La conflictividad laboral en los medios de transporte trae de cabeza a Fomento este verano. A los servicios a bordo de Renfe o la huelga de los trabajadores de Eulen en el Prat, ahora se suma el conflicto de los trabajadores de los aeropuertos.
Los sindicatos piden a Aena mejoras salariales y que aumente la plantilla. Los representantes de estos trabajadores quieren que los beneficios que está obteniendo la empresa reviertan en ellos, por lo que piden una “paga única ligada a beneficios”. Las últimas cuentas de Aena muestran que el beneficio creció casi un 40% al ganar 1.164 millones de euros en 2016. Si no consiguen sus reinvindicaciones, amenazan con convocar una huelga de 25 días a partir del próximo 15 de septiembre.
En este conflicto laboral, Aena introdujo este lunes a un nuevo jugador: el Ministerio de Hacienda. En la reunión que mantuvieron Aena, Enaire y los representantes de los sindicatos, la empresa echó balones fuera al asegurar que quien tiene que aprobar una subida de salario y plantilla es Hacienda. La empresa aseguró en un comunicado que “tanto Aena, como empresa mayoritariamente pública (51%), como Enaire, están sometidas a la autorización del Ministerio de Hacienda y Función Pública en estas materias y se encuentra a la espera de respuesta para poder seguir avanzando en el proceso negociador”.
Pero, ¿por qué tiene que ser Montoro el que desbloquée esta situación?
¿Qué es Aena y en qué se diferencia de Enaire?
Aena es una sociedad mercantil estatal que está participada en un 51% por Enaire, entidad que depende del Ministerio de Fomento. El otro 49% de Aena está en manos privadas después de su salida a bolsa en 2015. Entre sus máximos accionistas privados está el fondo TCI y otros grandes fondos como Blackrock o la gestora de Deutsche Bank. Las funciones de Aena son la gestión de los aeropuertos mientras que Enaire se dedica al control aéreo.
Hasta 2011 las dos funciones se concentraban en manos de Aena que en ese año se parte en dos: Aena Entidad Pública y Aena Aeropuertos S.A.. Así se va preparando el terreno para la privatización parcial de Aena. En 2014, se cambia el nombre de Aena Entidad Pública por Enaire y Aena Aeropuertos se queda con Aena. Tras un intento en falso de salida a bolsa en 2014 (cuando un fallo formal no permitió su debut en el parqué), Aena comenzó a cotizar en febrero de 2015. Desde entonces hasta ahora, el valor de la acción ha crecido un 181% desde los 58 euros cuando saltó al parqué hasta los 163 euros actuales.
¿Qué tiene que ver el Ministerio con el conflicto?
En 2011, la empresa contaba con 11.440 trabajadores y tenía un tráfico de 187 millones de pasajeros. En 2016, con un tráfico de 230 millones, Aena tiene 7.297 trabajadores. Es un descenso significativo de empleados tras el ERE pactado a finales de 2012 con los sindicatos, un recorte de empleo en medio de unos malos resultados de la empresa cuando en 2012 Aena casi triplicó sus pérdidas al perder casi 69 millones de euros.
Ahora que el tráfico de pasajeros aumenta y vuelven los beneficios, Aena ha asegurado que coincide con los trabajadores en que debe aumentar plantilla y que ve “la conveniencia de aplicar incrementos salariales acordes con los buenos resultados”.
Sin embargo, Aena echa balones fuera y dice que es el Ministerio de Hacienda el que debe dar el visto bueno para la convocatoria de plazas. En un comunicado tras la reunión con los representantes de los trabajadores aseguran que “ya han solicitado, una vez publicada la Ley de Presupuestos Generales del Estado (LPGE), ante el Ministerio Hacienda y Función Pública, las peticiones de incremento de plantilla y de salarios”.
¿Qué posible solución hay?
Raúl Gómez, portavoz de UGT en el grupo Aena, señala que han sufrido un fuerte descenso en el número de trabajadores y explica que la solución podría pasar por un mecanismo similar al que se usó con los inspectores de Hacienda. Los inspectores lanzaron en junio de este año una llamada de socorro al asegurar que se encontraban al “límite” por la falta de personal. El Gobierno lanzó en julio una oferta extraordinaria de empleo de 4.000 plazas, donde 2.100 iban destinados a la lucha contra el fraude en la Agencia Tributaria.
¿Quiénes son los trabajadores de Aena?
Los trabajadores de Aena y Enaire son empleados públicos. Los puestos que cubren son los que realizan tareas relacionadas con la gestión de los aeropuertos de la red. Desde atención al usuario (aunque no son los chaquetas verdes) pasando por operarios de plataforma, mantenimiento o quienes realizan tareas relacionadas con la navegación aérea como técnicos que controlan radares. No están dentro de este colectivo los controladores aéreos.
¿En las empresas de la Sepi podría pasar lo mismo?
En el caso de las empresas que se agrupan bajo el paraguas de la Sepi, sus trabajadores también se consideran personal laboral. En este sentido, en el título III de la ley de Presupuestos Generales del Estado de 2017 se determina cómo tienen que actuar las sociedades mercantiles públicas que dependen en más del 50% del Estado. En este título se fija que la subida máxima de las retribuciones del personal al servicio del sector público no podrán experimentar un incremento global superior al 1%.
Esta relación llevó también a que se les recortara el sueldo en el famoso tijeretazo de Zapatero de mayo de 2010. Por lo que el margen de maniobra para las empresas de la Sepi estaría limitada por esto. Esto no afecta a Bankia porque, aunque está controlada por el FROB, el brazo financiero del Estado, no es una sociedad mercantil pública. Tampoco afecta al banco malo o a Indra, ya que aunque el principal accionista a título individual es el Estado, no lo es de forma mayoritaria.
¿Son los mismos que los de la huelga de El Prat?
No, los trabajadores que han realizado la huelga en El Prat son trabajadores de la empresa Eulen contratados por Aena. No son personal laboral sino que son trabajadores de Eulen. Aena realiza una licitación pública y Eulen es la empresa que ganó el concurso.