Cinco gráficos que ilustran el parón de las renovables en España con el Gobierno del PP

El Gobierno prevé subastar el próximo 26 de julio al menos 3.000 megavatios (MW) de energía renovable que, junto con la subasta celebrada en mayo, pondrá fin a un lustro de sequía casi total en la promoción de estas fuentes y, según el Ejecutivo, permitirá instalar más de 6.000 MW en los próximos dos años y medio para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones contaminantes y generación de energía con fuentes limpias que exige la UE.

Estas subastas, la última anunciada por el propio presidente del Gobierno, llegan tras el espectacular abaratamiento de las tecnologías (especialmente, fotovoltaica y en menor medida, eólica) en los últimos años, lo que va a permitir adjudicar esos MW sin ningún incentivo extra. Aunque hay quien cuestiona que toda la potencia se ponga en marcha. La patronal del sector APPA cree que la convocatoria de este mes es “una muestra más de la precipitación y falta de planificación” del Ejecutivo. Advierte de que puede provocar “una burbuja de instalaciones” y duda que todos los proyectos se construyan por la acumulación de nuevas plantas en tan poco tiempo.

El Gobierno pretende recuperar el terreno perdido en los últimos años. El parón queda perfectamente reflejado en el informe Las energías renovables en el sistema eléctrico español, cuya primera edición ha presentado esta semana Red Eléctrica y que plasma las consecuencias de la moratoria al sector que el Gobierno de Mariano Rajoy aplicó nada más aterrizar en el poder para intentar encauzar el multimillonario déficit de tarifa del sistema eléctrico. Una idea inspirada por las grandes eléctricas y por un informe publicado por FAES (la fundación de José María Aznar) unos meses antes.

España llegó a ser líder mundial en renovables gracias a la generosa política de incentivos de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Y, pese al parón del último lustro, se mantiene como quinto país por potencia eólica instalada (en 2011, era el cuarto) y es también quinto en potencia renovable per cápita, empatado con Finlandia y por detrás de Islandia, Estados Unidos, Suecia y Alemania. Estas fuentes representan en España actualmente el 45% de la potencia instalada.

En fotovoltaica, España llegó a ser líder mundial en 2008 tras una burbuja de plantas propiciada por las desorbitadas primas que entonces concedió el Gobierno de Zapatero. Un liderazgo que ha quedado muy atrás, como refleja este gráfico del Departamento de Energía estadounidense.

Con su cuota en la producción mundial de energía con renovables en retroceso (llegó a rozar el 2% en 2011 y el año pasado fue del 1,76%), España ha desaparecido del ranking de principales países por potencia renovable instalada (excluyendo la hidroeléctrica). En 2011 ocupaba el cuarto lugar, sólo por detrás de China, EEUU y Alemania. La única tecnología en la que se mantiene en cabeza es la termosolar, con 2.500 MW instalados (autorizados en época de Zapatero), la mitad de la que existe en todo el mundo.

En la última década, la potencia renovable a escala global se ha duplicado, al pasar de 990.968 MW en 2007 a los más de dos millones de 2016. El año pasado, según la Agencia IRENA, se instaló la cifra récord de 161 gigavatios (GW), un 9% más que un año antes.

La ausencia de proyectos en España en los últimos años ha tenido el consiguiente impacto en el empleo en el sector de las renovables, del que España también llegó a ser líder mundial en los años del boom. Desde entonces, ha caído a la mitad.

España era en 2015, según IRENA, el cuarto país europeo por empleos en el sector, por detrás de Alemania (333.700), Francia (162.100) y Reino Unido (111.000). En 2016, Gamesa se mantenía como el cuarto fabricante de aerogeneradores del mundo, con una cuota de mercado del 8%, por detrás de la danesa Vestas  (16%) y de General Electric (EEUU) y Goldwind (China), ambas con un 12% de cuota. Gamesa se ha fusionado recientemente con la alemana Siemens, que en 2016 era el sexto fabricante con el 6%. El séptimo (5%) es Nordex, que el año pasado se fusionó con la división eólica de la española Acciona.