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La gallega EiDF ya encadena 24 días suspendida en Bolsa entre temores a un Gowex de las renovables

Fernando Romero, primer ejecutivo y máximo accionista de EiDF, durante el toque de campana en la Bolsa de Madrid en 2021.

Antonio M. Vélez

7 de mayo de 2023 22:02 h

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Las dudas sobre la situación de la empresa gallega Energía, Innovación y Desarrollo Fotovoltaico (EiDF), estrella de la bolsa española en 2022, han desatado el miedo a un ‘caso Gowex’ en el sector de las renovables tras el boom del autoconsumo, que el año pasado duplicó la potencia instalada en España. EiDF, especializada en ofrecer esa solución energética a empresas, encadenará este lunes 24 días con su cotización suspendida por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

La empresa lleva en esa situación de punto muerto bursátil desde el 14 de abril, al no haber presentado las cuentas del ejercicio 2022 por discrepancias con su nuevo auditor, PwC. Tenía que haber hecho públicos esos estados financieros antes de mayo. Rebasado el plazo legal, desde la compañía dicen que no tienen fecha, siquiera aproximada, para ello.

Existen precedentes de suspensiones de cotización que se han prolongado mucho más en el tiempo por motivos similares sin mayores consecuencias a la postre, caso de la antigua Carbures, hoy Airtificial. Fuentes próximas a EiDF marcan distancias entre la realidad de esta empresa y Gowex, la start-up española que ofrecía wifi gratis y cuyo fundador acabó en el banquillo por supuesto fraude a los inversores.

Ese caso empezó también con la cotización de esa tecnológica suspendida por la CNMV, pero tras varios días de comportamientos anormales de sus acciones y entre sospechas de abuso de mercado. En el caso de EiDF, el origen del problema son las discrepancias con PwC, a la que designó nuevo auditor de sus cuentas a finales de 2022.

Con unos 200 empleados directos, cuartel general en Barro (Pontevedra), más de una decena de almacenes y delegaciones comerciales en España y miles de instalaciones de autoconsumo ejecutadas hasta ahora, la empresa gallega no es una recién llegada al sector. Creada en 2008, montó su primera planta fotovoltaica en diciembre de 2011 y sobrevivió al conocido como impuesto al sol del Gobierno del PP, que mantuvo al autoconsumo en barbecho durante años.

Entre el extenso listado de clientes de EiDF están gigantes como Acciona, ACS, Aena, Alcampo, Amazon, Argal, Audasa, BBVA, BP, Carrefour, Cerealto Siro, Disa, Estrella Galicia, Mercadona, FedEx, Nueva Pescanova, El Pozo, Repsol, Sacyr, Suez o la cementera Votorantim.

El pasado 25 de abril, la empresa anunció la contratación de Deloitte para solventar esos desacuerdos en el proceso de auditoría con PwC. Con ello, serán ya tres las grandes firmas del sector con las que trabaje EiDF.

La empresa, cuyas cuentas de 2021 auditó la firma Crowe sin salvedad alguna, ha contratado también a otra de las ‘big four’, KPMG, como asesor financiero para el salto al Mercado Continuo que pretendía llevar a cabo a mediados de este año. Para ello, contaba también con Lazard y con el bufete Gómez Acebo & Pombo como asesor jurídico y encargado del folleto para la oferta inicial de acciones.

La investigación de Deloitte incluirá el análisis contractual y contraste de validez de todos los documentos existentes firmados entre la sociedad y representantes/apoderados de sus socios. También afectarán al área de Clientes, para verificar la realidad económica y situación actual de los proyectos facturados por la compañía. Y a sus deudas.

Vencimientos

Uno de los aspectos que ha generado preocupación es la avalancha de vencimientos de deuda que afronta EiDF en los próximos meses. La compañía debe pagar antes de octubre 21,3 millones, más de un tercio de su deuda financiera, en emisiones de pagarés en el mercado alternativo de renta fija (MARF). 

La primera emisión vence el 16 de mayo, cuando expira una colocación de pagarés con un saldo en circulación de 7,5 millones de euros que pagan un interés del 3,6%. El siguiente vencimiento llegará un mes después, con 1,7 millones; en julio expiran otros 3,8 millones y en septiembre, 8,1 millones.

A 30 de junio de 2022 el grupo tenía una liquidez de 34 millones, frente a los apenas 2,54 millones de un año antes, y contaba con un fondo de maniobra positivo de 30,6 millones, frente a los 17,63 millones de cierre de 2021, y líneas de financiación no dispuestas por 7,45 millones, a los que se sumaban la emisión de un programa de pagarés verdes por 25 millones de euros en el ejercicio 2022.

