Todo el sector turístico cruza los dedos para que el año 2022 sea el de la recuperación, a pesar de que se desconoce cómo va a evolucionar la pandemia. Fernando Valdés, secretario de Estado de Turismo, asume que la normalización no llegará hasta 2023 y que dependerá de cuándo se levanten las limitaciones que aún tienen los viajeros asiáticos, sobre los que deposita el crecimiento a futuro. Un crecimiento que, además, estará ligado al impacto de los fondos europeos que, apunta, tienen que servir para coser la realidad territorial y mejorar la sostenibilidad de la oferta.
¿Qué perspectivas y previsiones hay para este 2022?
Vemos que la gente quiere viajar. Hay una percepción no sé si definitiva de si estamos ya en esa transición a considerar la COVID como endémica, pero la gente está especialmente interesada en viajar este año. Ómicron, se ha notado pero no ha supuesto una debacle en cuanto al cierre del ejercicio. En el verano de 2021, anticipábamos una recuperación del 50% de las cifras prepandémicas y se cumplió. Anticipamos una recuperación de en torno al 66% en el cuarto trimestre y se va a cumplir. Sin ómicron hubiéramos recuperado algo más. Lo que esperamos para este año es la recuperación, aunque todavía hay mercados que están cerrados, como el asiático. La normalidad llegará en 2023 pero este sí es el primer año en el que se van a generar beneficios, se va a hacer caja después de dos años especialmente complicados para las empresas turísticas.
¿Qué ocupación podemos llegar a tener en verano si todo va bien?
Podemos superar el 80% de las cifras de 2019, que fue un año especialmente bueno para España. Justo antes de la pandemia estábamos en una secuencia sostenida de incremento en el número de visitantes y de gasto. Contamos con algo que nos ha acompañado durante la pandemia y que es positivo, que es que el turista español, que se ha reencontrado con su país. En cualquier caso, seguimos en mitad de una pandemia y hay que ser prudentes y cautos.
Hay dudas sobre la efectividad del pasaporte COVID y críticas a cómo se ha gestionado la movilidad de los ciudadanos por parte de la Unión Europea.
Nosotros creemos que el certificado COVID sí ha sido importante. España fue el primer país en instaurarlo y vimos que, con él, hubo una movilidad intraeuropea que se empezaba a parecer a una movilidad sin restricciones. Con ómicron algunos países sí han incorporado medidas adicionales, que ya se están levantando. A pesar de que se hubieran podido hacer las cosas mejor, la Unión Europea es un ejemplo. El hecho de que en seis meses nos pusiéramos de acuerdo para superar un esquema marcado por los semáforos o las incidencias, a otro basado en el individuo, donde la persona puede viajar siempre que presente un certificado de vacunación, un test o un certificado de recuperación. Eso sí ha permitido una relativa movilidad.
Todo el sector está pendiente de qué va a pasar con los fondos europeos. ¿Qué van a suponer esos fondos para el turismo? ¿De qué cifras hablamos y qué va a cambiar?
Cuando planteamos la utilización de los fondos europeos -3.400 millones de euros en uno de los componentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia-, teníamos claro un diagnóstico de nuestro modelo turístico, de sus retos. El turismo tiene que ser sostenible, desde el punto de vista medioambiental, social y territorial. El turismo, como ningún otro sector, tiene la capacidad de coser nuestra realidad territorial. Tradicionalmente nuestros destinos vacacionales han vivido de espaldas a los destinos de interior y viceversa. Hay espacio para la diversificación, que el turismo no esté concentrado, sino que estén repartidas las cargas, las externalidades y los beneficios que genera; y la desestacionalización, que España sea un mercado receptivo todo el año.
Exceltur, que agrupa a las grandes multinacionales, las 30 mayores empresas turísticas, dice que las empresas deberían tener un papel a la hora de repartir esas ayudas y critican que hayan ido a proyectos como el vallado de un campo de golf.
La crítica es legítima. Exceltur es un 'lobby' de la gran empresa turística que está muy representada en el destino vacacional. La apuesta que estamos haciendo, en esencia, es la misma que están proponiendo, pero los fondos europeos no son para unos pocos. En un sector tan diversificado y capilarizado en el conjunto de nuestro territorio, son para todos. En cuanto a las apreciaciones que hacen, me sorprendió la falta de rigor. Ya hemos aprobado 169 planes estratégicos de transformación. Claro que los estamos haciendo en el destino vacacional, el destino maduro, muy internacionalizado, con apuesta por Baleares, Canarias, Salou o Marbella. Pero este plan también apoya al destino urbano, capitales de provincia, espacios protegidos, reservas de la naturaleza o la España Vaciada.
