Casi uno de cada 10 dólares que ingresa el gigante de las hamburguesas McDonald's llega de los dos países en guerra, de Rusia o de Ucrania. La compañía estadounidense ha tenido que desglosar a los inversores qué parte de su negocio viene de estas dos naciones en conflicto y si este le puede afectar financieramente. Y no es la única. Otras multinacionales como AmRest, dueña en España de la cadena La Tagliatella, también asume que la invasión del territorio ucraniano le puede pasar factura, al igual que sucede con KFC o con la matriz de Burger King. Empresas que, a diferencia de compañías como Ikea, Apple, Volkswagen, H&M o la española Mango, mantienen su actividad y sus operaciones en territorio ruso.
Las enseñas del 'fast food' son percibidas como emblema del capitalismo occidental y no son ajenas a las medidas políticas por parte del Gobierno de Putin. En 2014, en pleno enfrentamiento con Ucrania en el Donbás y con otra oleada de sanciones internacionales, la Agencia de Protección al Consumidor ordenó el cierre de establecimientos de la cadena de hamburguesas en Moscú. Argumentó que el motivo era el incumplimiento de las reglas sanitarias.
Diplomacia capitalista
McDonald's, al igual que multinacionales como Coca-Cola o Pizza Hut, se convirtieron tras la caída de la Unión Soviética en un símbolo de la “diplomacia capitalista”, indica el profesor de la Yale School of Management, Jeffrey Sonnenfeld, en un artículo publicado en 'Financial Times'. Ahonda en que el Departamento de Estado de Estados Unidos alentó a las empresas de su país a abrir establecimientos en las urbes rusas. “Los politólogos solían argumentar que dos países con un McDonald's no pelearían entre sí”, asegura.
Ahora, el gigante del Big Mac tiene en Rusia una parte sustancial de su negocio y, por eso, ha tenido que desglosar su actividad tanto allí como en Ucrania a los inversores. Un desglose de información que trata de poner la venda antes de la herida, en caso de que su negocio local se desplome.
En concreto, indica al regulador de la bolsa estadounidense (la SEC) que en Rusia suma 847 establecimientos y en Ucrania otros 108 locales que, en su mayoría son propios, no franquicias, lo que aumentaría el impacto en caso de cierre. En concreto, es dueño del 84% de sus locales rusos y del 100% de los ucranianos. “Es, aproximadamente, el 9% de los ingresos, dado el alto número de restaurantes operados por la compañía”. Es decir, le aportarían unos 2.000 millones de ingresos anuales. Como comparación, en España, la multinacional supera los 500 establecimientos y la mayoría, el 90%, están en manos de franquiciados.
La exposición de los dueños de La Tagliatella
El caso de AmRest en Rusia es el que más conexión tiene con España porque la compañía de origen polaco tiene aquí la sede de su holding, que cotiza en la bolsa española. Por eso, ha tenido que presentar su resultados de 2021, en los que indica la importancia que tiene Rusia para su negocio y el golpe que puede suponer la guerra a su actividad.
AmRest suma casi 280 locales en Rusia, como franquicia de otros dos grupos internacionales: KFC (que pertenece a YUM! Restaurants) y Pizza Hut. Un negocio, que hasta la guerra y las sanciones había recuperado su crecimiento tras la pandemia.
En 2021, casi el 10% de sus ingresos llegaron de Rusia, más de 185 millones de euros; y más del 11% de su resultado de explotación, unos 41 millones. Sólo en el cuarto trimestre de 2021, el negocio en ese país crecía a un ritmo del 30%.
Pero la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, al presidente Vladimir Putin y su entorno pueden frenar esa evolución. “Después del cierre del ejercicio, se ha incrementado la incertidumbre derivada del conflicto entre Ucrania y Rusia, que puede ocasionar un efecto negativo en la economía como inestabilidad en las divisas, en los tipos de interés y tensiones de liquidez”, asegura en su informe anual, remitido a la CNMV antes de la escalada bélica.
“Podrían producirse interrupciones en la cadena de suministros y deterioro en la confianza de los consumidores. Todos estos sucesos y la incertidumbre asociada podrían tener un impacto significativo en las operaciones y la situación financiera del grupo, cuyo efecto es difícil de predecir”. Por ello, asume que “realiza un riguroso seguimiento de los acontecimientos con el fin de ajustar las decisiones estratégicas y operativas, con el objetivo de minimizar los riesgos empresariales”.
De momento, según indican fuentes conocedoras de la situación, todos los locales de AmRest en Rusia operan con normalidad, aunque se monitorice la evolución de los acontecimientos. Sin embargo, coincidencia o no con el conflicto, la compañía dejará este año de operar como franquiciado de Pizza Hut, ya que estaban manteniendo negociaciones para continuar o no con ese contrato. De esta forma, dejará de contar con los establecimientos de la cadena de pizzerías, según las citadas fuentes, aunque mantendrá los casi 220 de KFC.
Impacto por las sanciones internacionales
El propietario de estas enseñas, y también de Taco Bell y YUM! Restaurants, tiene en total más de 1.000 establecimientos en Rusia. Y, de nuevo, prevé que la guerra provoque un impacto en su negocio, dada “la inestabilidad regional y como resultado de una sanciones económicas más fuertes por parte de Estados Unidos y la comunidad internacional”, desglosa en la información de resultados enviada a la SEC.
Esa situación “puede afectar negativamente a todos nuestros conceptos de restaurantes tanto en Rusia como en Europa del Este”. Reconoce que las sanciones pueden restringir la capacidad de la compañía para contratar con determinados proveedores e intermediarios. También, a la capacidad de la multinacional de utilizar el sistema bancario y repatriar caja a su matriz.
Es un mensaje bastante similar al que ha indicado en su informe anual la dueña de Burger King, Restaurant Brands International, que tiene menos establecimientos en Rusia, cerca de medio millar. “El conflicto entre Rusia y Ucrania puede tener un efecto económico adverso e impactar en la demanda de quienes cenan fuera de casa y las sanciones pueden afectar a nuestros franquiciados, tanto en Rusia como en el Este de Europa”, indica en la misma dirección.
De momento, ninguna de estas multinacionales habla de cesar sus operaciones en Rusia, como sí han hecho, a día de hoy, otras compañías ligadas al consumo de masas, como Apple, Nike, Ikea o H&M, que van a suspender, de forma temporal, su actividad en ese mercado.