El problema es que mientras siga suspendida por la CNMV, la firma no va a poder emitir más pagarés para afrontar los vencimientos que tiene por delante.

En sus últimas cuentas auditadas ya no figuraba un préstamo de 238.100 euros concedido antes de la salida a Bolsa, en septiembre de 2019, por EiDF a High Churraski SL, una inmobiliaria de su fundador y máximo accionista, el empresario vasco de origen gallego Fernando Romero. Esa empresa, domiciliada en Santa Cruz de Tenerife, nunca ha presentado cuentas, según la información disponible en el Registro Mercantil.

Hasta el tercer trimestre de 2022, EiDF anunció una cifra de negocio de 315,54 millones de euros, un 40% por encima de las previsiones recogidas en su Plan de Negocio y un 932% más respecto al mismo período del año anterior. En el primer semestre de 2022, declaró una facturación de 185,82 millones (frente a apenas 10,5 millones un año antes) y un beneficio de 23,5 millones, más de 20 veces más que en el mismo periodo de 2021. Según El Confidencial, la empresa va a reformular sus cuentas con un ajuste del resultado del 60% respecto a los cerca de 70 millones previstos. La empresa no lo confirma.

Además de en autoconsumo, EiDF tiene una ambiciosa cartera de proyectos en el segmento de generación, con 2.600 megavatios (MW) fotovoltaicos previstos, tras dar entrada en ese negocio con participaciones minoritarias al fondo Sinia Renovables, de Banco Sabadell, y al luxemburgués Ikopus. También ha entrado en comercialización con la creación de una filial y la compra de dos empresas dedicadas a esa actividad, ODF y Nagini.

Mientras se resuelve su actual situación y a la espera del anunciado desembarco en el Mercado Continuo, EiDF opera en el mercado español de pymes, BME Growth, en el que hace unos días era suspendida de cotización otra de sus integrantes, Labiana Health, que el pasado jueves presentó unas cuentas no auditadas. Hasta ahora su trayectoria bursátil había sido fulgurante. La compañía gallega de autoconsumo fue la empresa que más subió en bolsa en 2022.

Rally del 600%

Hasta su suspensión protagonizó un espectacular rally del 600% desde su debut bursátil en julio de 2021, con una capitalización que alcanzaba 1.721 millones, superior a la de Meliá Hotels y cerca de la de Solaria (ambas en el Ibex), frente a los apenas 57 millones que tenía cuando debutó en el parqué. No obstante, la liquidez de la acción de EiDF es limitada. El porcentaje de capital que cotiza en bolsa es escaso, de alrededor del 20%.

El fundador y consejero delegado, Fernando Romero, es el principal accionista, con una participación del 72% a través de la sociedad Prosol Energía, lo que el año pasado le catapultó al número 46 de mayores fortunas españolas en el tradicional ranking de ricos de El Mundo.

A continuación figura Alejandro Alorda, de la familia propietaria del fabricante español de muebles de diseño Kettal, con un 7,6%, y Julio Sergio Palmero, ex consejero delegado de ODF (comercializadora adquirida en 2022 por EiDF), con un 6,6%.

Otra incógnita es cómo puede afectar a EiDF la ralentización del autoconsumo en este 2023, tras el boom de 2022, como consecuencia, entre otros aspectos, de cierta normalización en los precios del mercado mayorista, a lo que se añade la lentitud en la tramitación de las ayudas europeas en algunas comunidades autónomas. 

Hace unos días, Holaluz redujo con fuerza sus objetivos de instalaciones para este ejercicio y el siguiente, aunque esta empresa está centrada en autoconsumo residencial, un negocio en el que el dueño de EiDF descarta entrar con el argumento de que está copado el mercado doméstico de electricidad por las grandes del sector.

También opera ese segmento la noruega Otovo, cuyo managing director en España, Portugal y Reino Unido, Iñigo Amoribieta, reconocía el pasado viernes que “el ritmo de demanda de instalaciones se ha ralentizado frente a 2022”. La parte positiva es que “se han solventado los problemas de suministro de componentes, lo que está permitiendo trasladar importantes caídas de precio, entre el 10 y 15%, en las instalaciones de autoconsumo residencial al cliente final. Es un momento inmejorable para acometer esta inversión a largo plazo”.

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