El turismo, como ningún otro sector, tiene la capacidad de coser nuestra realidad territorial. Tradicionalmente nuestros destinos vacacionales han vivido de espaldas a los destinos de interior y viceversa
¿A qué turistas tenemos que llegar? En los dos últimos años se ha visto que, cuando cae el mercado británico, el sector tiembla.
El foco es Asia. Es la gran apuesta que tenemos que hacer. Tenemos que mantener los mercados tradicionales, porque tenemos un lugar privilegiado para el turista iberoamericano, y hay que crecer también en el espacio norteamericano. Pero, donde vamos a tener un espacio muy importante, que contribuye a esa apuesta por la sostenibilidad y la desestacionalización, es con el turista asiático, que no cruza el mundo para ir a un destino vacacional, sino para estar 15 días visitando museos, disfrutar de la gastronomía, del arte, del turismo de compras. Experiencias donde España tiene que estar posicionada y tener un liderazgo.
No comparto que el Partido Popular, el señor Casado, que participó en el foro Exceltur, se sume a una propuesta de un PERTE de sol y playa, Primero, porque es desatender las prioridades turísticas del conjunto del territorio. ¿Qué le va a decir a los ciudadanos y a la oferta turística de una ciudad como Madrid, que ha recibido 10 millones de euros de los planes, que no son un referente turístico? ¿O a los ciudadanos de Castilla y León, qué la oferta de turismo rural no es importante para generar riqueza y asentar población? Francamente, me sorprende que no haya un consenso en el conjunto de las fuerzas políticas para entender que este es el reto que tenemos que abordar y que para eso están los fondos europeos.
¿Cómo se puede acabar con esa percepción negativa del turismo?
Con planes de sostenibilidad, con estos PERTES de transformación. ¿Cómo se puede hacer? Gestionando mucho mejor los flujos de turistas, para que no haya excesiva concentración en unas zonas. Lo hemos empezado a trabajar en Santiago de Compostela, con un plan de sostenibilidad, que trabaja en un seguimiento a través de tecnologías, respecto a la movilidad y la concentración de turistas en torno a la Plaza del Obradoiro. El turismo no puede ser percibido solo como un elemento generador de trabajo, que lo es y fundamental, también tiene que ser percibido como un elemento de generación de riqueza para todo el territorio.
Se ha llegado a una situación donde se dice 'turismo, no'
No es algo mayoritario. La pandemia ha ayudado a que se perciba el turismo como algo necesario y no sólo una actividad económica, porque impacta en otras disciplinas económicas y sociales. Por ejemplo, la ausencia de turismo ha afectado a la producción cultural, porque está ligada a nuestra capacidad de atraer turistas. Festivales, de música o de teatro; propuestas en las ciudades de creación artística, que viven del turismo. También la industria agroalimentaria, ha visto como se ve afectada su producción por la desaparición de turistas estos años. Tenemos que aprovechar esa percepción de lo positivo para corregir percepciones negativas. Por ejemplo, como consecuencia de la vivienda de uso turístico, de la sobreexplotación.
La vivienda turística, en determinadas ciudades, satura y estresa el mercado
Pero el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo no tiene competencias directas en la regulación de la vivienda turística.
No tenemos competencias directas pero sí está recogido en el plan con fondos europeos. Abordarlo desde el espacio de la coordinación. La vivienda de uso turístico no es mala de por sí o buena de por sí. En ocasiones contribuye al parque de oferta alojativa y en otras ocasiones, en determinadas ciudades, satura y estresa el mercado de vivienda. Necesitamos trabajar con comunidades autónomas y entidades locales para que haya una oferta regulada. ¿Qué queremos? Que la vivienda de uso turístico que aparece en las grandes plataformas cumpla, esté registrada, certificada por parte de las entidades inspectoras, de las comunidades autónomas o en colaboración con las entidades locales. No queremos que esto se convierta en un espacio de promoción de cualquier vivienda, sino de las que están registradas y hablemos de un mercado regulado.
En los próximos días tienen que llegar a un acuerdo Iberia y Air Europa de fusión o se rompe la negociación, porque se marcaron como fecha tope finales de enero. ¿Qué papel tiene el Ejecutivo en estas negociaciones?
Hay un seguimiento casi diario. Es una operación importante para España. Puedo hablar en términos turísticos. Es especialmente importante para lo que comentaba, para España como destino turístico, porque necesitamos no sólo un 'hub' internacional, sino músculo para recibir turistas internacionales no intermediados, traerlos directamente de sus lugares de origen. Para eso es muy importante una empresa que no solo nos proyecte hacia América, sino también hacia Asia. En ese contexto, una gran empresa que tenga su sede en España es fundamental. Obviamente hay una relación entre ambas empresas, que no sé si agotarán este mes o se darán más tiempo para poder negociar. El Gobierno lo que está haciendo es acompañar en esas negociaciones.
