Ferroatlántica ha acordado aplicar un expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) de dos años de duración y de carácter rotatorio para toda la plantilla de 550 trabajadores que suma en las tres fábricas y en las oficinas con que cuenta en España.
La compañía, que forma parte de Ferroglobe, productor de silicio metal y ferroaleaciones participado al 55% por el Grupo Villar Mir, atribuye este ajuste al precio de la energía y al resultado de la subasta de interrumpibilidad.
La compañía ha acordado el ERTE con UTG, CCOO y USO, mientras que el otro sindicato con representación en la empresa CIG se ha descolgado del acuerdo. El ajuste afectará a todos los trabajadores que la firma tiene repartidos en sus dos fábricas de A Coruña, la planta que tiene en Cantabria y las oficinas centrales de Madrid.
En virtud del acuerdo, el ERE temporal se extenderá durante dos años, desde el próximo 1 de marzo hasta el hasta febrero de 2021, y se aplicará con carácter rotatorio a toda la plantilla, con un promedio máximo de afectación del 35% en cada fábrica y de un 40% de la jornada de cada trabajador, según han informado a Europa Press fuentes sindicales.
En el caso de la fábrica cántabra de Guarnizo-Maliaño, que tiene una plantilla de 144 trabajadores, la medida no supondrá la parada de sus cinco hornos, “por necesidades de producción y para poder cumplir con todos los contratos”, según aseguró el presidente del comité de empresa de la factoría, Francisco de la Hoz.
En cuanto a las condiciones para los trabajadores, el pacto contempla un suplemento de prestación por desempleo de hasta el 85% del salario bruto mensual de los empleados, que además recibirán el 100% de sus pagas extras y vacaciones, y treinta horas de formación.
Ferroatlántica pacta este expediente de regulación de empleo temporal justo cuando el Gobierno central está diseñando medidas para las empresas que registran un alto consumo de electricidad para acometer su producción, con la voluntad de aprobar estas medidas, que conformarán un Estatuto del Consumidor Electrointensivo, a través del procedimiento de urgencia.
De su lado, el sindicato CIG atribuyó su decisión de descolgarse de la firma del acuerdo al considerar que se trata de un mal pacto, “sin garantías de empleo y de producción industrial, que deja a las fábricas de Ferroatlántica en el mismo escenario en el que estaban, con los hornos parados y una enorme incertidumbre”.