El Gobierno obvia el efecto del autoconsumo y confía en que la demanda eléctrica crezca hasta 2026

Antonio M. Vélez

21 de febrero de 2021 21:15 h

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El Gobierno ha obviado las previsiones de estancamiento del consumo eléctrico de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para el próximo lustro y las advertencias de este organismo sobre el efecto depresor que puede tener el autoconsumo en la demanda de electricidad.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico acaba de sacar a consulta la Planificación de la Red de Transporte de Electricidad 2021-2026, un documento clave para fijar las inversiones que debe realizar Red Eléctrica (REE) en los próximos años.

El borrador mantiene que hasta 2026 se va a producir un aumento “limitado” del consumo eléctrico. El pronóstico choca con las previsiones que hizo el año pasado la CNMC al evaluar la propuesta inicial de REE, operador del sistema y gestor de la red de transporte, cuyas elevadas inversiones cuestionó el denominado 'súperregulador'.

En España hace tiempo que la evolución del PIB dejó de ser la variable clave que explica el comportamiento de la demanda eléctrica. En 2020 esta se desplomó un 5,6%, mientras que el PIB se derrumbó un 11% por la pandemia. En un escenario de elevada incertidumbre sobre la salida de esta crisis y ante la creciente electrificación de la economía prevista para la próxima década, la previsión del Gobierno es que hasta 2026 el consumo de electricidad repunte un 2,7% respecto a 2018, con crecimientos del PIB del 6,6% para 2021 (un punto más de lo previsto por la Comisión Europea) y del 0,9% en el periodo 2020-2026. 

Transición Ecológica, que espera aprobar esta planificación antes de fin de año, prevé un aumento del consumo que, aun discreto, contrasta con los últimos cálculos publicados por la CNMC. Competencia, que va a tener que pronunciarse sobre el documento que ahora ha sacado a consulta pública el ministerio, señaló en un informe publicado en julio que, según sus previsiones, “en todos los años” del periodo 2021 el crecimiento del consumo eléctrico sería “negativo” (esto es, que habría caídas), “excepto en 2026 donde es prácticamente nulo”. Muy lejos de ese crecimiento “limitado” que, en línea con Transición Ecológica, planteaba Red Eléctrica.

“Este estancamiento de la demanda se debe, fundamentalmente, a la penetración del autoconsumo, que pasará de representar un 0,6% del total de demanda nacional en 2020 a un 7,9% en 2026”, indicó entonces Competencia, cuyo informe se publicó poco después de la renovación de la cúpula de este organismo, aunque fue elaborado por el equipo anterior.

Red Eléctrica, que recuerda que la elaboración de la planificación de la red de transporte (vinculante para esta empresa) es responsabilidad del ministerio, en su ámbito de definición de la política energética nacional, planteaba en ese documento, que remitió al ministerio en diciembre de 2019, antes de la llegada del coronavirus, unas inversiones totales de 6.444 millones de euros durante el periodo 2021-2026. 

Competencia advirtió entonces del “elevado nivel de inversiones previsto en la propuesta, que anualizado sobrepasaría al menos en los cuatro primeros años el volumen máximo de inversión fijado por el Real Decreto 1047/2013, con independencia de cómo de optimistas sean las previsiones de PIB que se consideren”. Y pidió “acompasar los esfuerzos en inversiones a unos límites objetivos, lo más realistas posibles, estableciéndose un orden de prioridad de ejecución claro”.

El borrador de planificación de Transición Ecológica contempla una inversión total de 6.668 millones, de los que 1.064 millones corresponden a actuaciones para reforzar las interconexiones internacionales con Francia, Portugal, Andorra y Marruecos y 5.604 millones (que según el ministerio es el volumen máximo de inversión como porcentaje del PIB establecido en la normativa), a actuaciones de refuerzo de las redes de transporte que componen el sistema eléctrico nacional. Más de un tercio de esta cuantía corresponde a la partida de integración de renovables y resolución de restricciones técnicas. Además, la propuesta incluye una serie de actuaciones para atender a las nuevas necesidades de demanda, que ascienden a casi 680 millones.

El borrador plantea una demanda máxima instantánea peninsular para el periodo 2021-2026 de, como mucho, 46.803 MW, que es un 15% superior a la punta de 2018 y ligeramente inferior a los 46.968 MW que planteó REE en el documento de diciembre de 2019 que cuestionó la CNMC. El último récord de demanda peninsular data de diciembre de 2007. Entonces, se situó en 45.450 MW.

Basado en el PNIEC

El nuevo borrador de Transición Ecológica está abierto a comentarios hasta el 21 de abril. Se basa en la hoja de ruta energética del Gobierno plasmada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, y en la demanda prevista en ese documento, extrapolada al horizonte de estudio. Una previsión (la del PNIEC) que en alguna gran eléctrica consideran sobredimensionada. 

Según Transición Ecológica, “se han realizado dos escenarios de PIB y comprobado que el valor PNIEC se incluye dentro de dichos escenarios. Como el PNIEC no tiene objetivos explícitos de autoconsumo, no se ha considerado una reducción adicional por esta variable”. El ministerio utiliza esa hoja de ruta “por coherencia interna y porque es la planificación indicativa de referencia para el resto de planes”. 

El PNIEC es anterior a la pandemia y no contiene objetivos de autoconsumo, pero sí contempla la elaboración de una estrategia nacional que el sector fotovoltaico espera con expectación desde hace meses. 

La propuesta de planificación “tiene por objeto mantener y mejorar la seguridad de suministro del sistema eléctrico español, integrar la nueva generación renovable, eliminar limitaciones estructurales de la red y dar cobertura a las necesidades de interconexión internacional y conexión de territorios no peninsulares”, según Transición Ecológica, que añade que la red de transporte propuesta “permitirá una integración de renovables del 67% en el sistema eléctrico peninsular”, en línea con las previsiones del PNIEC.

En la nueva planificación se indica que la red de transporte de alta tensión “debe seguir cumpliendo su función vertebral”, teniendo en cuenta el proceso de cambio que vive el sistema eléctrico: desde un sistema con predominio de grandes unidades de generación térmica e hidráulica cuyo régimen de funcionamiento se establecía y controlaba por la demanda, a otro en el que el consumo se alimente por un parque de generación esencialmente renovable cuya producción es variable y no en función de la demanda. 

“El reto fundamental de la planificación 2021-2026 es detectar las limitaciones de la red de partida, y plantear las actuaciones necesarias para mantener los niveles de calidad y garantía de suministro al tiempo de integrar el máximo posible de la generación renovable disponible en cada momento en el escenario previsto para el sistema en el horizonte 2026”, señala el documento.

En el ministerio subrayan que esta nueva planificación “no está tan dirigida por la demanda como por los nuevos flujos generación renovable - consumo. Por tanto, el resultado no es muy sensible a variaciones en la estimación de demanda”. También señalan que, “como con todas las demás variables, si durante la vigencia de la planificación se observan desviaciones significativas, la ley ya prevé la posibilidad de revisarla para adaptarla a la nueva realidad”.

El plan climático remitido a la Comisión Europea no está escrito en piedra, aunque el Gobierno descarta por ahora modificarlo. Cada Estado miembro debe comunicar a la Comisión Europea la situación de aplicación de su PNIEC cada dos años a partir de 2023 y tiene hasta el 30 de junio de ese año para presentar un proyecto de actualización del Plan.