Economía ha dado este viernes una vuelta de tuerca a su programa de ayudas a la banca. En esta ocasión, mediante el respaldo oficial de lo que se conoce como créditos fiscales diferidos. Así se llaman los beneficios fiscales que las empresas se guardan los años que tienen pérdidas y no pueden utilizar. Estas bonificaciones se preservan hasta 18 años, de forma que, cuando una compañía tiene beneficios, puede tirar de estas deducciones para rebajar el Impuesto de Sociedades.
Las multimillonarias pérdidas de la banca han generado miles de millones en créditos fiscales en apenas dos ejercicios. El cálculo oficial es que el sector atesora 51.000 millones de euros en este tipo de ventajas fiscales.
Así las cosas, la banca española contabilizaba estos créditos (los DTA, por sus siglas en inglés: Deferred Tax Assets) como capital, a la hora de pasar las pruebas de esfuerzo. El capital es el colchón que garantiza que un banco va a poder hacer frente a sus pérdidas, y los bancos han de tener un 8% de sus activos ponderados por riesgos para cumplir con los criterios internacionales.
Sin embargo, la inminente entrada de una nueva normativa internacional conocida como Basilea III había puesto en solfa la posibilidad de que la banca siguiera considerando este tipo de beneficios fiscales como un colchón. O al menos como un cojín de alta calidad. El Gobierno tenía que cambiar la normativa, como ha hecho en el Consejo de Ministros, y garantizar que estos beneficios no se volatilizarían. Esto es, que pasado el plazo a las condiciones para usarlos no se perdieran y, por tanto, le quitaran grosor al colchón bancario.
Así las cosas, el Gobierno ha avalado, según ha reconocido el propio Luis de Guindos, un 60% de estos DTA, lo que supone que al menos 30.000 millones de euros de activos fiscales están garantizados por el Estado. En caso de que no se usen, los contribuyentes tendrían que poner la parte que no se haya utilizado. Los bancos tienen 18 años para ejercer estos derechos, que se generaron en su mayor parte en 2011. Así, para 2029 la banca tiene que consumir los 30.000 millones de euros que ahora le respalda el Estado. Y eso implica generar al menos 100.000 millones de euros de beneficio. Sin beneficio, no hay posibilidad de desgravación.
Si se agota el plazo y no se han consumido los créditos fiscales, el Real Decreto aprobado ayer reconoce que se canjearán por deuda pública. Es decir, que irán a cargo del contribuyente. Según el ministro De Guindos, es “prácticamente, prácticamente, prácticamente imposible” que esto suceda. También se activaría este rescate diferido en caso de pérdidas continuadas (sin beneficios no hay posibilidad de aplicar deducción) o quiebra de uno de los bancos.
Que la banca en su conjunto genere esta ingente cantidad de beneficios es muy probable. El problema es el reparto de este tipo de créditos en el sector. Así, Bankia tiene 7.100 millones de euros en DTA, aunque aún no está claro cuántos de estos pasarán al listado de avales. Si el Gobierno le respaldara todos estos activos (cosa que no sucederá, ya que un tipo específico de los DTA no gozará de esta garantía del Estado), para 2029 la antigua Caja madrileña debería haber ganado unos 23.000 millones de euros. Una cifra muy similar a las pérdidas que reconoció en 2012. Y esto da una cifra en torno a 1.500 millones de euros en beneficios antes de impuestos al año.
¿Por qué esta cifra? Porque el Impuesto de Sociedades se lleva un 30% de los beneficios de la empresa. Fuentes de Hacienda calculan que hay que multiplicar al menos por 3,3 los DTA para obtener los beneficios que serían necesarios para consumir estos beneficios. Y luego, como siempre, mucha letra pequeña.
Para tomar perspectiva, el banco Santander anunció recientemente que esperaba ganar al menos 3.000 millones de euros antes de impuestos al año hasta 2016. En 2013 ya va a batir estas expectativas. Santander no tiene por ahora un número elevado de DTA que reconocer. El “por ahora” es porque se puede hacer con algún banco que sí los tenga.
El caso de Bankia, que es la entidad que más DTA acumula según los cálculos del FMI, puede no ser el del horizonte más complicado. Sabadell también tiene un altísimo número de créditos fiscales tras absorber la CAM y, en proporción a su tamaño, la banca rescatada, también. La cuestión es que estas entidades tienen que producir en beneficios 3,3 veces los DTA que se les reconozcan para que el Estado no salga como avalista.
Los DTA que serán respaldados por el Estado serán los procedentes de las aportaciones de los planes de pensiones (que se pueden deducir) y también los de las provisiones generadas para prevenir el deterioro del crédito o del ladrillo. Esto es, lo que los bancos apuntaban con antelación en sus libros para hacer frente a pérdidas futuras. No está claro que las pérdidas procedentes de bases imponibles negativas (las habituales en empresas no financieras, es decir, las que vienen de tener pérdidas en el negocio) sean consideradas o no en su totalidad. Esto pondría en peor situación a la banca que más pérdidas haya generado.
Esta letra pequeña es fundamental porque aquí también se rifa la venta de NovaGalicia Banco y CaixaCatalunya, que acumularon un gran número de DTA, y que cuando sean vendidas a bancos mayores pueden ser utilizadas. Es decir, que estos bancos, ahora mismo, valen lo que valen sus pérdidas pasadas. En el caso de NCG, son casi 4.500 millones de euros. Estas entidades tienen pocas posibilidades de volver a generar tres veces ese valor, pero sí lo pueden consumir los grandes bancos con multimillonarios beneficios que las compren.