La filial de refino de Repsol supera a Mercadona como la empresa que más factura en España

Antonio M. Vélez

30 de octubre de 2023 21:49 h

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La filial de refino de Repsol superó en el ejercicio 2022 la facturación de Mercadona, hasta ahora la empresa con mayor cifra de negocios de España. El pasado ejercicio, los márgenes de refino de Repsol batieron todos los récords como consecuencia de la subida de precios del petróleo derivada de la invasión de Ucrania. Con ello, su filial Repsol Petróleo disparó sus ventas un 73,8%, hasta un récord de 34.808 millones de euros.

Esta filial, que aglutina la actividad de las refinerías de la mayor petrolera española, ha superado así los 31.041 millones que facturó el pasado ejercicio Mercadona. 

La compañía valenciana de supermercados aumentó su facturación en 2022 un 11%, con unos beneficios de 718 millones, un 5% más. El grupo de distribución de Juan Roig lleva años ocupando la primera posición en el ranking de facturación de empresas españolas que elaboran firmas como Statista, en base a los estados financieros individuales que depositan en el Registro Mercantil.

Repsol Petróleo, que figuraba en segunda posición en el último ranking de 2021, ha desbancado a Mercadona en 2022, tras registrar ventas superiores en casi 14.800 millones a los 20.021 millones de 2021. El año pasado el beneficio contable de esta filial fue de 310 millones, un 64% más. Las cifras figuran en sus últimas cuentas anuales, disponibles a través de Insight View y recientemente remitidas al Registro Mercantil.

La facturación de esa filial supera toda la cifra de negocios que registró a nivel consolidado el conjunto del grupo Repsol en el ejercicio 2020 (año cero del coronavirus) o en 2016. El pasado año, las ventas consolidadas del grupo que preside Antonio Brufau crecieron un 51%, hasta un récord de 75.153 millones. Su beneficio neto aumentó el 70%, hasta 4.251 millones, tras anotarse los mayores márgenes de su historia.

Fueron sus mejores resultados desde 2010, cuando logró récord de beneficios tras la venta de un 40% de la filial del grupo en Brasil. Las de 2022 fueron las ganancias más altas de la historia del grupo si no se tienen en cuenta los atípicos. Llegaron impulsadas por la fuerte subida del petróleo tras la agresión rusa de Ucrania, que disparó las ganancias de las petroleras, con picos en la cotización del barril de Brent (de referencia para Europa) cercanos a 140 dólares por barril.

Tras las caídas de la segunda mitad del ejercicio, la cotización media de esa materia prima se situó en 2022 en 101 dólares en el conjunto del ejercicio, en máximos desde 2008. Y el margen de refino de Repsol, un indicador clave para medir su rentabilidad, se multiplicó por 6,5, hasta 15,6 dólares por barril, una cifra sin precedentes que más que triplica la media de los diez años anteriores, de algo más de 5 dólares. La compañía esperaba que este 2023 esa magnitud se situase en 8 dólares barril. Pero hasta septiembre se ha situado muy por encima, en casi 12 dólares por barril.

La cifra de facturación de Repsol Petróleo no contempla intercambios con operadores, refineros o no refineros. Descontando los Impuestos Especiales y los intercambios, ascendió a 29.820 millones, con un aumento del 83% frente a los 16.300 millones de 2021. 

“Este incremento en la cifra se corresponde principalmente a la escalada de los precios”, explica la filial en sus cuentas, que recogen un resultado de explotación de 942 millones. “Las tensiones en el mercado internacional de combustibles derivadas de la guerra de Ucrania han marcado un año 2022 con unos márgenes medios muy por encima de los registrados en años anteriores y unos altos niveles de utilización de nuestras plantas”, indica en su informe de gestión.

Con una plantilla de unos 3.500 empleados, Repsol Petróleo tiene como actividad principal el refino del petróleo para abastecer el mercado nacional en las cuatro refinerías que Repsol tiene en Puertollano, A Coruña, Tarragona y Cartagena. Sus productos elaborados los comercializan luego otras sociedades del grupo Repsol, como Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, que se encarga de vender el combustible a las estaciones de servicio del grupo y a terceros, incluyendo al sector de la aviación. 

El año pasado, esta filial también registró un récord de facturación, con 24.342 millones, un 74,4% más, aunque su beneficio descendió un 52,2%, tras los descuentos por importe de más de 500 millones que aplicó en los precios finales de venta al público, adicionales a las bonificaciones al combustible que puso en marcha el Gobierno tras la invasión de Ucrania.

