La guerra en Ucrania dinamita la expectativa de una moderación de los precios en primavera
La invasión rusa de Ucrania ya es un hecho y uno de sus primeros efectos ha sido una sacudida en los mercados energéticos, que están en primera línea de esta grave crisis por el papel clave de Rusia como gran suministrador mundial de petróleo y gas.
La cotización de esas dos materias primas registraba fuertes subidas este jueves, como primera reacción a los ataques de las tropas rusas en suelo ucraniano, dibujando un panorama de máxima incertidumbre que, trasladado al caso español, amenaza con dinamitar la expectativa de una moderación de la inflación a partir de la primavera.
Este jueves, las mayores subidas en los mercados de materias primas energéticas se producían en la cotización del gas natural. La referencia holandesa (el TTF) llegaba a dispararse más de un 60% durante la sesión, hasta los 144 euros por megavatio hora (MWh), un nivel inédito desde finales de diciembre, cuando llegó a alcanzar los 187 euros.
La subida de los últimos días, y en especial tras el reconocimiento por parte de Rusia de las regiones independentistas del este de Ucrania y el bloqueo indefinido del permiso al gasoducto ruso Nord Stream 2, ha sido estratosférica. Hace una semana, el TTF cotizaba en 75 euros/MWh.
Rusia, una de las principales responsables de la espectacular subida del gas del último año (hace doce meses, cotizaba en poco más de 17 euros), ha consumado la invasión de Ucrania en un momento en el que, ya en la recta final del invierno, las reservas de gas en Europa están en un nivel históricamente bajo, de poco más del 30%.
En el caso de España, el nivel de existencias de sus almacenes de gas alcanza el 58%. El país tiene la ventaja de contar con la mayor red de regasificadoras de Europa. Estas plantas permiten traer el combustible por barco en forma de gas natural licuado (GNL), aunque a mayor precio que por tubería.
Según Enagás, gestor técnico del sistema gasista español, el país tiene garantizado el suministro de gas natural de los próximos meses, con la llegada programada de un total de 56 barcos de GNL entre febrero y marzo.
El operador continúa implementando todas las medidas preventivas posibles para contribuir a la garantía del suministro energético, con el lanzamiento este jueves de otros cuatro 'slots' (derechos de descarga de GNL) extraordinarios.
El problema no es tanto de garantía del suministro como del inevitable impacto de esta situación en los precios, como apuntaba este jueves la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. Junto a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, la ministra para la Transición Ecológica ha solicitado a la Comisión Europea “nuevas y poderosas” herramientas para hacer frente a los “extraordinariamente altos” precios de la electricidad ante un escenario que se prolongará “más tiempo de lo esperado hace unos meses”.
Contagio a la luz
Este jueves, la estratosférica subida del gas ya contagiaba en parte al mercado mayorista eléctrico, que está condicionado por los precios de esa materia prima por el diseño del mercado marginalista que España lleva meses intentando cambiar en la UE. Para este viernes, el pool se va a situar de media en 240 euros/MWh, el segundo valor más alto en lo que va de año. Pero la senda alcista va a continuar a la vista de los precios del gas.
La otra materia prima energética por excelencia, el petróleo, también registraba subidas este jueves, aunque en menor medida. El crudo Brent (de referencia para Europa) superaba por primera vez desde 2014 la barrera de los 100 dólares y llegaba a dispararse más de un 8%. Estas subidas también se trasladarán a los precios de los carburantes, que ya están en máximos históricos desde hace semanas.
Los precios energéticos todavía no reflejan el efecto de las sanciones que la UE prepara sobre Rusia, que “sin duda alguna” van a tener impacto, “especialmente en los mercados energéticos”, advirtió este jueves en una declaración institucional Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno prometió adoptar “cuantas medidas sean precisas para mitigar el impacto económico, también el energético”, de esta crisis.
Como señala Antoni Espasa, profesor emérito del Departamento de Estadística de la Universidad Carlos III, el escenario que se abre ahora para realizar predicciones sobre la evolución de los precios es “radicalmente incierto”, en función de si el conflicto alcanza mayor dimensión.
Pero la conclusión predominante es que la palabra que más titulares económicos ha copado en los últimos meses, la inflación, va a seguir dando que hablar. Esto puede elevar aún más la presión sobre los salarios y sobre la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que el organismo va a evaluar “con cuidado”, según indicó este jueves Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del organismo.
“En principio esa desaceleración que esperábamos a partir de la primavera ya no se produciría”, resume Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, que cree que “incluso en hipótesis muy conservadoras”, y dependiendo de la envergadura del conflicto y de su extensión en el tiempo, el IPC puede irse este 2022 a una media anual del 5,6%, un punto por encima del 4,6% que preveían hasta ahora.
Funcas estima incluso que “en caso de un riesgo incrementado en que los precios actualmente observados se perpetuaran, el IPC se incrementaría hasta el 6,5%, casi dos puntos más que en la previsión pre-conflicto”.
“Claramente el IPC es lo que más se va a resentir, aparte del clima de incertidumbre, que nunca es bueno”, indica Torres. Antes del estallido de la guerra en Ucrania, la previsión de Funcas era que el IPC se situase en febrero, en tasa interanual, en el 7,1%, como consecuencia de los muy bajos precios de la electricidad registrados en febrero de 2021. Y a falta de unos pocos días para que acabe el mes, “seguramente se vaya una o dos décimas más”, hasta el 7,3%.
Pero febrero es lo de menos. “Lo que más cambia de todo esto es que el escenario hasta ahora era de presiones fuertes durante todo el invierno y que a partir de la primavera poco a poco fuera amainando”. Pero esa expectativa “se volatiliza por el conflicto”, resume Torres. Los futuros del gas ya solo apuntan a una cierta normalización de los precios para 2025.
Barril a 60 dólares
Esta escalada de precios de las materias primas en plena recuperación, que pone una vez más sobre la mesa las costuras de la elevada dependencia energética de España, también puede echar por tierra las previsiones económicas del Gobierno. El Ejecutivo elaboró los Presupuestos Generales del Estado de 2022 bajo la premisa de que la cotización del barril de Brent se situaría en 60 dólares a lo largo de este ejercicio.
Funcas recuerda que una inflación más elevada erosionaría la capacidad de compra de los hogares y por tanto restaría fuelle a la recuperación del consumo privado, con una incidencia muy importante en el crecimiento. También afectaría a las exportaciones hacia países como Alemania, aún más expuestos que el nuestro a los recortes de suministro de gas ruso.
“Todo ello sin contar el previsible deterioro de la confianza, factor clave de la inversión empresarial, o el impacto sobre los tipos de interés y las primas de riesgo”. Por ello, “de mantenerse las actuales tensiones”, Funcas estima que la economía española crecería a una tasa “significativamente inferior” al 5,6% anticipado hasta ahora. En cualquier caso, muy lejos del 7% de la última previsión del Gobierno.
Las consecuencias indirectas de este conflicto han encendido las alarmas en el mundo empresarial. El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, aseguraba este jueves que la invasión influye desde el punto de vista económico “porque ya había una tensión desde el plano energético y esto puede complicar más las cosas”.
Como apuntaba el presidente de la química Ercros, Antonio Zabalza, la crisis de Ucrania “cambia previsiones” realizadas para 2022 y ya está provocando consecuencias económicas en el mercado del gas, el de los derechos de emisión de dióxido de carbono o en la bolsa.
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