El Gobierno culmina en cinco años una subida histórica del salario mínimo que beneficia a 2,5 millones de trabajadores

Solo hace cinco años, quienes percibían el salario mínimo cobraban 735,9 euros al mes. La cuantía del SMI anunciada por el presidente Pedro Sánchez para este 2023, 1.080 euros brutos mensuales, supone un incremento del 46,7% en cinco años. Se trata de uno de los mayores aumentos del SMI de la democracia en un mandato tan corto, pero además con este último incremento se alcanza la meta que se fijó el Ejecutivo en su acuerdo de coalición: situar el SMI en el 60% del salario medio, siguiendo la recomendación de la Carta Social Europea. La medida beneficiará a alrededor de 2,5 millones de personas, según los cálculos de los sindicatos.

Desde su llegada a la Moncloa, primero con un gobierno monocolor del PSOE, el mandato de Pedro Sánchez ha ido acompañado de varios hitos en el salario mínimo interprofesional. Las subidas del SMI siempre han ido de la mano de Unidas Podemos, también antes de formar parte del Ejecutivo.

El primer paso fue decisivo. En los primeros meses de gobierno, Pedro Sánchez acordó con Pablo Iglesias, entonces líder de Unidas Podemos y en la oposición, varias medidas para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2019. Entre ellas, un aumento histórico del salario mínimo, el mayor registrado en un solo año, del 22,3% hasta los 900 euros al mes.

La subida, sin precedentes, suponía un gran empuje del SMI. Estaba situado en los 735,9 euros al mes en 2018, tras el mandato de Mariano Rajoy en el que durante años, el Gobierno del PP dejó el indicador casi congelado alrededor de los 645 euros. Solo al final, ya en periodo de recuperación macroeconómica, Rajoy aprobó mayores alzas del SMI, pero muy lejos de la acordada en 2019.

El incremento hasta los 900 euros al mes fue rechazado por los empresarios, pero también por la derecha política y mediática, que pronosticaron una debacle del empleo debido a la subida. El tiempo y los estudios al respecto han demostrado que no fue así.

El Banco de España, la Airef y varios estudios han calculado que el impacto negativo en el empleo fue reducido, entre 28.000 y 172.000 empleos menos en un año en el que se crearon 400.000 nuevos puestos de trabajo. Además, varios análisis han destacado por otro lado el efecto del alza del SMI en la reducción de la pobreza, que lastra a España en comparación con otros países europeos.

Subida con acuerdo de empresarios y sindicatos

El siguiente aumento del salario mínimo también tuvo una gran importancia. Era comienzos de 2020 y en esta ocasión la novedad era el nuevo actor dentro del Gobierno. La coalición entre PSOE y Unidas Podemos, contra la que se había revuelto la patronal de empresarios, echaba a andar con la promesa de seguir aumentando el salario mínimo hasta alcanzar la meta de la Carta Social Europea: el 60% del salario medio.

Para sorpresa generalizada, en los primeros días de Gobierno, con Yolanda Díaz ya al frente del Ministerio de Trabajo, la coalición anunció una nueva subida del SMI, hasta los 950 euros al mes, que contaba con el respaldo de los sindicatos, pero también de los empresarios. Se inició entonces una senda de acuerdos del diálogo social, que pocos auguraban y que ha dado muchos frutos, como la reforma laboral, la ley del teletrabajo y la llamada Ley Rider, entre otras.

Luego irrumpió la pandemia, que dinamitó la normalidad y la hoja de ruta del Ejecutivo, para centrarse en las urgencias motivadas por la COVID-19. Cuando llegó enero de 2021, el coronavirus aún estaba muy presente, en la salud de los ciudadanos y en el mercado laboral, lo que motivó que una parte del Ejecutivo, liderada por Nadia Calviño, se resistiera a incrementar el salario mínimo frente a la opinión de Unidas Podemos, que consideraba que había que seguir subiendo los salarios más bajos en esa coyuntura.