Las cuentas de Repsol Comercial de Productos Petrolíferos, también remitidas recientemente al Registro, fueron firmadas en marzo por su consejo de administración. En él se sientan históricos ex directivos de Repsol como el octogenario exministro de UCD Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona o Jesús Fernández de la Vega, hermano de la expresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega.

“Stand by”

Repsol aprovechó hace unos días la presentación de sus resultados hasta septiembre para arremeter contra el plan de PSOE y Sumar de mantener el impuesto a las energéticas. La multinacional ha amenazado con llevarse fuera del país inversiones que podría realizar en el mercado nacional. Asegura que “la falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal del país podría condicionar sus futuros proyectos industriales en España”.

Este lunes, el presidente de Petronor y consejero de Repsol, Emiliano López Achurra, subrayó que el consejero delegado de la compañía energética, Josu Jon Imaz, “nunca” ha dicho que se irán de España, pero sí considera que sus inversiones “tienen que estar en 'stand by'” si no hay un marco regulatorio “estable y previsible”. 

Esta decisión afecta en Euskadi a una inversión de en torno a 200 millones para poner en marcha un electrolizador de 100 megavatios (MW) en la refinería de Petronor, así como al proyecto de una planta industrial de combustibles sintéticos en el Puerto de Bilbao.

Este lunes el secretario general de CCOO, Unai Sordo, calificaba de “bastante obsceno” que haya grandes empresas que por el mantenimiento o no de unas figuras fiscales “se permitan amenazar, siquiera veladamente”, a “un Estado y a un Gobierno democrático”.

Repsol asegura que ese gravamen, “ilegal, inconstitucional y discriminatorio”, y que “se ideó como temporal y extraordinario, castiga a las empresas que, como Repsol, invierten en activos industriales, generan empleo y garantizan la independencia energética del país”, mientras “favorece a los importadores que no generan empleo ni actividad económica relevante en España”.

Imaz advirtió el jueves de que analizarán “cuidadosamente” si el marco regulatorio y fiscal es “claro” para tomar “diferentes decisiones en el futuro cercano. De lo contrario, tenemos otras alternativas”. “Tenemos que proteger, lo primero de todo, a nuestros accionistas”, dijo. Imaz insistió en que “no tiene sentido” que el gravamen se aplique a las ventas, en lugar de a los beneficios. 

Hace solo unos meses, en febrero, durante unas jornadas organizadas por El Español, el ejecutivo vasco dejó claro que Repsol nunca va a dejar España y puso en valor la labor de empresarios como Juan Roig o Amancio Ortega, que “tendrían que tener calles en España por lo que están haciendo por la economía”. Entonces, proclamó que “Repsol es una empresa española, estamos muy orgullosos de serlo, estamos en España, vamos a seguir en España siempre y tenemos más empleos industriales en España que los que teníamos en 2008. Invertimos en este país porque creemos en su gente, en sus capacidades y un 45% de los 5.000 millones que vamos a invertir este año son en España”. 

Algo que “tiene mérito porque somos una empresa mayoritariamente de petróleo y gas, y en España no hay no se puede explorar ni petróleo ni gas”. Ahora, las futuras inversiones de la compañía en el país están en “stand-by” tras el anuncio de PSOE y Podemos de que mantendrán ese impuesto.

Repsol es una de las energéticas que lo ha recurrido en la Audiencia Nacional. Asegura que acudirá si es necesario ante el Tribunal Constitucional español y el Tribunal de Luxemburgo, por una eventual violación de la normativa europea.

El tributo actualmente se aplica este ejercicio y el próximo con un gravamen del 1,2% en la facturación de las empresas con ingresos de más de 1.000 millones excluyendo los negocios regulados y actividades fuera de España y extra peninsulares. Repsol es la compañía más impactada, con unos 450 millones anuales en el primer ejercicio, cifra que previsiblemente este año será inferior por la caída de los precios del crudo en este ejercicio.

La compañía asegura que es “la empresa del Ibex 35 que más impuestos pagó en el país” en 2022. Cifra su contribución fiscal en 10.890 millones, de los que cerca del 70% (7.441 millones) corresponden a España y 3.206 millones son tributos propios. Hasta septiembre, la empresa redujo sus ganancias un 14%, hasta 2.785 millones. Pese a la caída, es uno de los beneficios más elevados de su historia.

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