“La guerra debe impulsar aún más nuestra independencia energética”. La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, dibujaba así este jueves en el Congreso la hoja de ruta energética para los próximos años. Y ser independientes pasa por pisar el acelerador en renovables al mismo tiempo que se apagan las nucleares. Pero esa premisa no solo es una promesa, sino que conlleva objetivos de aumento de producción de energía verde y de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero que van a ir a más y que, en breve, van a enviarse por escrito a Bruselas.
El Gobierno acaba de lanzar una revisión de esas metas. Lo ha hecho a través de la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) que se aprobó hace poco más de un año. Este mes de agosto, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha comenzado el proceso de consulta pública para que todos los actores del sector que lo consideren oportuno o pertinente “realicen las aportaciones que estimen convenientes sobre la actualización relativa a las políticas y medidas contenidas en el Pniec 2021-2030 actualmente en vigor”.
Ese plan para la década en curso recoge metas como que en 2030 se alcance un 42% de energías renovables sobre el uso de energía final del país; o que, en el caso de la generación eléctrica, el porcentaje de renovables sea del 74% dentro de ocho años.
Dos calendarios que se solapan
En el contexto actual, con la guerra en Ucrania y el temor a que el Gobierno de Vladimir Putin cierre el grifo de gas a Europa, esta solicitud de opiniones al sector energético sobre cómo se pueden mejorar metas climáticas va en paralelo a la elaboración del plan de contingencia.
Este último es la propuesta de ahorro y de seguridad energética -más allá de las medidas puestas en marcha este otoño y convalidadas este jueves en el Congreso de los Diputados- para conseguir que España rebaje en un 7% el consumo de gas este invierno. Una reducción que ha exigido Bruselas y que es voluntaria, de momento, pero obligatoria si Putin decide dejar a la UE sin gas ruso. Además, el plan de contingencia energético debe fijar un marco para garantizar que no haya problemas de suministro en caso de que haya un menor flujo de gas natural hacia Europa. Unos cortes de energía que España descarta, en el escenario actual, por su capacidad de almacenamiento de gas licuado.
Es aquí donde prácticamente se solapan los dos calendarios. Por un lado, porque el plazo de presentación de propuestas para el plan de contingencia -por parte de partidos políticos, administraciones locales y autonómicas- termina el próximo 31 de agosto. Por otro, porque la fecha tope para que los actores energéticos presenten sus propuestas para el Pniec es el 15 de septiembre, según los requisitos que ha publicado el Ministerio encabezado por Teresa Ribera.
Con estas últimas propuestas, el Ejecutivo revisará al alza los objetivos del Plan Nacional de Energía y Clima porque la Unión Europea exige que, como muy tarde, el 30 de junio de 2023, cada estado miembro debe presentar a la Comisión su proyecto de actualización del Pniec más reciente.
Hay que tener en cuenta que, desde que se aprobó este texto en marzo de 2021 -se retrasó por la COVID-19-, se ha dibujado un escenario muy diferente. No solo por el actual contexto de guerra y exigencia de ahorro e independencia energética. También porque, desde entonces, Bruselas ha marcado nuevos objetivos de reducción de emisiones para todos los Estados miembros.
Objetivos que se quedan cortos por ser más ambiciosos
La “legislación europea sobre el clima revisa al alza los objetivos de reducción de emisiones, fijando un objetivo intermedio de reducción de emisiones del 55% para 2030. Paralelamente y en consonancia con el objetivo anterior, el paquete 'Objetivo 55' y el Plan REPower EU incluyen propuestas de revisión de un amplio rango de normativas, entre las que se incluyen las Directivas de Energías Renovables y de Eficiencia Energética, planteando objetivos más ambiciosos en sus ámbitos de aplicación”, explica el Ministerio al abrir el trámite de consulta pública.
No solo son exigencias políticas y regulatorias. Además, la realidad ha ido más rápido de lo que esperaba el Ejecutivo. Es decir, objetivos que se preveían hace un año ahora se quedan cortos y se puede ser más ambicioso. Por ejemplo, para 2030, el actual Pniec prevé alcanzar los 14 GW de autoconsumo y con el acelerón que están viviendo estas instalaciones y que se prevé para los próximos meses, esa meta puede ser más ambiciosa, según indican diferentes fuentes consultadas. Además, se puede avanzar en otros aspectos que han quedado fuera del texto actual, como el hidrógeno verde o los gases renovables. Por otro lado, también se está avanzando en lo relativo a acelerar cuestiones de carácter administrativo, como los procedimientos de tramitación de autorizaciones, o el 'atasco' para dar conexión a las nuevas instalaciones, que depende de Red Eléctrica.
En esa misma dirección apunta el vicepresidente de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), Daniel Pérez. “El Pniec actual está diseñado para tiempos de paz. Ahora es necesario elevar la ambición. Son importantes los dos o tres próximos años, acelerar la transición porque no podemos esperar a la hora de reducir la dependencia y la emergencia climática”, aseguró a elDiario.es
Las asociaciones del sector, empresas o agentes implicados en el sector energético podrán valorar cómo rediseñarían el Pniec en diferentes aspectos, denominados “dimensiones”: la de descarbonización, de eficiencia energética, seguridad energética, mercado interior de la energía; investigación, innovación y competitividad; y la relación entre las medidas del Pniec y el Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica, de reducción de emisiones contaminantes.