en el que advertía de la existencia de una entidad sistémica, en referencia a Bankia, aunque no la citaba) hizo que el 4 de mayo el Ministerio de Economía requiriera a Rato un nuevo plan de capitalización (el 'plan Rato 2') que Fernández Ordóñez desconocía, lo que supuso que el Banco de España perdiera el control sobre la crisis de Bankia.
El exgobernador aseguró que entonces pensaba que el banco central y el Ministerio de Economía iban “en el mismo barco”, pero que no era así. De hecho, manifestó, nadie le informó de los requerimientos que el ministro De Guindos había hecho al banco.
Fernández Ordóñez no asumió errores por la fusión de las siete cajas en Bankia, y calificó de “razonable” el plan del nuevo presidente, José Ignacio Goirigolzarri, que preveía una inyección de 19.000 millones de euros.