Las batallas internas por el SMI

Se abría entonces una de las batallas económicas internas de la coalición, que ha acumulado varios episodios y enfrentamientos entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz, principalmente. En enero de 2021, se impuso la vicepresidenta económica y el SMI se mantuvo congelado en los 950 euros.

En ese momento, el Ministerio de Trabajo creó la comisión de expertos sobre el SMI para que asesorase al Gobierno y definiese una senda hasta el 60% del salario medio. La idea era marcar el camino para que el compromiso de la coalición no quedara en papel mojado y que los dictámenes de los especialistas respaldaran desde un punto de vista objetivo los aumentos del SMI de cara a los críticos fuera y dentro del Ejecutivo.

Tras mucha insistencia y negociaciones dentro de la coalición, finalmente en septiembre, el salario mínimo aumentó hasta los 965 euros al mes. El acuerdo fue alcanzado solo entre los sindicatos y el Gobierno y así ha ocurrido en el resto de legislatura. Los empresarios no han vuelto a respaldar ningún incremento del SMI, una decisión contra la que se han levantado varios sectores, como el agrario, y que también encuentra grandes resistencias en la derecha económica.

Pocos meses después, en enero de 2022, empujado por la fuerte y rápida recuperación del empleo postpandemia, el salto del salario mínimo fue importante por lo económico, pero también por lo simbólico. El mileurismo se convertía en el suelo salarial en España. El Gobierno acordó situar el SMI en los 1.000 euros brutos al mes, pese a las resistencias de nuevo de la vicepresidencia económica.

La meta del 60% del salario medio

El último incremento, de este 2023, también ha contado con una intensa negociación interna, pero mucho más discreta y marcada por tres elementos: el compromiso del final de la legislatura, la elevada inflación que ha empobrecido a la sociedad y las citas electorales de este año. Todo ello hacía inclinarse por un aumento importante, pero la clave era definir la cuantía.

La comisión de expertos marcó una referencia, alzas entre los 1.046 euros al mes y los 1.082 euros mensuales, horquilla en la que calculaban que se cumplía la meta del 60% del salario medio. Los sindicatos presionaron para llegar a la cuantía máxima (incluso algo más, hasta los 1.100 euros al mes) mientras los empresarios propusieron una cuantía por debajo de la mínima, los 1.040 euros, pero sin intención de negociar siquiera en la mesa de diálogo con el Gobierno.

Al final, tras un intenso debate interno, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se decantaron por el tramo alto de la recomendación de los expertos y la cifra que salió adelante fue el 8%, que logró el respaldo de los sindicatos. Desde las organizaciones sindicales se ha trabajado también intensamente con las distintas almas del Ejecutivo para que este aumento saliera adelante. Por otro lado, estaban los intentos de la vicepresidencia económica y los empresarios de acordar un aumento del SMI inferior dentro de un gran pacto salarial, según fuentes de la negociación.

La decisión final deja el salario mínimo interprofesional en los 1.080 euros brutos al mes, casi un 50% por encima que cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa. Aunque con Felipe González se acordó un alza similar en cinco años, en términos reales (descontando el efecto de la inflación) se trata del mayor aumento registrado en un plazo tan corto de tiempo.

El Gobierno ha subrayado este martes que ha cumplido su compromiso de legislatura, con una medida que el presidente del Ejecutivo ha enmarcado en el apoyo a los trabajadores más vulnerables en estos momentos de precios disparados. “Estoy muy contenta, muy satisfecha”, celebraba esta tarde la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que subrayado el aumento de 344 euros del SMI en los últimos cinco años.

Yolanda Díaz ha destacado también que, frente a los pronósticos catastrofistas, el aumento del salario mínimo ha demostrado su capacidad para reducir la pobreza y también la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, con una disminución de la brecha de género mayor que en los últimos años.

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