Es el proceso habitual y que respalda el Estatuto de los Trabajadores: a finales de año, el Gobierno habla con sindicatos y patronal antes de tomar una decisión sobre qué hacer con el salario mínimo interprofesional (SMI). En los últimos años, ese encuentro ha sido más una formalidad que una negociación real. Y este año, la aritmética parlamentaria ha podido más que el diálogo social: el jueves por la mañana el PSOE anunciaba una negociación con el Gobierno para subir el SMI un 8% en 2017 a cambio de apoyar el objetivo de déficit de las comunidades autónomas. El acuerdo se fue fraguando durante el día y a espaldas de la reunión que el Ejecutivo tenía por la tarde con miembros de los sindicatos y la patronal.
“De las pocas cosas reservadas que tenemos los agentes sociales en el Estatuto de los Trabajadores nos la han secuestrado”, dice una fuente sindical, que acusa al PSOE de “avalar” la forma de gobernar del Gobierno en los últimos años. Y es que la subida del SMI se tramitará por decreto ley, sin debate parlamentario.
El acuerdo Gobierno-PSOE contempla una subida del 8% del SMI, que pasará de los 655 euros actuales a 707. Se trata de una de las mayores subidas interanuales del salario mínimo en las últimas décadas. En concreto, la mayor que se aplica de golpe desde 1986. Se produce, eso sí, después de que en los últimos seis años solo haya crecido en 22 euros y tras quedar congelado hasta en tres ocasiones durante la crisis.
La evidente pérdida de poder adquisitivo, la devaluación salarial general y el aumento de la desigualdad han hecho que UGT y CCOO consideren ya irrenunciable una subida sustancial del SMI. Su propuesta se la hicieron llegar a la ministra de Empleo el miércoles pasado, unos días después de que el Congreso de los Diputados aprobara tramitar, a propuesta de Unidos Podemos, incrementarlo hasta 950 euros al final de la legislatura. La propuesta de los sindicatos era un salario mínimo de 800 euros en 2017 e incrementos sostenidos hasta llegar a los mil euros al término de esta legislatura, en 2020.
Al final de la reunión entre Gobierno y agentes sociales, los sindicatos hicieron público un malestar que llevaban rumiando horas. Aunque la propuesta del 8% les parecía un “avance” que supera las habituales subidas del SMI, subrayaban que se trata de un aumento “insuficiente”, lejos de sus demandas.
Lo que dejaron claro fue su crítica al procedimiento empleado por el Gobierno, del que, dicen, ha “hurtado” al diálogo social una negociación clave. “No nos gustan ni el fondo ni las formas”, decía durante la tarde un líder sindical, que se mostró duro con el PSOE. “Buscan decir que la subida es gracias a ellos”. “Dada la situación política está claro que todos están en el juego de ver si gobierna más el Gobierno o el Congreso, y si pueden más unos u otros”, decía otro dirigente.
El PSOE no les comunicó su posición
Las centrales también se han reunido con los partidos políticos para, entre otras cosas, hacerles saber su propuesta sobre salario mínimo. Esta misma semana se reunieron con el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández. En ese encuentro, se queja un líder sindical, no salió nada sobre el pacto que unos días más tarde el PSOE ofrecería al PP: déficit del 0,6% para 2017 y subida del 8% del SMI.
Esta situación se produce, además, una semana después de que el presidente del Gobierno reuniera a sindicatos y patronal con la intención de impulsar el diálogo social. No obstante, Toxo y Álvarez salieron descontentos de la reunión y solo un día después anunciaban movilizaciones para mediados de diciembre.
Incluso con la subida del 8%, el SMI español quedará muy por detrás del que existe en otros países europeos. En Francia, por ejemplo, esta referencia alcanza los 1.400 euros. Queda también muy por debajo de lo recomendado por la Carta Social Europea, que aconseja un salario mínimo equivalente al 60% del salario medio neto. En España esto supondría un SMI en torno a los mil euros.