El Gobierno ha actualizado su senda de estabilidad y su previsión de déficit para los próximos cuatro años. La nueva senda, que se presenta este viernes a la Comisión Europea, el objetivo es que en 2021 el déficit sea del 8,4%. Supone un incremento respecto a la anterior previsión que hizo el Gobierno, que fijaba la necesidad de financiación para este ejercicio en el 7,7%. María Jesús Montero, ministra de Hacienda, ha achacado este alza al retraso en la recuperación económica provocada por la tercera ola de la pandemia, que ya llevó al Ejecutivo a reducir su previsión de crecimiento para este año.
El Ministerio de Hacienda fija una previsión del déficit del 5% para 2022, del 4% en 2023 y del 3,2% en 2024. Estos datos ponen sobre la mesa el asunto de qué ocurre con el programa de déficit excesivo, que incluye un control para aquellos países que superan el 3% del déficit. Por el momento, este procedimiento está suspendido, dentro de la política expansiva anunciada por la Comisión Europeo, y Montero ha solicitado que se mantenga así hasta, al menos, el año 2023.
La responsable de Hacienda ha reivindicado que la senda que presenta hoy a las autoridades comunitarias suponen un “compromiso” de las reglas fiscales de la Unión Europea, aunque asume que tocará “negociar” con la Comisión cuando se vuelva a activar el procedimiento de déficit excesivo. Montero ha defendido que no es el momento de volver a una consolidación fiscal. “Sería una rémora para el crecimiento económico. Estamos haciendo lo correcto en Europa y España”, ha apuntado.
La propia ministra ha abierto la puerta a que estas previsiones sean revisadas en los próximos planes presupuestarios. Esto se debe, según ha justificado Montero, a que las previsiones se han realizado de manera “inercial”, sin tener en cuenta las reformas incluidas en el plan de recuperación que se manda igualmente a Bruselas a lo largo del día de hoy. “Con las reformas, la senda sería distinta”, ha señalado la responsable de Hacienda, “a la medida que las vayamos presentando la iremos actualizando”.
La senda de déficit se presenta el mismo día que se han conocido los datos de evolución del PIB en el primer trimestre del año, que retrocedió un 0,5%, volviendo así a valores negativos después de haber registrado en el tercer y último trimestre de 2020 tasas del 17,1% y del 0,0%, respectivamente. La tercera ola de la pandemia, la paralización que provocó el temporal filomena y el retraso en las vacunas han provocado esta caída del PIB en los tres primeros meses del año.
Según el avance de datos de Contabilidad Nacional publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la economía española cayó un 0,5% entre enero y marzo debido al descenso del consumo y de la inversión. No obstante, en tasa interanual, el PIB descendió en el primer trimestre a un ritmo mucho menor de lo que lo hizo en el cuarto trimestre de 2020. En concreto, la economía española se contrajo un 4,3% interanual, frente a la caída del 8,9% experimentada en el trimestre anterior.
La senda presentada este viernes por el Ministerio de Hacienda también incluye la previsión de reducción de deuda. El pasivo público cerró el pasado año en el 120% del PIB y se pronostica que para este ejercicio pase al 119,5%. En los siguientes años llegará el recorte más pronunciado, quedando en 2022 en el 115,1%, en 2023 llegará al 113,5% y en 2024, al final de esta senda, quedaría por encima del 112% de la deuda.
El Ministerio de Hacienda fija también las previsiones de ingresos fiscales para este año, en el que asegura que la recuperación económica elevará la recaudación en todas las figuras fiscales. Montero ha señalado que serán en torno a 275.000 millones de euros, “una cifra similar a la recaudación de 2019, antes de la pandemia”. Hacienda confía en un aumento del 5,9% en la recaudación del IRPF, del 13,9% en Sociedades, del 7,8% en el IVA y del 4,6% en los impuestos especiales.
Respecto al déficit en las diferentes administraciones, Hacienda fija para la administración central un déficit en 2021 del 6,3%, que quedaría en el 2,5% al final de la senda, en 2024. Las Comunidades Autónomas dejan el déficit para este año en el 0,7%, terminando en el 2024 en el 0,2%. Las corporaciones locales quedarán en equilibrio este año y el próximo y volverían al superávit del 0,3% en 2023 y 2024. El déficit de la Seguridad Social es del 8,4% para este ejercicio y terminaría el periodo en el 3,2%.
Por debajo de la previsión del PIB
España comenzó a afrontar la crisis de la pandemia con un déficit del 2,8% en 2019, uno de los más altos de la zona euro pero dentro de los límites del pacto de estabilidad comunitario, que se sitúa en el 3%. Abordar la situación sanitaria elevó la necesidad de financiación del Estado hasta un 10,09%, que se tuvo que incrementar hasta el 10,97% tras tener que asumir en sus cuentas las la Sareb, el famoso banco malo.
A comienzos de mes el FMI situó el déficit para España este ejercicio en el 9%, frente al 7,7% de la anterior previsión trazada por el Gobierno tras el estallido de la crisis económica. El organismo internacional situaba a España en 2024 en un déficit que rondaría el 4,3% y se estancaría en ese entorno hasta el año 2026.
La Comisión Europea apuesta por mantener activada también durante 2022 la cláusula de salvaguarda de las normas de disciplina fiscal de la Unión Europea (UE), que congela de facto el control del déficit y la deuda para permitir que los países sigan gastando lo necesario para paliar el impacto de la covid-19. El Ejecutivo comunitario publicó en marzo una serie de orientaciones sobre el rumbo que, a su juicio, debería tomar la política fiscal de los Veintisiete en los próximos meses y en ellas aboga por que los Gobiernos mantengan las ayudas a sus economías este año y el próximo.
“Nuestro mensaje claro es que el apoyo fiscal debería continuar tanto tiempo como sea necesario. Basándonos en nuestras indicaciones actuales, la cláusula de salvaguarda debería seguir activa en 2022 y ser desactivada en 2023”, dijo en un comunicado el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis.