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Las grandes de la agricultura son las empresas del sector de la alimentación que más han aprovechado la inflación

Daniel Yebra

15 de febrero de 2024 22:30 h

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Las grandes de la agricultura son las empresas del sector de la alimentación que más han exprimido la crisis de inflación. Mucho más que la industria o los supermercados. Las grandes sociedades productoras del campo, la ganadería, la silvicultura y la pesca y el comercio al por mayor de materias primas agrarias y animales vivos han trasladado el aumento de los costes (energía, fertilizantes...) desde mediados de 2021 a los precios de venta y los han seguido subiendo. Es decir, han expandiendo sus márgenes de beneficio. O lo que es lo mismo, sus negocios son más rentables y convierten un mayor porcentaje de sus ingresos en ganancias.

Concretamente, las empresas de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca –el primer eslabón de la cadena alimentaria, aunque sin incluir a los autónomos– han elevado su margen de beneficio o rentabilidad media desde el 9,5% del segundo trimestre de 2021 hasta el 12,8% al cierre de 2023. Por su parte, los grupos que comercian al por mayor con materias primas agrarias y animales vivos lo han hecho del 15,6% al 33,8%, en el mismo periodo.

Dicho de otra forma, los productores (grandes olivareros, vaquerías o atuneros) han pasado de convertir en ganancias 9,5 de cada 100 euros vendidos a 12,8 euros, como resultado del avance del negocio basado en explotaciones de mayor tamaño y más intensivas en tecnología y más digitalizadas, y de posiciones dominantes. Mientras, el comercio al por mayor (de aceituna, pescado, fruta, reses...) consigue 18,2 euros más de beneficios por cada 100 ingresados.

Estos son datos que recoge el Observatorio de Márgenes Empresariales, la estadística que crearon el Ministerio de Economía, el Banco de España y la Agencia Tributaria en esta crisis de inflación para contar con más información sobre el reparto del daño de las subidas de precios entre empresas y trabajadores, y para detectar qué sectores han aprovechado o están aprovechando para obtener más ganancias al trasladar el incremento de los costes a los precios de venta.

Esta información es muy relevante en plenas protestas del campo. El margen de beneficio o rentabilidad que permite calcular el Observatorio relaciona “el resultado bruto de explotación” (una forma de medir los beneficios) en porcentaje de las ventas. Eso sí, hay que tener en cuenta que la muestra de cifras que atañen a agricultura, ganadería, silvicultura y pesca “no incluye datos de autónomos, con elevada presencia en el sector”. La información que se obtiene es de empresas, los 'gigantes', que se evidencia que no comparten los problemas de las explotaciones pequeñas y medianas. Encima, cuanto más grandes, más subvenciones de la PAC (Política Agraria Común de la UE) les llegan y más ayudas anti crisis.

De hecho, el resto de eslabones de la cadena alimentaria, la industria y el comercio mayorista (como por ejemplo Makro) y el minorista (los supermercados y las tiendas) han defendido sus márgenes en la crisis de inflación, pero no los han mejorado, según se puede apreciar en el gráfico de esta información.

Los supermercados disparan sus beneficios

Mantener los márgenes en una crisis de inflación en la que ha resistido la demanda significa igualmente ganar más, porque las ventas han crecido por el efecto de las subidas de precios. Según el propio Observatorio de Márgenes, las ventas de toda la cadena alimentaria han aumentado un 31% desde 2019 y un 21% desde 2021, en promedio. Dada la mejora de los márgenes de ganancias, el resultado bruto de explotación (los beneficios) se ha disparado un 50% desde 2019 y un 33% desde 2021.

Más en detalle, el mismo cálculo solo para supermercados y tiendas apunta a un incremento del 40% de los beneficios desde 2019, gracias a la defensa de los márgenes. Para las empresas del agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, que los han expandido, el aumento del resultado bruto de explotación es del 71%. El comercio al por mayor de materias primas agrícolas y animales vivos, donde más ha mejorado la rentabilidad, el crecimiento de las ganancias brutas es del 224%.

Son los autónomos y las explotaciones más modestas las que sufren las dificultades que se reivindican en las tractoradas y en el resto de protestas del campo en España y en toda la UE. Por un lado, la falta de competitividad de los cereales, de la huerta, de los frutales y de la ganadería en comparación a los de Ucrania, Marruecos o Turquía, respectivamente. Por otro, las exigencias medioambientales y regulatorias de la PAC y del resto de requisitos comunitarios para garantizar la calidad y la reducción del impacto climático. Sin olvidar el shock de precios y costes por la salida de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, que las grandes han exprimido a su favor.

Precisamente, en esas medidas medioambientales, Bruselas ha comenzado a dar su brazo a torcer, cediendo en algunas de las peticiones de parte de los agricultores para poner freno a la agenda verde, la limitación en el uso de fitosanitarios y la exigencia a destinar un 4% de la superficie de los cultivos al barbecho, que ahora se retrasa un año.

Este jueves, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, intentó cumplir su parte y presentó un paquete de 18 medidas a las organizaciones agrarias (UPA, COAG y Asaja) para tratar de frenar las protestas. No es un acuerdo. Es un punto y seguido. Planas ha emplazado a las reuniones que están previstas para las próximas semanas, como el Consejo europeo de ministros de Agricultura del 26 de febrero, para continuar después los encuentros con el sector, aunque mientras tanto habrá otros de carácter técnico.

“Una multitud de pequeños agricultores convive con grandes empresas. Las grandes empresas, como en cualquier sector, tienen más músculo financiero para hacer frente al ciclo económico y todo tipo de contingencias. Esto, al parecer, es especialmente evidente en el caso del olivo. La demanda mundial de aceite de oliva está aumentando y esto favorece la aparición de grandes inversores en el sector”, señala la economista Antonia Díaz, de la UCM, en una publicación reciente en el blog especializado 'Nada es gratis'.

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