El giro de Sánchez con los aranceles al coche eléctrico chino desconcierta a Bruselas mientras negocia con Pekín

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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El viraje de Pedro Sánchez pidiendo a la UE que reconsidere la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China ha generado malestar en Bruselas. El cambio de posición de España, que responde a la amenaza de Pekín a las exportaciones de cerdo y a los intereses económicos en ese país, debilita la principal medida adoptada por Ursula von der Leyen en la guerra comercial con el país asiático. La Comisión Europea decidió imponer aranceles extra al 10% que ya se aplicaba de entre el 36,3% y el 9% a los vehículos eléctricos fabricados en ese país después de una investigación que concluyó que los subsidios de Pekín suponen una competencia desleal y distorsionan el mercado europeo.

La petición de Sánchez supone, por tanto, un golpe en la línea de flotación de esa estrategia en un momento en el que las negociaciones de Bruselas y Pekín están abiertas. De hecho, un día después de la visita del presidente español, el Gobierno chino ha anunciado un viaje del ministro chino de Comercio, Wang Wentao, para discutir los aranceles. En ese viaje se reunirá con el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, el próximo 19 de septiembre.

“La Comisión es responsable de la política comercial de la UE”, ha recordado el portavoz de la materia, Olof Gill, en respuesta a las preguntas sobre el cambio de posición de España. “Iniciamos esta investigación basándonos en pruebas claras. Hemos proseguido la investigación en todas sus fases basándonos en una recopilación cuidadosa y meticulosa de pruebas y siguiendo de cerca todas las normas aplicables de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la UE”, ha defendido.

“Estamos abiertos a encontrar una solución negociada. Cualquier solución de este tipo debe ser adecuada y eficaz para abordar el riesgo de perjuicio para la industria de la UE que nuestra investigación ha identificado”, ha añadido Gill, que ha asegurado que las “ofertas” que han llegado de China durante este periodo relacionadas con precios mínimos para los vehículos manufacturados en ese país “han sido insuficientes”.

Todavía queda margen para llegar a un entendimiento y en eso confían en la Comisión Europea ahora que el contacto se va a producir al máximo nivel. No obstante, en Bruselas dejan la pelota en el tejado de las autoridades chinas.

Alemania aplaude el cambio de Sánchez

La imposición de nuevos aranceles a los vehículos fabricados en China es provisional desde el pasado mes de julio, cuando la Comisión Europea estableció nuevas tasas que oscilaban entre el 36,3% para compañías como SAIC, que no colaboraron con la investigación, y el 9% para Tesla, que pidió negociar individualmente.

La decisión tiene que recibir el visto bueno definitivo antes de que acabe el mes de octubre. Dar marcha atrás en el proceso requiere de la mayoría, es decir, tendrían que oponerse quince estados miembros que representen al menos al 65% de la población europea. Aunque por el momento esa cifra está lejos de alcanzarse, en Bruselas reconocen que el cambio de Sánchez, que tiene un peso relevante en la UE, complica la situación. El temor del gobierno comunitario es que esa posición acabe arrastrando a más países y los aranceles acaben descarrilando.

Por el momento, Alemania, que es el país que más reticencias ha expresado durante el proceso, ha dado la bienvenida al cambio de España, que en la votación no vinculante del pasado mes de julio se posicionó a favor de los aranceles, al igual que Francia o Italia. Por el contrario, Berlín se abstuvo. “La dirección del viaje es la que compartimos”, señaló el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, según recoge Bloomberg. Alemania, que encabeza la industria automovilística europea, ha defendido una solución negociada a la pelea comercial de los subsidios chinos a la fabricación de coches eléctricos. También Suecia ha mostrado suspicacias respecto a la introducción de nuevos impuestos y Hungría votó directamente en contra.