El FMI confirma que España liderará el crecimiento económico en la eurozona en los dos próximos años
El Fondo Monetario Internacional (FMI) confirma que España liderará el crecimiento económico en la eurozona en los dos próximos años. El organismo internacional prevé que la actividad en nuestro país se incrementará un 1,1% en 2023 y un 2,4% en 2024, frente al 0,7% y 1,6%, respectivamente, del conjunto de los socios del euro.
En concreto, la estimación del FMI para Alemania es de un crecimiento de la economía del 0,1% en 2023 y del 1,4% en 2024. Para Francia, del 0,7% y del 1,6%. Y para Italia, del 0,6% y del 0,9%. Las expectativas de Alemania y de Italia han mejorado 4 y 8 décimas para este año desde el informe de perspectivas de octubre del propio organismo, alejando el riesgo de recesión. Principalmente, por la contención de los precios de la energía en los mercados internacionales.
Precisamente esta menor debilidad de estos importantes socios comerciales y el mismo abaratamiento del gas o del petróleo son dos de las principales amenazas que se han matizado para la economía de España, cuyo evolución dependerá de nuevo del sector exterior. Y agradecerá tanto la moderación de las presiones inflacionistas en las importaciones como el crecimiento de las exportaciones.
Apoyo público por el 1,2% del PIB de la UE
“El crecimiento económico en la Unión Europea (UE) en 2022 fue más resiliente de lo previsto teniendo en cuenta el importante shock negativo en los términos de intercambio derivado de la guerra en Ucrania”, explica el FMI en el informe publicado este martes.
“Esta resiliencia –visible en los datos de consumo e inversión [...]– obedece en parte a un apoyo público equivalente a aproximadamente 1,2% del PIB de la UE (coste presupuestario neto) brindado a los hogares y las empresas golpeados por la crisis energética, y también al dinamismo derivado de la reapertura de las economías”, continúa el organismo internacional.
“Los precios del gas han disminuido más de lo previsto gracias a mayores flujos de gas natural licuado distintos del ruso, la compresión de la demanda de gas y un invierno más benigno de lo habitual”, prosigue el FMI, que matiza que “no obstante, el ímpetu de la reapertura parece estar menguando” y “el ritmo acelerado de subida de las tasas por parte del Banco Central Europeo (BCE) está endureciendo las condiciones financieras y enfriando la demanda en los sectores de la vivienda y otros”.
Pérdida de poder adquisitivo
Los pronósticos de 2023 “reflejan los efectos de los aumentos más rápidos de los tipos por parte del BCE y la erosión de los ingresos reales [el poder adquisitivo de las familias], lo cual se ve contrarrestado por los efectos remanentes de los resultados de 2022, los menores precios de la energía al por mayor y nuevos anuncios de que se apuntalará el poder adquisitivo con controles de precios de la energía y transferencias monetarias”, confía el informe de perspectivas.
“La balanza de riesgos para las perspectivas mundiales permanece inclinada a la baja, con margen para un crecimiento menor y una inflación más alta, pero los riesgos adversos se han moderado”, concluye el FMI.
Las recomendaciones del FMI
En su informe de perspectivas, el organismo plantea algunas prioridades y recomendaciones. En primer lugar, “lograr la desinflación a nivel mundial”, para lo que básicamente se centra en la respuesta de la política monetaria y las subidas de los tipos de interés que buscan ahogar la demanda familias, empresas y administraciones.
La contradicción llega cuando incluye entre estas valoraciones la sostenibilidad de la deuda, que choca con el encarecimiento de la financiación, y el apoyo a los vulnerables, mientras apoya un frenazo de la economía.
“Los gobiernos actuaron sin demora para brindar apoyo a los hogares y las empresas, lo cual ayudó a amortiguar la incidencia en el crecimiento y, a veces, a limitar el traspaso de los precios de la energía a la inflación general utilizando controles de precios”, expone el informe.
“Las medidas temporales y de amplio alcance están tornándose cada vez más costosas, y deben retirarse y reemplazarse con estrategias focalizadas. Preservar las señales de los precios de la energía ayudará a reducir el consumo de energía y a limitar los riesgos de escasez”, considera el FMI, y finaliza: “La focalización puede lograrse mediante redes de protección social, como transferencias de efectivo a hogares que reúnan determinadas condiciones basadas en ingreso o factores demográficos, o mediante transferencias a empresas de electricidad en función del consumo de energía pasado. Los subsidios deben ser temporales y deben estar compensados por medidas que generen ingresos, incluidos impuestos solidarios excepcionales a los hogares y las empresas de ingreso alto, según corresponda”.
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