El presidente de IAG ha dicho que Barajas, si no hay acuerdo, puede tener un problema y quedarse rezagado respecto a otros aeropuertos europeos.
Necesitamos una operación de esa naturaleza. Es bueno no sólo para el sector turístico, también para la movilidad internacional, para la capacidad de oferta educativa y formativa, para la actividad congresual o los viajes de negocios. Madrid, ese 'hub', necesita capacidad para traer turistas de su lugar de origen directamente a España.
Bruselas determinó que, como estaba planteada la fusión, la nueva aerolínea tendría una posición de dominio en muchas rutas y limitaría la oferta de vuelos.
Se tiene que encontrar el equilibrio entre la oportunidad para ambas empresas, que son privadas y no pueden renunciar a elementos que las hacen competitivas, con la competencia. Cuando pensamos en la capacidad que puede tener esa operación es a nivel estratégico y proyectándonos a destinos donde no estamos operando, como Asia.
¿Está estudiando el Estado ser accionista de la nueva compañía si salen adelante las negociaciones? Porque el Estado ha prestado fondos a Air Europa.
Ahí la vicepresidenta primera [del Gobierno] ha anticipado que se están explorando distintas soluciones. Yo no participo directamente en la negociación, ni conozco los detalles. La percepción para el Estado, para el Gobierno es que esta es una operación estratégica para España. El fondo de Solvencia de la SEPI le ha prestado 475 millones de euros y la viabilidad de la empresa es necesaria para garantizar esta operación.
La mayor parte de empresas que han recibido estas ayudas de la SEPI son del sector turístico. ¿Por qué han requerido más fondos?
La ayuda está siendo fundamental. Avoris, Abades, Hotusa… han recibido financiación y sabemos, porque participamos en los informes de las empresas turísticas, que esperamos que sean otras muchas las que se puedan seguir financiando con cargo al fondo de solvencia, que se constituyó con ese afán. Algunas empresas estratégicas y viables iban a tener dificultades como consecuencia de la pandemia y se articuló una herramienta que permite dar viabilidad y solvencia para que, una vez recuperada la normalidad, sigan siendo importantes para el tejido productivo. El fondo está configurando como última solución porque, como consecuencia del endeudamiento, tienen difícil la capacidad de financiación.
Uno de los sectores que vive problemas, que tiene más ERTE Covid activos, es el de las agencias de viaje. El sector reclama más ayudas. ¿Cree que tienen que reconvertirse, que van a sobrevivir a esta crisis?
El Gobierno ha movilizado una ingente cantidad de recursos y hay que ponerlo en valor. Parte del sector, o partidos políticos, dicen que el Gobierno no ha entendido el valor estratégico del turismo. Se han movilizado 52.000 millones de euros en los distintos instrumentos, desde los avales ICO, los ERTE, medidas de materia fiscal, ayudas directas. Obviamente, las pérdidas de todo sector son milmillonarias; pero teníamos claro que no se iban a perder puestos de trabajo con los ERTE, que no iba a haber problemas de solvencia. Las agencias de viaje han sido una de las beneficiadas de las ayudas al sector turístico. Con ellos también queremos trabajar en los fondos europeos, en la digitalización, en la implantación de tecnologías de última milla. Es verdad que están afectadas por una transformación del modelo turístico como consecuencia de la aparición de plataformas como Booking. Las agencias han tenido un doble impacto, del turista internacional que no venía y el español que no sale. Creo que este año va a ser el año de la recuperación de la actividad de las agencias y sí, hay que hacer un proceso para ver cómo abordan el futuro.
¿El sector turístico, las agencias, pueden ser los primeros en emplear los nuevos ERTE de la reforma laboral?
La reforma recoge el ERTE de fuerza mayor y habrá muchas empresas que, como consecuencia de que no se dan las condiciones necesarias, hay restricciones a la prestación normalizada del servicio, seguirán solicitando los ERTE. La reforma laboral es especialmente positiva en cuanto al cómputo de la prestación al trabajador e incorpora un nuevo elemento, el sistema RED, donde algún subsector, como pueden ser las agencias de viajes, pueden utilizar instrumentos adicionales para acompañarlos en una transición, mejorar competencias y formación. La reforma laboral es buena. La figura de los fijos discontinuos nos tiene que acompañar en procesos donde la oferta aún no esté desestacionalizada.